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Vídeos de James Foley que vale la pena ver

Con Foley, ya son 70 los periodistas asesinados en Siria desde que empezara la guerra civil en marzo de 2011, además de los al menos 20 desaparecidos, según datos del Comité para la Protección del Periodista. Las estimaciones más modestas de la...

Durante el último año de su vida, el intrépido periodista de guerra James Wright Foley estaba muy familiarizado con el cautiverio. En abril de 2011, un año y medio antes de haber sido capturado en Siria por las fuerzas de ISIS, fue secuestrado en Libia por un grupo de partidarios del dictador Muamar Gadafi.

“Era como si oyera un canto de sirena que me llamara al frente de batalla”, explicaba el periodista natural de New Hampshire a los estudiantes en su alma máter, la universidad de Marquette, en 2011, antes de volver a Oriente Próximo cubriendo noticias para Global Post y la AFP.

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“No es suficiente con verlo desde la distancia”, afirmaba Foley.

En una entrevista de vídeo realizada por el Boston Globe (arriba), Foley describe la emboscada que en 2011 provocó la muerte del periodista fotográfico sudafricano Anton Hammerl (probablemente se tratara de un delito de guerra) y supuso el inicio de un cautiverio que se prolongó 44 días, durante los que permaneció encerrado, con otros dos compañeros de profesión, en una prisión en el baluarte de Gadafi en que se había convertido Trípoli. “Era muy duro psicológicamente, porque debías superar el hecho de que eres parte de un equipo y que uno de sus miembros había muerto”, explicó.

La entrevista constituye un testimonio aleccionador del coraje y la dedicación a su labor de reportero de primera línea y a los familiares y amigos que lo apoyaban. También es el antídoto más poderoso contra el vídeo publicado por ISIS y que ha sido censurado en algunas páginas de internet para evitar hacer propaganda al grupo islámico. En palabras de Foley, el documento sirve como recordatorio de los riesgos de la profesión, a pesar de las garantías de protección internacionales y las amenazas de los tribunales para crímenes de guerra, y de la falta de capacidad estratégica, tanto diplomática como mediática, a la hora de hacer frente a los secuestros de periodistas.

Foley “fue secuestrado por una banda organizada cuando salía de un café de internet en Binesh, Siria” el 22 de noviembre de 2012, según fuentes del FBI. En el mismo vídeo en el que se mostraba la decapitación de Foley, ISIS amenazó con matar a otro periodista, Steven Joel Sotloff, colaborador de la revista TIME. El periodista autónomo estadounidense Austin Tice también desapareció en agosto de 2012 en las afueras de Damasco.

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Con Foley, ya son 70 los periodistas asesinados en Siria desde que empezara la guerra civil en marzo de 2011, además de los al menos 20 desaparecidos, según datos del Comité para la Protección del Periodista (CPP). Las estimaciones más modestas de la organización indican que al menos 1.070 profesionales de medios de comunicación han sido asesinados en todo el mundo desde 1992. Los peores años fueron 2009 y 2012, con la muerte de 74 periodistas. Hasta ahora, durante el 2014 son al menos 30 los profesionales asesinados en ejercicio de su trabajo.

Más numerosos son los reporteros apresados por gobiernos y militantes: en 2013, fueron más de 200 los periodistas encerrados. Según el CPP, fue el segundo peor año después de 2012, en el que la cifra de prisioneros ascendió a 232. Turquía es el país que más periodistas encarcela 40 en 2013, seguido por Irán, con 35, y China, con 32. Entre los países que han retenido a más blogueros, Reporteros sin Fronteras calcula que China ocupa el primer puesto, con 75 profesionales, y le van a la zaga Vietnam e Irán, con 33 prisioneros. A principios de este año, un grupo militar prorruso mantuvo cautivo a mi compañero Simon Ostrovsky durante una semana. Asimismo, más recientemente, hemos sido testigos de la detención de varios periodistas por parte de la policía de Ferguson, en los EUA.

La amenaza que pesa sobre los periodistas en Siria ha llevado a muchas agencias a retirar a sus reporteros de la zona. “El clima reinante hace que muchos periodistas se piensen dos veces lo de informar desde el origen del conflicto. Muchas agencias están retirando a sus profesionales de Siria, por lo que ahora el peso recae en los profesionales autónomos y los ciudadanos periodistas”, afirmó el periodista canadiense Jose Gonzalez el pasado abril.

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Otro vídeo que vale la pena ver: uno de los últimos informes del Global Post, enviado por James Foley desde Libia, sobre la brutal muerte de Gadafi, tras haber permanecido encerrado en una de las prisiones del dictador durante 44 días. Al final, advierte sobre la rabia encendida que se respiraba tras la caída de Gadafi y que contribuyó al estallido de la guerra civil siria, que se ha cobrado más de 150.000 muertes, y al auge del Estado Islámico, que ha asolado Irak y finalmente acabó con la vida del propio Foley.

“Muchos temen que [Libia] no sea capaz de aliviar las divisiones que este largo conflicto ha acentuado aún más”, afirma en el informe. “Al margen de la rivalidad entre aquellos que eran leales a Gadafi y los que se oponían a él, también existen tensiones entre las facciones rebeldes.”

En una de sus apariciones más destacadas, en junio de 2011, Foley se dirige a los estudiantes de la Northwestern’s Medill School of Journalism, días después de su liberación en Libia. Durante su exposición trató varios temas, si bien cabe resaltar sus reflexiones hacia el minuto 37:00, cuando es preguntado por los riesgos de la profesión. Sus palabras resultaron ser proféticas.

“Debéis tener cuidado con eso”, dijo Foley. Estás muy cerca. No tenéis que perder de vista eso. Es una cuestión de pura suerte que no te maten allí. Pura suerte. O cambias de actitud allí mismo o no te planteas hacer ese trabajo, porque no vale la pena jugarse la vida. No vale la pena oír a tu madre, tu padre, tu hermano y tu hermana despotricar.”