Bénédicte Desrus y Celia Gómez Ramos

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Bénédicte Desrus y Celia Gómez Ramos

La única casa de retiro para prostitutas ancianas quiere tener libro.

Para el primer número de VICE que se publicó en México hicimos una edición internacional con historias exclusivamente de nuestro país. En algunos temas también hicimos sus versiones en video. Vinimos con Richard Kern a México, entrevistamos a Miguel Calderón e hicimos nuestro ya clásico documental sobre el periódico Alarma!.

Pero sin duda, la historia más emotiva en todo el número fue el artículo sobre la Casa Xochiquetzal, la única casa de retiro para prostitutas ancianas en el mundo, ubicada entre La Merced y Tepito, en la Ciudad de México. El artículo original fue escrito por Guillermo Rivero, las fotos fueron tomadas por Ramiro Chaves y yo tuve la oportunidad de grabar un documental corto sobre la casa y cuatro de las chicas que vivían ahí.

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Hace poco, tuve el gusto de conocer a la fotógrafa francesa Bénédicte Desrus, justo el día que le avisaron que había ganado el primer lugar del concurso de Fotografía Contemporánea de Coahuila por sus fotos sobre las residentes de la Casa Xochiquetzal. Me platicó de su proyecto, de cómo ha pasado varios años fotografiando a las mujeres que viven ahí, y de cómo se había involucrado en el proyecto Celia Gómez Ramos, una reconocida cronista y narradora mexicana para preparar un libro que mezclará fotografía y texto. Hace poco me enteré de que, para poder publicar este proyecto habían decidido juntar dinero a través de Fondeadora, así que hablamos con ellas para que nos contaran más detales sobre su libro y para tratar de convencer a todos nuestros lectores de donar dinero para este proyecto tan chingón.

Las mujeres de la Casa Xochiquetzal a la hora de la comida.

¿Cómo describirías la Casa Xochiquetzal?
Bénédicte Desrus: La Casa Xochiquetzal es el único albergue en el mundo para mujeres de la tercera edad que se dedicaron al trabajo sexual, y es resultado de las iniciativas del gobierno y la sociedad civil.

Este lugar de puertas abiertas, con reglas sencillas a seguir por las habitantes, como horarios para los alimentos, para llegar a la casa, para lavar su ropa y actividades en que colaboran en el cuidado de su casa; brinda cobijo, alimentos y atención integral; al tiempo que fomenta la participación en comunidad de las pobladoras.

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Esta casa es una apuesta a la dignidad y tranquilidad en la vejez, destinada a una población socialmente invisible. Su creación dio cuenta de la poca gente que había reparado en imaginar lo que ocurre cuando las mujeres dedicadas al trabajo sexual envejecen, pues ni ellas lo habían hecho. La calle, que fue su exhibidor otrora, se convierte también en el único refugio.

El albergue nació apenas en 2006, con la unión de esfuerzos entre el gobierno del Distrito Federal, que prestó la casa y provee los alimentos; así como mujeres intelectuales y del ambiente artístico, que incentivadas por una trabajadora sexual, crearon una asociación civil capaz de recibir donativos de la sociedad. Así surgió y así continúa, aunque le batallan para sostenerse y cubrir todas las necesidades y servicios.

¿Qué nos pueden contar sobre su proyecto de libro Abrir puertas y dejar de ser fantasmas?
Celia Gómez RamosEl proyecto empezó convocándonos a nosotras mismas a la reflexión, generándonos preguntas. La primera de ellas: ¿Te has preguntado qué sucede con las mujeres que dedicaron su vida el trabajo sexual al envejecer? No, nos lo habíamos preguntado.

BD: Exacto, esa fue nuestra primera pregunta al llegar. En mi caso, van casi cinco años de trabajo. Estuve tres años yendo de dos a tres veces por semana, en ocasiones más y los últimos dos años los he pasado entre África del Este y México. Celia va asiduamente tres veces por semana desde que comenzó a visitar la casa, aunque yo esté ahora de viaje. Hemos hecho un buen equipo y seguimos en contacto diario.

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Además, nos gusta participar y convivir en el día a día de las mujeres de la Casa Xochiquetzal y procuramos mantenernos informadas y no perdernos las fechas importantes del calendario, pues en ocasiones no sólo existen actividades internas como talleres, cursos y sus quehaceres personales, sino actividades en que abren sus puertas a la comunidad, como es el caso de alguna kermés, día de muertos, posada. En todo este trayecto y este compartir; hemos acompañado a alguna al hospital e incluso con sus familiares.

