Salud

¿Por qué todo el mundo actúa como idiota últimamente?

Hay una explicación científica de por qué todos estamos tirando más hate que nunca.
Katie Way
Brooklyn, US
DS
traducido por Daniela Silva
Una persona transmasculina con un abrigo azul peludo revisando su teléfono en la acera

Durante la pandemia, hemos visto demostraciones asombrosas de generosidad, solidaridad y compasión. En nuestros mejores días, hemos unido fuerzas con extraños y participado en campañas de voluntariado, contribuido a donaciones masivas y apoyado los GoFundMe; también hemos estado para nuestros seres queridos cuando más lo han necesitado, y hemos recibido el mismo apoyo y cuidado a cambio. Sin embargo, no todos los días pueden ser nuestro mejor día. El mal humor parece prevalecer cada vez más y, en consecuencia, estamos experimentando un comportamiento interpersonal inadecuado.

Publicidad

Aquí algunos ejemplos totalmente hipotéticos: se hace un “drama” en el chat con tus roomies porque una parte de la cocina no está perfectamente limpia; hay escepticismo sobre si tu colega tuvo que “hacer cola” para recibir la vacuna; volteas los ojos al ver una foto del bebé recién nacido de algún conocido; o un amigo te responde con un "pulgar hacia arriba" cuando claramente esperabas una respuesta más elaborada. Básicamente, en este momento a muchos nos está costando trabajo ser amables y buenas personas.

La escritora Maya Kosoff escribió sobre esta hostilidad, especialmente en redes sociales, en una publicación de Medium, donde sugirió que estamos dirigiendo mal nuestra ira hacia nuestros seres queridos (y no tan queridos) en lugar de dirigirla a donde realmente pertenece: a las personas y los sistemas que nos ponen en esta posición en primer lugar. VICE también escribió sobre la ira relacionada con la pandemia, que se intensificó cuando el protocolo de seguridad pública era más vago y el incumplimiento de las reglas de COVID tenía consecuencias más notables. Ahora, es probable que nuestra ira sea mucho más injusta, sobre todo cuando la dirigimos a personas cuyas circunstancias no conocemos.

¿Por qué la maldad y la mezquindad podrían estar guiando nuestras acciones en este momento? Según la terapeuta Ashley McHan, la respuesta es simple: estamos cansados ​​y, como escribió Kosoff, estamos cansados ​​debido a fuerzas fuera de nuestro control. “Con el tiempo nos cansamos”, le dijo McHan a VICE. "Si no ha cambiado nada a nuestro alrededor o las situaciones no han mejorado, nuestra capacidad para tolerarlas disminuirá... Nuestra capacidad para sobrellevar la situación podría eventualmente desaparecer".

Publicidad

Durante el transcurso de la pandemia, McHan dijo que hemos aguantado hasta donde lo permite nuestra "ventana de tolerancia". “La ventana de tolerancia es un concepto genial cuando observamos nuestra capacidad para regular las emociones, tolerar la angustia, el estrés, la frustración y cómo generalmente respondemos y manejamos los momentos difíciles”, dijo McHan. Sugirió que imagináramos una ventana entreabierta diez centímetros. Todo lo que pueda pasar por esa abertura es soportable; podemos manejarlo sin problema. Sin embargo, cualquier factor de estrés adicional más grande que esa ventana nos pone en un estado de excitación que no es normal para nosotros.

Eso puede presentarse en forma de hipoexcitación, que significa apagarse y cerrarse por completo, o de hiperexcitación que es entrar en un estado nervioso y excitado que magnifica las emociones y puede llevarnos a arremeter contra otras personas solo para hacer... algo. En un estado de hiperexcitación, “algo mínimo sucede y ya estamos gritando, golpeando cosas o pisando fuerte”, dijo. "Es como un berrinche de adulto".

Eso no quiere decir que la ira deba evitarse a toda costa. Frente al fracaso del gobierno, la desigualdad sistémica, la violencia policial y los desalojos masivos, la ira es la única reacción lógica. Si usamos esa ira para estimular el cambio, estamos en el camino correcto. "Parte de la ira que sentimos este año fue muy buena para nosotros", dijo McHan. "Está bien, estamos despiertos, esa es la función positiva de la hiperexcitación. Pero cuando nos quedamos ahí demasiado tiempo, hace daño".

Publicidad

Una manera fácil de saber si tu respuesta al enojo es buena para ti, es poniendo atención en cómo te hace sentir. McHan recomendó hacerse algunas preguntas: “¿Esto me lleva a un estado más regulado? ¿Qué sucede mental, física y emocionalmente cuando me pasa? ¿Me siento más con los pies en la tierra, tengo más claridad, más calma? ¿O me provoca más problemas?".

Antes de intentar ventilar tus quejas, McHan dijo que es esencial lograr un equilibrio mediante el desarrollo de mecanismos de afrontamiento sobre los que puedas actuar en privado. Sugirió escribir una carta de enojo (¡y romperla!), gritar en una almohada, arrojar una pelota de tenis a una pared, tomar un baño de agua helada, algo físico, en el momento, que ayude a quemar la sensación visceral de rabia y excitación. "Iguala la intensidad del sentimiento, pero elige algo que no haga daño", dijo. "Cuando te sientes tranquilo y con los pies en la tierra, puedes elegir cómo actuar, responder e interactuar con los demás".

Se honesto contigo mismo acerca de si escribir y publicar tus quejas hace que te sientas aliviado y seguir adelante, o si en realidad te mantiene en espera de respuestas negativas para prolongar la adrenalina que provoca la ira. Si es lo último, entonces tu comportamiento no es una estrategia de afrontamiento saludable y no hará que nadie se sienta mejor a largo plazo.

Sigue a Katie Way en Twitter.