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La Guía VICE para las elecciones 2015

LGVPLE: El anillo de compromisos

Las luchitas de las encuestas no son en lodo, sino en caca.

México, abril de 2012. Ha transcurrido ya una tercera parte de la campaña presidencial. Y a diferencia de vivirlo on the road” como aquellos románticos periodistas de Rolling Stone siguiendo a los predecibles candidatos demócratas y republicanos en las elecciones gringas, por algún nostálgico motivo la inmediatez con la que viaja ahora la información logra prescindir del block de notas y la cámara réflex. La campaña presidencial de Barack Obama en 2008, la elección federal de 2009 y las subsecuentes elecciones a nivel local en México, sentaron los precedentes de la importancia que tendrían las redes sociales en la percepción de los votantes y en la manera de cómo se documentan los procesos electorales.

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Ahora todos los ángulos están cubiertos y no dejan espacio a que la menor mueca o la mayor cagada sea editada, manipulada, minimizada y/o alterada para así poder dar la impresión de que las redes sociales están muy a favor o muy en contra de equis candidato. Previsiblemente también aparecieron las estrategias de SocialMedia y los community managers que logran que la molestia que significa ponerse a nivel de los ciudadanos en medios como Facebook o Twitter pueda ser sorteada sin salir muy madreado en el proceso. La chamba es más difícil ahora para los candidatos que intentan transmitir un discurso coherente ante una sociedad a la que ya no es tan fácil hacer pendeja. Los brillantes asesores de los candidatos a la presidencia de México apostaron a la creación de seguidores falsos por millares para la posterior manipulación de los trending topics que ha creado una guerra sucia digital de proporciones diarréicas: mierda volando por todo el ciberespacio electoral.

A lo que las herramientas digitales han sumado en otras elecciones como armas democratizadoras, en México se han viciado con hazañas de la vedette Ninel Conde. La televisión y los espectáculos dominan los temas y los usos y costumbres de las campañas negras a la mexicana, las cuales se han trasladado a las redes sociales dejando el debate de ideas al simple chacaleo frívolo sobre los candidatos.

Sumémosle otro ingrediente a la desinformación: la lluvia de encuestas. Entre todo el universo de encuestadoras y resultados triunfalistas promovidos por los equipos de los candidatos sólo queda clara una cosa. Hay un candidato que está siendo beneficiado en la percepción pública como inevitable y se disputa un segundo lugar. Hasta el mes de abril se habrían publicado 217 encuestas y 467 publicaciones respecto a resultados electorales dados a conocer de manera oficial.

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El resultado es mayormente mixto: a pesar de haber sido evidenciada la estupidez de Enrique Peña Nieto al tratar de mencionar tres libros en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, y después de la debacle de Josefina Vázquez Mota tras su triunfo inicial en la contienda interna panista, la tendencia permaneció igual a pesar de que los múltiples errores de ambos han sido multiplicados ad infinitum en las redes sociales. ¿Por qué esto no se ha reflejado en las encuestas? Hasta hoy, sólo el diario Reforma reporta una tendencia a la baja en el norte y en el centro del país, pero por el otro lado, el mismo periódico, tiene unos pedos enormes de credibilidad en sus encuestas.

Si añadimos a la mezcla lo inminente de los debates, la carrera presidencial parecería moverse un poco. Otra encuestadora, Mitofsky, tras asegurar que uno de cada dos mexicanos votaría por el PRI empieza a considerar que 10 puntos de ventaja de Enrique Peña Nieto pudieran estar no tan seguros, lo que deja aún más abierta la posibilidad de que como en otras ocasiones, las encuestadoras no estén jugando limpio y tras el debate pueda haber un ajuste considerable en los números y preferencias. La negativa de Peña a debatir y rehuir foros que no estén controlados por su equipo pueden significar un resultado similar para su campaña como lo fue para AMLO el no asistir al primer debate en 2006.

En medio de todo, Andrés Manuel López Obrador sigue llenando plazas, se reúne con el episcopado para asegurar que no habrá abortos ni bodas gays, es exorcizado por los evangelistas y le mienta la madre a Televisa en sus ratos libres. Ante la incapacidad de Josefina Vázquez Mota de poner en orden su campaña, AMLO se cuela al segundo lugar por un día. Al menos eso sacó un poco de la hueva a muchos que siguen esta elección tan tediosa.

Gabriel Quadri, en una encuesta evidentemente manipulada, ha pasado del 1.0% al 0.8%. A lo largo y ancho del país el QuadriBaile sigue generando conciencia ciudadana.

@RomanCotera