CGR: Bénédicte e Ilallalí Hernández Rodríguez platicaron en 2011 y decidieron juntas que ya era momento de hacer un libro; Ilallalí es editora independiente. Como muchos de los proyectos en los que Bénédicte pone su lente, no le corre prisa, porque sabe que les llegará su momento. Así que me invitaron a conocer el proyecto, a saber de qué se trataba.

BD: Claro, antes de conocer a Celia, leí sus textos. En primer lugar me gustó que abordara temas de mujeres, y también su agudeza y sentido del humor, que muchas ocasiones es difícil de encontrar. Recuerdo un texto donde habla sobre los presos que hacen brassieres, algo así como manos rudas haciendo prendas delicadas. Me fascinó su estilo peculiar. Nos conocimos y conectamos muy bien.

BD: Después se unió, hace unos seis meses, Yadhira Bravo Hernández al grupo, como psicoanalista, especialista en trabajo terapéutico con comunidades vulnerables, aportando sesiones de intervención comunitaria a las habitantes, para ir combatiendo resistencias a participar en el libro, por un lado; pero mejor aún, que se sientan protagonistas, sean parte del proceso con nosotras e incluso sean ellas quienes puedan titularlo. Eso nos encantaría. Ella se unió, porque la responsabilidad de este proyecto nos supone asumir una postura ética ante las habitantes de la casa.

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Canela María Ramírez acostada en su cama.

Este proyecto va más allá de ser un libro de foto documental. Es un proyecto que involucra crónicas, foto documental y, ¿qué mas?
BD: La propuesta editorial consiste en realizar un libro bilingüe (español-inglés) que ponga como eje rector la apasionante ruta que siguen algunas de estas mujeres sobrevivientes, habitantes de la Casa Xochiquetzal. Para conseguirlo, el libro pondrá a dialogar la fotografía y la literatura en torno a un tema medular: la mirada; el mayor reto es tener la pieza editorial lista para el otoño de 2013, y para obtener donativos para la Casa Xochiquetzal. Lo cual desde un inicio, no era apuesta menor.

CGR: Bénédicte tiene un ojo muy especial y una manera angelical y desenfadada para acercarse a las mujeres de la Casa Xochiquetzal, así que difícilmente se le resisten. Claro, en ocasiones nos pasa que vamos con una intención al albergue y salimos con otra, pero la persistencia y buena actitud siempre trae frutos. Comenzamos a mover nuestra propuesta, para obtener financiamiento. El 27 de septiembre, la Fundación Mexicana de Cine y Artes otorgó el primer lugar a la galería “Casa Xochiquetzal, mujeres alegres” en el Concurso de Fotografía Contemporánea de Coahuila. Y, el 2 de octubre, el proyecto obtuvo un estímulo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) en su “Programa de fomento a proyectos y coinversiones culturales”, gracias al cual se cuenta con una tercera parte del presupuesto ya.

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Inició la parte de la intervención comunitaria y también, buscamos preparar un documento para proponer el tema en distintos medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales. Se publicó un portafolio de diez páginas en la revista Chilango de noviembre.

Seguimos buscando contactos, trabajamos en un blog que actualizamos al menos un par de veces a la semana, hicimos un facebook, un twitter, y habíamos hablado también de un mecanismo de financiamiento masivo (crowdfunding), para el que trabajamos en un video, en español e inglés y reunir fondos para llegar a la meta: cien mil pesos. Elaboramos un boletín para dar a conocer nuestro proyecto del libro. Todos estos instrumentos de la internet, confiamos, generarán una comunidad interesada y comprometida.

En tus fotos veo varias caras conocidas, varias de las mujeres que tuve la oportunidad de conocer cuando grabamos nuestro documental para VICE. ¿Me podrías contar que ha pasado con Canela, Reyna, Lourdes y Paola?
BD: Canela llegó a la Casa Xochiquetzal desde un inicio, podemos decir casi que es fundadora. Tiene muchos problemas de salud, tiene síndrome de Down e incluso tiene en su habitación un tanque de oxígeno. Sin embargo, su voluntad para salir adelante, a sus 65 años, es enorme. Ella sale a la calle a vender dulces y se mantiene siempre ocupada. Ahora se la ve muy bien y está contenta.

Lourdes y Reynita fallecieron, pero tuvieron una muerte digna y un sepelio cobijado por el equipo y las habitantes de la Casa. Esa idea que circunda en torno a la idea de no morir en la calle y solas, es muy importante. Y Paola, simplemente hace dos años, un día se fue por la mañana, y no volvió; se han escuchado rumores de que falleció, pero no hay nada concreto.

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CGR: Las dinámicas se han movido, las mujeres han cambiado. Algunas se han marchado, otras han regresado. Me gusta pensar en esta idea de refugio, de aparición-desaparición, de apropiación de su espacio. Cada una sabe que si parte, así sea porque el amor toca su corazón, en algún momento podrá volver, porque es su casa.

