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poligamia

Una terapeuta, una psicóloga y una trabajadora sexual nos hablan de infidelidad

Para equilibrar las cosas, también hablamos con una filósofa y varias personas poliamorosas.
Chris Bethell​​

¿Qué tienen en común la lechuza, el topillo de la pradera, el caballito de mar barrigudo y el ser humano? Pues que todos ellos, según los documentales de naturaleza que dan por la tele, se emparejan de por vida.

Bueno, a decir verdad, de ese grupo, solo los tres primeros mantienen a la misma pareja hasta el fin de sus días. Aunque los humanos nos esforcemos mucho por ser monógamos, tenemos que reconocer que no se nos da demasiado bien.

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No es fácil encontrar estadísticas fiables sobre este tema. ¿Adivináis por qué? Correcto: porque la infidelidad implica mentir, y es habitual que la gente mienta cuando en una encuesta les preguntan si son fieles a sus parejas. Los resultados de un estudio sugieren que un 70 por ciento de los españoles ha sido infiel a su pareja; la cifra contrasta con la de EE. UU., donde entre el 30 y el 60 por ciento de los estadounidenses casados han engañado a sus cónyuges, y con el Reino Unido, donde, según los datos, el 45 por ciento de los hombres y el 35 de las mujeres han sido infieles.

Pero ¿y si la razón por la que cuesta tanto encontrar datos fiables sobre la fidelidad es que nadie sabe exactamente qué significa ser fiel? Porque lo que una pareja considera un engaño puede ser un comportamiento perfectamente normal para otra. ¿Ser infiel implica necesariamente que haya penetración? ¿Qué hay del tipo que se instala Tinder pero nunca llega a citarse con nadie? ¿Y de la chica que coquetea fuera del matrimonio pero a la que ni siquiera se le pasa por la cabeza llevar la cosa más allá? ¿Qué pasa con esa persona que tiene una relación abierta y se enamora de otra ajena a la relación?

Hablamos con varias personas que tratan este tipo de asuntos tanto profesional como personalmente para intentar averiguar qué significa exactamente ser infiel.

Tanseem, abogada especializada en temas de familia

Jurídicamente, el adulterio implica "contacto sexual". Por tanto, se podría solicitar un divorcio alegando que tu cónyuge ha mantenido relaciones físicas con otra persona. Pero claro, esa definición cambia de una pareja a otra, varía según su forma de entender el compromiso que han adquirido y el concepto de traición. Un juez nunca va a cuestionar lo que otra persona crea que ha superado su límite.

Cabe señalar que hoy día no se entra a valorar ni poner en tela de juicio las causas por las que un matrimonio no ha funcionado. Antiguamente había todo un debate moral al respecto, y el adulterio ocupaba una parte considerable del mismo. Esta visión cambió hacia principios del siglo XX. Ahora casi todos nos enzarzamos en litigios por la custodia de los niños o la separación de bienes.

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"Hubo un caso concreto de una mujer que pedía el divorcio; luego su marido la acusó de adulterio diciendo como único alegato que tenía la vagina demasiado laxa".

Pero nuestros clientes no siempre entienden eso. Hay veces en las que quieren que sus abogados ejerzan como terapeutas e insisten en contarte hasta el mas escabroso detalle sobre su matrimonio fallido, pese a que ya les has dicho que tu trabajo no consiste en eso.

Hubo un caso concreto de una mujer que pedía el divorcio; luego su marido la acusó de adulterio diciendo como único alegato que tenía la vagina demasiado laxa. Lo que pasó realmente fue que, al dar a luz, la mujer sufrió un desgarro perineal. La jueza y yo tuvimos que meterle en la cabeza que por norma no entramos en esos asuntos: si dos personas están de acuerdo en que se ha acabado, se ha acabado.

Emma, trabajadora sexual

En cierto modo, es sencillo: ser infiel es practicar alguna forma de sexo con alguien que no sea tu pareja y sin que esta lo sepa.

Yo diría que la mitad de mis clientes tienen pareja, y la otra mitad, están solteros. A veces es obvio porque llevan el anillo de casado o sienten que deben justificarse por lo que hacen, diciendo cosas como, "llevo treinta años casado y a mi mujer ya no le apetece hacer nada".

A veces el problema es que sus mujeres no entienden o comparten las fantasías o fetiches de mis clientes. En parte los comprendo. Si mi pareja quisiera hacer cosas que a mí no me gustan, le diría que pagara a alguien para hacerlo; es más, incluso le recomendaría alguien.

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Pero no siempre se trata de sexo. Muchos hombres solo buscan un poco de intimidad y estar con una mujer; calor y compañía, vamos. También puedo entenderlos, en ese aspecto.

Otras veces, en cambio, cuando oigo hablar a según que tíos, pienso, "eres un poco mierdas y me sabe mal por tu mujer". Son de esos tíos casados que solo quieren sexo con muchas mujeres y no tienen valor para proponer a sus esposas una relación abierta.

Yo soy bastante idealista. Me gusta pensar que en una relación es posible hablar abiertamente de las necesidades sexuales de cada uno y de los problemas que puedan surgir. No me imagino estando con alguien con quien no pudiera hablar de todo esto.

Luego está la otra parte: las trabajadoras sexuales. Conozco a muchas que tienen pareja, pero se trata de trabajo. No se puede considerar una infidelidad. No se acuestan con nadie aparte de sus clientes. Pese a ello, muchas trabajadoras sexuales prefieren estar solteras mientras ejercen este trabajo. Es complicado, la verdad: ¿conoces a alguien y le explicas a qué te dedicas? ¿En qué momento se lo dices? Pero bueno, cada caso es distinto.

