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Música

La revolución sí será musicalizada

Desde su consolidación en la década de 1960, el rock ha sido un medio de expresión en contra del sistema social, político y económico, y desde que puso los pies sobre México, el ruido no ha cesado.

Spleen Journal! es una revista bimestral que publica crónicas latinoamericanas, un proyecto sin fin de lucro que admiramos y respetamos. Cada lunes, VICE México comparte un artículo publicado originalmente en spleenjournal.com.

Ilustración de Uryan Lozano.

Desde su consolidación en la década de 1960, el rock ha sido un medio de expresión en contra del sistema social, político y económico. La denuncia ha estado presente en sus letras, exaltadas con sus atmósferas musicales estridentes, como la rebeldía por la cual siempre ha pugnado. A pesar de los múltiples intentos de censura y desde que puso los pies sobre México, el ruido no ha cesado.

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Javier Bátiz, Carlos Santana y Three Souls in my Mind fueron algunos de los pioneros del género en el país. Los "toquines" se realizaban en restaurantes bar o cafés y finalizaban no más allá de las dos de la mañana. Sin embargo, el regente Ernesto Uruchurtu, defensor de los buenos valores y de la sociedad conservadora, implantó leyes para que estos centros cerraran, a más tardar, a las 12 de la noche, con la finalidad de no tener a los jóvenes reunidos e impedirles la escucha de canciones con letras como:

Vivir en México es lo peor
nuestro gobierno está muy mal
y nadie puede protestar
porque lo llevan a encerrar

Ya nadie quiere ni salir
ni decir la verdad
ya nadie quiere tener más líos con la autoridad

Muchos azules, en la ciudad
a toda hora, queriendo agandallar, ¡no!
Ya no los quiero ver más

Y las tocadas de rock
ya nos las quieren quitar
ya sólo va poder tocar
el hijo de Díaz Ordaz

("Abuso de autoridad" de Three Souls in my Mind)

Posterior a la matanza de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968 y a la manifestación estudiantil conocida como El Halconazo del 10 de junio de 1971, se realizó el Festival de Rock y Ruedas de Avándaro, en Valle de Bravo, entre el 11 y 12 de septiembre. En un inicio, se planeó como una carrera de autos sonorizada por doce bandas, gestionadas por el rockero Armando Molina.

Lo demás es historia: se sumaron cinco grupos más a la lista y la audiencia fue de aproximadamente 250 mil personas, entre la cual se encontró la muchacha más tarde conocida como La encuerada de Avándaro. La transmisión por radio se llevaba a cabo cuando el cantante de Peace and Love, durante la interpretación de "Mari, Mariguana", gritó "¡Chingue a su madre el que no cante!". Inmediatamente se interrumpió la señal.

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Este incidente y el abarrotamiento del festival fueron motivos suficientes para que el gobierno de Luis Echeverría no permitiera algún tipo de acto en vivo, medida que concluyó a mediados de la década de 1980 con la aparición del movimiento “Rock en tu Idioma” y, principalmente, por la visita de los argentinos Soda Stereo al país en 1987 en el Magic Circus, "discoteca" de la ciudad de México. Probablemente la apertura se debió a lo relajado de las canciones de este movimiento, las cuales tocaban temas de la vida juvenil y de la rebeldía, sin referir a la política.

Sin embargo, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, cuando comenzaron a surgir problemas como el gasto excesivo e injustificado del erario público, la devaluación y los acuerdos con Estados Unidos y Canadá para consolidar lo que más tarde sería el Tratado de Libre Comercio, el rock volvió a cobrar fuerza.

Una de las bandas de esta camada de "activistas musicales" fue Desobediencia Civil, formada en 1993 por punks integrantes de colectivos ácratas y defensores de animales. Su tendencia era el anarcopunk y sus letras eran conocidas por políticas y revolucionarias:

Terrorismo legalizado
Violencia institucionalizada
Jóvenes secuestrados por el Servicio Militar
Obligados a vender su libertad individual
Donde hay ejércitos no hay paz
Donde hay ejércitos hay guerra
Y donde sus botas pisen la tierra
De seguro que habrá muertes, odio y tristeza
Donde hay ejército hay violencia

Ya no queremos más soldados que protejan a tiranos

No queremos más soldados, revelémonos hermanos

("Soldadito de plomo")

Lee el texto completo en Spleen! Journal y checa su columna en VICE.com.