En fotos: el skate ayuda a superar el recuerdo del terremoto en Nepal
Un modesto skatepark en Pokhara se ha convertido en el centro neurálgico de la nueva vida de los jóvenes nepalíes tras el catastrófico terremoto que sufrió la región en 2015.
Sigue a VICE Sports en Facebook para descubrir qué hay más allá del juego:El skate es un lenguaje universal. Un simple trozo de madera pegado a cuatro ruedas puede atravesar todo tipo de barreras sociales y culturales.Crecí cerca de Plumstead y Woolwich, en el sureste de Londres, que alberga una de las mayores comunidades nepalíes del Reino Unido. Uno de mis mejores amigos, el ilustrador Gaurab Thakali, forma parte de esa comunidad. Él nació en Nepal y vivió allí la primera década de su vida. Le conocí haciendo skate y hemos mantenido la amistad desde entonces.
En 2015 decidimos viajar juntos a Nepal para hacer algún trabajo inspirado en el skate que además reflejara la vida cotidiana y las tareas de reconstrucción tras el catastrófico terremoto que ocurrió en el país.Tan solo existe un skatepark en Nepal, situado en Pokhara. Es un rincón pequeño pero rebosante de actividad. Para mí, el skate fue una herramienta de comunicación, un terreno común que me permitió sumergirme dentro de la comunidad y conocerla desde dentro.El parque de Pokhara fue construido y financiado por completo gracias a un hombre llamado Ram. El tipo puso toda su voluntad en la iniciativa ya que cree de corazón que el skate es una disciplina positiva para los chicos de Nepal. Ram lleva años intentando convencer sin éxito al gobierno para que construya un skateparkAllí vimos de todo, desde jóvenes con talento hasta niños que apenas empezaban a andar. Algunos no tenían ningún miedo y se tiraban por las rampas sin zapatos. El entusiasmo que mostraban me recordó a cuando yo empecé con 10 años.La huella del terremoto era evidente en cada esquina, no tanto por la destrucción que presencié sino por la tarea de reconstrucción que ocurría a nuestro alrededor. Por lo que escuché, la actitud de la gente cambió radicalmente tras presenciar la tragedia.Como los chavales en Inglaterra, y eso no cambia en ningún rincón del planeta, los pequeños skaters vivían con una sola preocupación: esperar a que terminara la jornada escolar para volver al parque con sus amigos. Esa es su vida.
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