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Woodside administra la castración química a "personas condenadas por delitos sexuales, generalmente cometidos contra menores de edad".Actualmente tiene 40 pacientes en tratamiento, y entre 20 y 30 tomando antidepresivos para reducir su deseo sexual; entre el 25 y el 30 por ciento de los casos que maneja son de hombres adictos al porno o que luchan contra la infidelidad crónica, y el resto son agresores sexuales cumpliendo condena."La mayoría de los hombres que derivan a nuestra clínica están en régimen de libertad condicional".Entre el 25 y el 30 por ciento de los casos que maneja son de hombres adictos al porno o que luchan contra la infidelidad crónica
Woodside, que es residente en la clínica desde 1995, aclara que el término "castración química" hace referencia a un fármaco supresor de andrógenos, suministrado en pastillas o en inyecciones intramusculares que reducen los niveles de testosterona.Aseguraron haber dejado de masturbarse, perdido el deseo de tener relaciones sexuales, experimentado dificultades para tener una erección, y mayores problemas para alcanzar el orgasmo
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Según las investigaciones, por lo general la pedofilia es un trastorno incontrolable por parte de quien lo sufre, afirma Woodside. En CAMH se tienen en cuenta diversos factores a la hora de elaborar un diagnóstico, como el hecho de que sean los propios pedófilos quienes confiesen su problema, las posibles condenas previas y los resultados del "test falométrico", consistente en observar la respuesta del pene cuando al sujeto se le muestran imágenes de niños.Si bien la castración química puede suprimir el deseo sexual, no existen pruebas de que modifique o elimine por completo la preferencia sexual de los sujetos por los niños. Woodside explica que anima a sus pacientes a que tengan relaciones sexuales con adultos, algo que la mayoría de ellos es capaz de hacer.Si bien la castración química puede suprimir el deseo sexual, no existen pruebas de que modifique o elimine por completo la preferencia sexual de los sujetos por los niños
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Woodside explica que por lo general los tribunales no dictaminan que los pedófilos deban someterse a castración química (cuyos efectos secundarios incluyen pérdida de densidad ósea, dolor articular, aumento de peso y desarrollo de tejido mamario); la orden más firme con la que se ha encontrado obligaba a la persona a seguir las recomendaciones de su médico. Parte del trabajo de Woodside consiste en valorar qué riesgo hay de que los convictos puedan volver a delinquir mientras disfrutan de la condicional.Woodside afirma que en este campo existe un debate sobre cuánto debería prolongarse el tratamiento de castración química. Una vez deja de tomar el fármaco, el sujeto vuelve a recuperar los niveles normales de testosterona en cuestión de un mes."Para quienes haya mucho riesgo de reincidencia, mi recomendación es que sigan con el tratamiento en el futuro próximo", señala. "Hay demasiado en juego tanto para la sociedad como para el propio sujeto". La realidad, no obstante, es que la mayoría de ellos deja el tratamiento en cuando salen de la libertaad condicional.Para los sujetos con "riesgo relativamente bajo" de reincidencia, la alternativa a la castración química son los antidepresivos, uno de cuyos efectos secundarios es la reducción de la libido.Woodside asegura que muchos de sus pacientes, entre ellos los criminales convictos, viven en un estado de negación absoluta de su atracción sexual por los niños y que las terapias grupales les ayudan a lidiar con algunos de esos problemas.Sigue a Manisha Krishnan en Twitter.Una vez deja de tomar el fármaco, el sujeto vuelve a recuperar los niveles normales de testosterona en cuestión de un mes