Politică

Almeida dándole un balonazo a un niño representa la esencia de Almeida

Ocurrió ayer, en la inauguración de un campo de fútbol en el barrio de Sanchinarro.
portada ana iris bien

A veces la vida no se da como a uno le gustaría. A veces la cosa se tuerce, la realidad hace una finta y lo que parecía ir normal, lo que parecía incluso ir bien se convierte, de pronto, en tragedia. Y solo hay algo peor que una tragedia y es lo que se queda a medio camino, lo que no llega del todo a serlo. Es entonces cuando aparece lo ridículo. El alcalde de Madrid, Jose Luis Martínez-Almeida, es experto en esto último.

Publicidad

En el imaginario colectivo aún permanece el vídeo en el que aparece intentándole explicar a unos niños por qué si tuviera que salvar Notre Dame o el Amazonas salvaría Notre Dame, con una tesis tan pésima como la falsa dicotomía planteada. O su imagen, cepillo en mano, intentando borrar un grafiti en el que se leía A.C.A.B en plena campaña electoral. Spoiler: no lo consiguió.

Tampoco consiguió lucirse ayer, cuando en la inauguración de un campo de fútbol en el madrileño barrio de Sanchinarro le pidieron que tirara un penalti. Y es que, aunque había demostrado sus habilidades con el balón haciendo un magistral "que no caiga", dándole toques y toques y toques a la pelota enfundado en su traje y con su característica sonrisa jovial, cuando le tocó el penalti, ante decenas de cámaras y vecinos, Almeida acertó en la portería, pero necesitó el remate de cabeza de un crío rubio que se encontraba en el palo. Le dio un balonazo, vaya.

Desde Twitter tardaron poco en pedir el VAR y en recordar cuando Maradona le marcó un gol a un niño sin piernas y lo celebró como si acabara de ganar un mundial. Pero Almeida, ajeno como siempre a los jajas que se echan a su costa, publicó un tuit en el que ponía sus dotes futbolísticas a disposición de quien tuviera a bien ficharle.

De este acontecimiento que no acabó en tragedia sino que se quedó en ridículo, porque el crío se repuso rápida y dignamente, podemos extraer una hipótesis, además de confirmar que a veces la vida no se da del todo como a uno le gustaría. Una hipótesis que vendría a confirmar lo que su vídeo explicando lo de Notre Dame o el intento de borrar el grafiti o su obsesión precampaña por los atascos reflejada en otro par de piezas audiovisuales magistrales ya nos hacía sospechar. Y es que Almeida no existe. Almeida nunca existió sino que es en realidad José Mota disfrazado de Almeida todo el rato. O eso o un deepfake en tres dimensiones que cruza a Mariano Rajoy con Phil Dunphy.

Sigue a Ana Iris Simón en @anairissimon.

Suscríbete a nuestra newsletter para recibir nuestro contenido más destacado.