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La pesadilla inmobiliaria

La pesadilla inmobiliaria del mes: Un piso con sillones de cemento por 500 € al mes

No se aceptan mascotas y necesitas un contrato indefinido para vivir dentro de estos 25 metros cuadrados horrendos.
minecraft pesadilla VICE
Todas las imágenes vía Idealista

'La pesadilla inmobiliaria del mes' es una sección en la que denunciamos los abusos más flagrantes y los pisos más sorprendentes del mercado inmobiliario en España. Si te has topado con algún palacio similar, escríbenos a esredaccion@vice.com.

¿Qué es?: Es como una sauna, o un vestuario o incluso una especie de fumadero de opio al que llaman “estudio”. Son 25 m 2, sin ninguna habitación y un baño mediocre.
¿Dónde está?: El asunto este se encuentra en Sant Andreu, un barrio de Barcelona. Se comenta que la gente de ahí está muy orgullosa del lugar, que es “como un pueblo”, que es una forma de decir que está tremendamente lejos del centro y de la diversión en general. Está en el límite nordeste de la ciudad, delimitado por el río Besòs y la avenida Meridiana.
¿Qué se puede hacer por ahí?: Por lo general uno puede vivir en Sant Andreu pagando un alquiler más o menos decente, además, ahí está la Fabra i Coats, un antigua fábrica textil reconvertida en centro de creación y yo qué sé qué más. Ahí se hacen muchos festivales de fanzines, de música y de lo que sea. En serio, está bien.
¿Cuánto cuesta?: Son 500 euros al mes, te piden dos meses de fianza y un contrato de trabajo indefinido. Además no puedes tener mascotas, en fin, algo IMPOSIBLE.

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piso pequeno en sant andreu barcelona

Te acabas de divorciar y, qué diablos, necesitabas encontrar algo rápido, sin liarte demasiado, un lugar en el que dormir y dejar tu ropa y tus botas de cowboy que tanto odiaba Carlota. Nunca llegó a entender esta afición tuya, “esa fue la primera señal”, piensas.

Te dices a ti mismo que este piso es algo temporal, que de hecho te la suda que esté en Sant Andreu, lejos de tu querido barrio de Gràcia, pero es lo que ahora mismo te puedes permitir. También te la suda que no tenga ninguna habitación, que el colchón esté tirado en medio del salón y que la estructura de este sea la cosa con menos sentido que hayas visto en años, incluso con menos sentido que tu precipitado matrimonio. ¡Casarte con 22 años! Vaya locura. Pero en fin, serán solo tres o cuatro meses, nada más. Luego todo se arreglará y podrás largarte a vivir a un piso que no sea un trastero, te dices a ti mismo.

piso pequeno en sant andreu barcelona

Bien, te das una vuelta por la casa, tu nuevo hogar, con las maletas en la mano y no sabes dónde depositarlas. El primer problema es que no hay mucho espacio y no sabes exactamente dónde coño meter tu ropa y tus queridas botas. No puedes meter tus F. J. Sendra de cola de caimán y de color coñac en cualquier sitio. Das vueltas y nada.

En el anuncio ponía que había un armario empotrado pero lo único que ves es una estantería instalada dentro de una de las paredes, un agujero en una pared que tiene el tamaño de una tele y los armarios de la cocina, ni rastro de ese anhelado armario para guardar tus preciosas y queridas botas hechas a mano y fabricadas con suela de cuero y cosido Goodyear para una gran duración. Puede que tú te merezcas este piso de mierda pero no tus botas, no tus botas. Pero no pasa nada, serán solo unos meses, medio año como mucho.

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MIRA:


Está claro que no piensas guardarlas en esas estanterías para que se llenen de polvo, y, evidentemente, tampoco las guardarás en la despensa de la cocina. Tendrás que alquilar uno de esos trasteros que anuncian en el metro para poder almacenarlas, pero cada vez que quieras lucirlas tendrás que pegarte un buen viaje. Ese placer de calzarte tus queridas botas vaqueras en casa habrá desaparecido, ahora lo tendrás que hacer en tu Seat Ibiza, en medio de un polígono. En fin, cero romanticismo, como todas las noches después del matrimonio.

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Te sientas derrotado en la mesa del comedor, que bien podría ser también la mesa de la cocina, y descubres el error que has cometido. Estos malditos bancos están fríos como la mirada de Carlota el día del juicio. Son bloques de cemento cubiertos de baldosas, son como el puto mundo de Minecraft. Ahí sentado no puedes ni colocar la piernas un poco hacia atrás, pues chocan contra un muro duro. Uno no se puede mover y tampoco puede mover la silla donde está sentado, esto es lo opuesto a la comodidad. Ambos bancos para sentarse a comer son iguales, así que no vas a poder comer bien en los, no sé, ¿ocho meses que seguramente te vas a pasar aquí?

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Luego está la zona esta como de chill. La segunda zona del salón. Ahí hay como tu cama tirada en medio, muy mal colocada y unos “sofás” extra que parecen la sala de espera de un puticlub de Bujaraloz. Han colocado un colchón encima de (otra vez) unos bloques de cemento con baldosas que no invitan demasiado a tumbarse en ellos. Va a ser literalmente duro vivir aquí, colega. Pero tranquilo, solo un año, solo un maldito año como máximo.

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Luego la cocina. Es tan pequeña que sería muy fácil manchar tus botas, esas que te costaron más de 800 euros y que necesitaron hasta 250 pasos para su fabricación, donde el 92 por ciento de su elaboración se hizo de modo totalmente artesanal. Está claro que este piso es el perfecto enemigo para tus botas, igual que tu ex.

Dos planchas eléctricas muy pequeñas, una nevera muy pequeña en la que solo meterás cervezas para evitar estar consciente dentro de esta cárcel, y unos armarios donde meter unos pocos platos, vasos, cubiertos y latas de “Lentejas a la jardinera” del Mercadona. Un par de años como mucho. Solo estarás dos o tres años en este sitio de mierda porque es lo único que vas a poder permitirte los próximos 10 años de tu vida, totalmente alejado de tus queridas botas de vaquero y de tu pasado.

Aunque ahora que lo piensas bien, quizás hubiera sido mejor tirar las botas de caimán a la basura y aguantar en esa casa unos años más. Cualquier cosa menos pasarte el resto de tu vida en este tugurio. Sabes que el mercado del alquiler está fatal y que todo apesta y que si los putos especuladores y el IBEX 35, pero también sabes que has cometido ciertas, digamos, malas decisiones. Sí, estos últimos años solo has cometido malas decisiones. Y esto es lo que te mereces.

Sigue al autor en @rodellaroficial.

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