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La cosa es que son compañeros de universidad, de trabajo o de cualquier otra cosa y lo que tenían que ser unas vacaciones en grupo se han convertido en una especie de viaje en pareja. Digamos que, por culpa de varios familiares muertos, gente sin dinero y cierto miedo generalizado a volar hacia países amenazados por grupos terroristas, la cosa no terminó de cuajar del todo y finalmente sólo pueden viajar ustedes dos. La otra persona —tu acompañante, tu ser querido— no estaba muy convencido pero después de mucho valorarlo —le diste mucha pena cuando dijiste eso de "hagamos el viaje, por favor, si quieres yo te pago todas las comidas"— decidieron seguir con la idea del viaje.La otra persona solamente considera que son amigos, compañeros, personas que habitan en el mismo espacio y tiempo
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En fin, están los dos solos, ella y tú; tú y él. Pero no te confundas, se trata de un "viaje de amigos", no hay nada más, no es una invitación a pensar que existe la posibilidad de que suceda algo, no, esto está todo en tu cabeza. La otra persona solamente considera que son amigos, compañeros, personas que habitan en el mismo espacio y tiempo.
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Mientras terminas de hacer la maleta piensas "chingón, de putííííííísima madre" y es que en este preciso momento eres inocentemente feliz. La idea de pasar unos días con la persona que amas es mejor que vivir, aunque sea un sentimiento unidireccional. Preparas la mochila con una ilusión verdadera, con la misma ilusión que un niño cree que existe Santa Claus.En el fondo crees que "algo" puede pasar. Crees que la magia de las vacaciones —ese período en el que se suspende el tiempo y en el que se entra en una dimensión paralela que funciona con independencia de los sucesos contemporáneos reales— podrá hacer que esa otra persona se deje llevar por la corriente de felicidad del momento y llegue a sentir algo por ti.Ya proyectas un beso bajo el mar, un faje en un hostal o una boda improvisada en una ermita románica. Ya puedes tocar esos momentos con la palma de tu mano; en un brote de valentía e ilusión lanzas una cajita de condones dentro de la maleta, como sin importancia, como si esto no fuera ahora mismo el motor de tu vida.Durante el día la cosa será un rompecabezas de silencios incómodos, humillaciones
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El avión llega con facilidad a su destino, ya están atrapados. Ahora tienes la suerte de que esa pobre persona no tiene otra que aguantarse y estar contigo 24 horas al día. Esto no son vacaciones, es una celda de aislamiento.
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Porque la idea es que NUNCA revelarás tus sentimientos. Ves tan claro que es un juego en el que te coronarás como perdedor que no harás nada. Pese a que ha habido momentos de intimidad y camaradería —han compartido una langosta sentados en el muelle de un bello pueblo de la costa del sur de Italia mientras te contaba, patéticamente, que realmente siempre había querido dedicarse al teatro (en ese momento sentiste una enorme pena pero también pensaste que quizás estabas enamorado de alguien lamentable)— en ningún momento te has atrevido a decirle nada. Eres un ser inhumano capaz de ocultar sus sentimientos como una roca.A partir de ahora todo se habrá acabado. Este viaje era tu última oportunidad. Ahora solamente tendrás que dedicar los siguientes meses de tu vida a olvidarla y esperar a cometer exactamente el mismo error el verano siguiente, y así sucesivamente hasta que ya no quede nadie en el mundo a quién amar.Ahora solamente tendrás que dedicar los siguientes meses de tu vida a olvidarla y esperar a cometer exactamente el mismo error el verano siguiente