Explorando el amor desmedido de Inglaterra por el futbol navideño

"La Navidad se aproxima, los gansos han engordado, por favor coloca un penique en el sombrero del anciano", versa el tradicional villancico en Inglaterra porque la Navidad es una época sombría y perfecta para comer y sacrificar aves de corral, y también para creer temporalmente que podemos aliviar la pobreza extrema y la soledad que aflige a gran parte de la población de la tercera edad durante esta época. Para las generaciones más jóvenes los días previos a la época festiva significan sumergirse en una orgía de carbohidratos y consumismo; lo más devotos tendrán presente cierta hipocresía religiosa en su ritual para seguir con la tradición. Entonces, una vez que la Nochebuena haya llegado, nos sentaremos en los sillones, prenderemos el televisor, nos atascaremos con árboles de navidad de chocolate e intentaremos ignorar a nuestros familiares durante unos cuantos días. Así dicta la tradición navideña para los ingleses, y así es como celebran en glorioso nacimiento de nuestro Señor.

Entre los diferentes platillos, el alcohol y las películas en blanco y negro, existe otra festividad que los ingleses consumen como si no hubiera mañana. A lo que nos referimos con esto es, por supuesto, al futbol, el cual está más activo que nunca durante e inmediatamente después de la semana navideña. Es una tradición inglesa que, una vez que diciembre se hace presente, los clubes de futbol disputan una ridícula cantidad de partidos, en especial en el Boxing Day, Año Nuevo, y un par de días después. Este año, la jornada festiva no se quedará atrás. En el calendario de la Premier League hay partidos el 17, 18, 19, 26, 27, 28, 30, 31,1, 2, 3 y 4 antes de que todo regrese a la relativa normalidad el sábado 14 de enero y la temporada siga su marcha.

No se necesita ser un genio para darse cuenta que llenar esos días con partidos afectan gravemente a los jugadores. Cuando los clubes ingleses caen en la crisis de lesiones que provocan los meses de invierno, como suele pasar casi siempre, la inevitable conclusión de columnistas, expertos y fanáticos es echarle la culpa al demandante período navideño. Cuando los equipos de la Premier League no logran un papel digno en las competencias europeas, a menudo se explora el número de partidos que estuvieron obligados a disputar. Sin embargo, el futbol en Navidad es una tradición inglesa y, al igual que muchas tradiciones, se defenderá hasta la muerte a pesar de toda la evidencia en su contra.

Existen razones egoístas que los ingleses adhieren a la tradición del futbol en Navidad, las cuales se entienden a pesar de sus defectos. En el Boxing Day, la mayoría pasa tiempo con sus familiares más que en cualquier otra época del año, y como resultado pueden resultar un poco molestos. La festividad futbolera es una excusa para salir de casa, ir al estadio o a la cantina o, ya mínimo, para perderte en los confines de tu sala e ignorar la conversación sobre el divorcio de tu tío. El futbol en épocas navideñas es grandioso para los fans, al menos lo es como un escape de las conversaciones de familiares que surgen durante estos días. Desafortunadamente, los futbolistas y nuestros equipos son los que sufren las consecuencias.

La verdad es que, a largo plazo, nadie se beneficia de la congestión de partidos navideños. Los mismos fanáticos que se dejan llevar por la orgía festiva futbolera se quejan cuando las lesiones se presentan en enero, y después le recriminan al cielo cuando sus equipos quedan eliminados de la ronda de octavos de la Champions League. En el nombre del entretenimiento de Navidad, los fans consumen cantidades grotescas de futbol inglés y, por lo mismo, el futbol inglés se consume a sí mismo. Esta es la obscura realidad de la obsesión nacional por el balompié. Afortunadamente, de la oscuridad surge un movimiento redentor que nos ilumina similar al nacimiento del niño Jesús.

Desde hace algo de tiempo, la sección de fans de mente abierta de la Premier League han pedido un descanso durante el invierno. Como todos los pensadores iluminados, estos fans son silenciados, a menudo, en nombre de la tradición incluso antes de poder explicar completamente sus ideales. Existe uno que otro radical entre ellos que acusa a Inglaterra de apropiarse el modelo alemán, y por lo tanto exigen un cese de las actividades de mediados de diciembre a finales de enero, similar a la Primera Guerra Mundial. Desde luego, esto excluiría los partidos de futbol durante las festividades y dividiría a la población. Seguramente habría malestar civil, saqueos, manifestaciones, y desmanes. Afortunadamente, esto no tiene por qué suceder. Cuando se trata de las vacaciones invernales en Inglaterra, siempre hay otra salida.

A la par del futbol navideño existe una larga e ineludible costumbre en Inglaterra, y no tiene mucho sentido intentar convencer a las personas que debería existir un descanso entre el Boxing Day y Año Nuevo. Pero ya que la mayoría de las ligas más importantes del mundo toman su descanso durante ese período, sería aún más difícil convencer a los encargados de la transmisión de la Premier, ya que suelen tener menos competencia. El futbol en navidad vende, lo compramos, y por lo tanto como sucede con cualquier cosa con la que se puede lucrar, tiene que convencernos, incluso de nuestro propio sentido común, para prosperar. A pesar de esto, se puede lograr un descanso en el invierno. Tres semanas de recuperación le caerían mejor a los jugadores que ninguna, y hasta podría mejorar la salud de la liga física y financieramente.

Mientras que los beneficios físicos de un descanso en invierno son obvios, la posibilidad de mejorar resultados en Europa debería convencer a los clubes y televisoras por igual. La correlación entre lesiones y el fracaso en el escenario continental es, sin duda, complejo, pero de ninguna manera afectaría la oportunidad de los clubes de la Premier para descansar previo a sus compromisos en las rondas eliminatorias. Los equipos ingleses se han rezagado en los últimos años, y quizá no sea coincidencia el hecho que las demás ligas les provean descanso a su jugadores para recargar baterías. Los partidos de la Champions y Europa League venden, y tal vez los conjuntos ingleses podrían durar un poco más en el torneo si pudieran tener algunas semanas lejos de las canchas en lugar de partirse el lomo para nuestro entretenimiento mientras estamos recostados cómodamente.

Nada de esto toma en consideración el panorama a nivel selección, donde se ha vuelto prácticamente obligatorio para los entrenadores de Inglaterra lamentarse la falta de descanso durante el invierno. Incluso Sam Allardyce, bien conocido por ser el entrenador más tradicional de Inglaterra en las últimas décadas, dijo durante su breve estancia: "La demanda de jugadores es enorme… ayudaría a la Premier League y a nosotros a nivel selección si tratáramos de implementar un descanso [a mitad de temporada]". Aunque es muy poco probable que se logre algo hasta el final del actual contrato televisivo de la Premier League, los mandamases del futbol inglés deberían estar preparando desde ya los planes para una descanso de temporada. Que dejen los partidos en Navidad intactos, pero que otorguen el descanso en enero que los clubes y la selección necesitan desesperadamente.

Amamos el futbol en épocas navideñas y, por lo tanto, no deberíamos disculparnos precisamente. Es egoísta y un poco infundado pero no difiere mucho de las mejores cosas en la vida. Sin embargo, deberíamos ser menos tolerantes ante los constantes impedimentos para darle a nuestros jugadores un descanso, más allá del hecho que podría funcionarles de maravilla para su salud y su nivel en general. Al no lograr nada, las autoridades del futbol inglés han perpetrado el espíritu navideño, y seguramente el Señor no estaría de acuerdo con sus acciones.