Reyna en su habitación.

Cuando estuve ahí y pasé un par de días con ellas, incluyendo un día de las madres, me sentí sumamente conmovido y me hizo ver tanto la prostitución, como la vejez de una forma diferente. ¿Cómo les ha afectado personalmente la experiencia y el tiempo que han pasado ahí?
BD: He aprendido mucho de ellas y sí, te hacen ver las cosas de manera distinta: son prostitutas. Sí: son viejitas. Sí, pero hicieron que yo siempre las mirara con otros ojos, desde el primer contacto, no como prostitutas, no como abuelitas; sino como mujeres con mucha experiencia y únicas. Nació una relación de confianza y les tengo respeto.

Me han enseñando mucho a nivel personal y profesional. Como persona: a no rendirme, a defenderme, porque no siempre fue fácil mi trabajo en la Casa; a no tomarme las cosas de manera personal; me han hecho más flexible en mi perspectiva del mundo, pues ahora tengo una capacidad de adaptación distinta. He aprendido de la cultura mexicana, del arraigo al barrio, de la solidaridad.

Como fotógrafa, aprendí a acercarme y seguir mi intuición. Para tomar fotografías siempre les pido permiso y me tomo mi tiempo para charlar; le pido entrar a sus cuartos con ellas, platicamos, a veces hago fotos a veces no; unas aceptan otras no. Me enseñaron a respetar sus espacios. Muchas veces fui sin tomar fotografías.

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CG: En lo personal, me ha hecho más sensible, más humana y con mayor disposición al aprendizaje. Siempre me ha gustado escuchar, pero ver cómo a pesar de grandes tragedias, las habitantes de la Casa Xochiquetzal no se lo toman tan en serio y se ríen de la vida, hace que una se asuma de manera distinta frente al mundo, con más empuje y seguridad para lograr las cosas.

BD: Nuestro compromiso va creciendo con el paso de los días y pienso que no podría ser de otra forma, porque ellas no se dejan, defienden aquello en lo que creen, eso estamos aprendiendo. Nosotras decidimos llamarlas: Las amorosas más bravas.

¿Me puedes hablar un poco del proyecto en Fondeadora? ¿Qué buscan y cómo funciona? 
BD: Necesitamos dinero suficiente para publicar el libro y debemos tenerlo listo en octubre de 2013. Hasta ahorita, tenemos una parte de lo que se requiere con la beca del FONCA, pero necesitamos más. Entonces, con Fondeadora, que es una plataforma de internet, elaboramos un video de cinco minutos desde la Casa Xochiquetzal, explicamos con sencillez el proyecto y pedimos a la gente su apoyo económico para la documentación y el diseño. Si una persona aporta 500 pesos, podrá tener el libro. Todo aquel que participe formará parte en los agradecimientos, y es una herramienta de doble vía: Obtenemos recursos para fondear el libro —nos queda un mes y necesitamos el apoyo de la gente—, y también, comenzamos a crear una comunidad interesada en el tema, en el diálogo y comprometida con la comunidad de la Casa Xochiquetzal.

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CGR: Nosotras cuatro, como equipo, le pedimos dinero a la gente. Debemos alcanzar los cien mil pesos fijados como meta. El plazo fue de 45 días y queda un mes al momento. Llegaremos con el apoyo de todos, ¡sí! Pueden donar aquí.

Margarita en su habitación.

¿En qué otros proyectos están trabajando ahora?
BD: El encuentro y la colaboración ha sido muy buena entre nosotras, tanto que estamos trabajando juntas en un proyecto más, sobre otro albergue muy peculiar, pero les contaremos más sobre este otro proyecto único en un año. Además de ello, cada una trabajamos nuestros proyectos personales.

CGR: Sí, Bénédicte estará por unos meses en África del Este, en Kenia, documentando temas sociales.

BD: Y Celia, escribe la crónica del libro de la Casa Xochiquetzal y sus habitantes; su tercera novela, y está atenta a los pormenores de la segunda novela, que sale en febrero de 2013 con Mondadori.

@bernardo_loyola

Apoya el proyecto Abrir puertas y dejar de ser fantasmas aquí.

Más de la Casa Xochiquetzal y sus mujeres:

Una casa de retiro para sexoservidoras

La casa del sol poniente

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Canela, una residente de la casa, trata de pasear al perro de una visita.

Las residentes asisten a una junta semanal para tratar cualquier problema que pueda haber en la casa.

Las mujeres en el funeral de Delia, una de las residentes de la casa.

Raquel López Moreno, una sexoservidora que vive en Casa Xochiquetzal se maquilla antes de salir a trabajar a las calles de La Merced.

Los objetos personales de Paola, una de las residentes de la casa.