"El cibersexo también estaría incluido. Hay gente que opina que ahí hay una laguna, pero yo no lo veo así. Si va en detrimento de la relación, es infidelidad".

Dra. Elinor Mason, filósofa moral de la universidad de Edimburgo

Obviamente, una filósofa empezaría intentando definir el término "infidelidad", puesto que cada pareja tendrá sus propios acuerdos. Estaría bien que pudiéramos llegar a una definición coherente de la infidelidad en sus distintos aspectos. Quizá algo así como: cualquier actividad o relación que vaya en detrimento de la relación principal. Ahí ni se menciona el contacto sexual. Determinadas amistades muy intensas podrían también considerarse infidelidades, ya que estás cediendo a alguien una parcela de ti mismo que habías prometido ceder solo a tu pareja.

El cibersexo también estaría incluido. Hay gente que opina que ahí hay una laguna, pero yo no lo veo así. Si va en detrimento de la relación, es infidelidad.

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Un componente importante para determinar qué se considera adulterio es el grado de consentimiento de cada miembro de la pareja. Aquí, obviamente, entra en juego la buena fe. Hay cosas que tienen que ser explícitas, pero es también necesario que haya cierto grado de entendimiento mutuo.

Por otro lado, tenemos la moralidad de las infidelidades, la pregunta consecuencialista: "¿y si ser infiel tuviera consecuencias positivas?". Se puede estar equivocado de muchas maneras. Por lo general, no hay que hacer daño a nadie, pero cuidar de uno mismo es también un bien moral. Así pues, ¿deberíamos reprimir nuestros deseos sistemáticamente? Podría producirse un conflicto de bienes morales. Es un tema complicado desde el punto de vista filosófico.

"Una vez un compañero me dijo, 'no hay infidelidad si no mojas el churro'. Otras veces, alguien puede pensar que no cuenta cuando estás fuera del país o estás borracho, y su pareja dice: '¿estás de broma?'".

Catriona May, terapeuta especializada en relaciones de pareja

Cuando la gente habla de infidelidad, significa que se ha producido una transgresión, que se ha incumplido un acuerdo entre los dos miembros de la pareja. Por mi experiencia, la mayoría de los casos implican un encuentro sexual, aunque a veces hay personas que me expresan su preocupación por una amistad muy íntima de su pareja. Puede ser igual de destructivo.

Es una cuestión de expectativas de comunicación. Con frecuencia hago la misma pregunta a las parejas: "¿qué es la monogamia para vosotros?". Y las respuestas, por lo general, son muy distintas.

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Una vez un compañero me dijo, "no hay infidelidad si no mojas el churro", pero su pareja no opinaba lo mismo y temía que se enzarzara en una relación de amistad íntima que los distanciara como pareja. Otras veces, alguien puede pensar que no cuenta cuando estás fuera del país o estás borracho, y su pareja dice: "¿estás de broma?".

Los celos son un sentimiento muy poderoso, y cualquier acto percibido como íntimo fuera de la pareja puede ser igual de devastador que una infidelidad física. Por lo general uno de los dos miembros de la pareja arrastra un problema de confianza de relaciones anteriores y es cuando empiezan las sospechas.

Brooke y Adam, expareja que mantenía una relación abierta

Ella: Rompimos hace un mes después de seis años juntos. A los tres años de relación, nos plantemos la posibilidad de tener una relación abierta; tardamos otros dos años en ser capaces de determinar qué era infidelidad y qué no.

Para mí la clave estaba en no involucrar demasiado nuestras relaciones con otras personas en nuestra vida diaria, no generar situaciones violentas con los amigos y confiar en que tu pareja no permitirá que eso interfiera en vuestra relación. Seguramente habríamos roto antes si no hubiéramos explorado ese terreno… aunque si te digo la verdad, tampoco hicimos mucho.

Además, tampoco es necesario que la relación abierta dure para siempre. Si uno confiesa que no soporta la situación, el otro tiene que ser capaz de dejarlo y centrarse en la pareja. Ahí es donde nosotros fallamos. Uno dijo que no quería más y la otra no fue capaz de parar… Básicamente, él me perdió por tonto [Risas]".

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Él: Para mí no había infidelidad si no afectaba negativamente a la dinámica de la pareja. Acordamos que si hacíamos algo, tenía que ser con alguien a quien el otro no conociera. Milan Kundera dice que para evitar que la lujuria se convierta en amor, tienes que verte con alguien dos o tres veces muy seguidas y luego no verlo nunca más, o como mucho una vez cada tres semanas o así.

También está el elemento de romper las expectativas. Si te casas y dices delante de amigos y familiares que vas a ser fiel y luego no cumples, la gente se cabrea. En cambio, si desde el principio estableces ciertas libertades, nadie se siente engañado. Nosotros intentamos crear expectativas que nos prepararan para cuando ocurrieran este tipo de cosas.

Creo que la monogamia acaba destruyendo una relación en la misma medida que la infidelidad. Por eso creo que una relación abierta con los términos bien definidos puede ser muy positiva.

Leah, exentusiasta de las relaciones abiertas

Para mi una infidelidad es una vulneración de la confianza, el elemento más importante de una relación. Puedes estar en una relación abierta y tener tantas parejas como quieras, pero en el momento que les mientes es cuando se produce la infidelidad, para mí.

En mi experiencia, un aspecto muy importante de las relaciones abiertas es la voluntad de mitigar el daño y el dolor psicológico. Yo he estado en relaciones abiertas, pero cuando conocí a mi actual pareja, supongo que de repente me di cuenta de que no quería compartirlo. No es que sea dueña de esa persona, sino que simplemente has encontrado a la pareja adecuada y piensas, "vale, ahora todo tiene sentido".

@jsrafaelism

Traducción por Mario Abad.