El fotógrafo de restos de aviones

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El fotógrafo de restos de aviones

Dietmar Eckell renunció a su trabajo y se dedica a buscar y fotografiar aviones estrellados en los que el accidente no dejara muertos.

​Dietmar Eckell lleva varios años fotografiando restos de aviones. Empezó como un pasatiempo. Al principio tomaba fotografías de paisajes con cosas en ruinas como trenes abandonados, automóviles o edificios. Después, en un momento dado dejó de enfocarse tanto en su empleo y comenzó a dedicar más tiempo a la fotografía. Poco después terminó tirándose en un parapente para tomar fotografías aéreas. Aunque se rompió una pierna, tuvo un momento de iluminación: ¿Qué pasa con los aviones que se estrellan? No en los que hay cientos de muertos, sino los que se pierden y terminan en historias de supervivencia en la naturaleza.

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Se puso a investigar y descubrió que hay muchos lugares remotos donde se han estrellado aviones. Entonces, en 2010, Dietmar renunció a su trabajo y salió a tomar fotografías en los lugares más recónditos donde hubiera restos de aviones estrellados, pero en los que el accidente no dejara muertos.

Esta serie tiene el nombre de Happy End (Final Feliz). Regresó de Australia hace una semana y decidí ponerme en contacto con él para que hablar sobre sus descubrimientos y el significado de sus fotografías.

VICE: ¿Qué querías fotografiar en Australia?
Dietmar Eckell: Un C-53 muy antiguo. En 1942, alguien pasó por arriba de Broome sin darse cuenta. Todas las ciudades estaban en completa oscuridad durante esa época por lo que ocurrió en el bombardeo a Japón. Es por eso que se pasó del aeropuerto y al avión se le acabo la gasolina. Como el terreno era completamente plano, pudo aterrizar sin ningún problema y luego los rescataron. Es una linda historia. Como es un lugar tan remoto, el avión sigue ahí, en una colina. Sigue en muy buen estado a pesar de que han pasado 72 años y sólo le falta un motor. Tardé siete días en llegar a ese lugar y tuve que dormir en el techo del todoterreno. En realidad, quería dormir en el avión pero los aborígenes locales no me dejaron.

Suena emocionante. ¿Cómo encuentras estas cosas?
Busco en foros de Internet como ​Pacific Wrecks​ o en foros para pilotos. A los pilotos viejos les encanta contar anécdotas y en ellas hay mucha información útil. También utilizo la base de datos que tiene el ejercito estadunidense sobre choques de aviones. Para empezar, sólo hay que buscar los casos donde no hubo muertos. Ya después me dirijo a los campos de aviación para hablar con los pilotos. Siempre hay uno que dice: "Llámale a este sujeto". Aunque a veces no me creen y me gritan: "¿Viniste desde Alemania para preguntarme por un avión que se estrelló? ¡No te creo!". Pero esa vez sólo tenía lo que me había indicado el GPS y tuvimos que volar durante horas para llegar a un avión que estaba a la orilla de un lago. El tipo no podía creerlo.

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¿Cuál es el avión que más recuerdas?
El que encontré en el bosque de Alaska. Es genial porque era otoño y es fascinante ver los obstáculos a los que se enfrentaban en la década de los cincuenta. El ejército utilizaba unos aviones llamados C-82 Packets pero no funcionaban bien, por lo que los vendieron a una empresa transportista. Entonces, estos ataúdes voladores iban y venían de Alaska a Canadá y viceversa. Les quedaba muy poco tiempo de vida útil. Una noche falló el sistema eléctrico de uno de los aviones y los pilotos se las ingeniaron para aterrizarlo en el bosque. Como hacía mucho frío —era enero estaban en el Ártico—, se les ocurrió que la única forma de sobrevivir era si prendían una gran fogata. Los rescataron tres días después gracias a que en otro avión vieron de la luz de la fogata en el horizonte. Lo gracioso es que el piloto me contactó y me agradeció por escribir esta historia. Entonces le envié el libro y se emocionó muchísimo. Dijo que sus hijos estaban hartos de escuchar la historia una y otra vez pero que ahora tenía pruebas.

¿Tomarías fotos de los restos de un avión que no tuvo un final feliz?
No. Jamás tomaría fotos de un ataúd.

¿Crees que tu obra ha cambiado tu perspectiva sobre los aviones que se caen?
Es triste que mis libros se vendan más cuando tienen algo que ver con accidentes de aviones. La gente busca choques de aviones en Google y topa con mi nombre. Incluso una revista china me contactó cuando se perdió el MH370 y aún había esperanza. No es algo que me alegre mucho.

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¿Por qué las ruinas te parecen tan interesantes?
En alemán existe una palabra, restwert, que significa valor residual. Las ruinas ya no son útiles pero tienen algo especial. Tal vez sea la estética, o la historia, o los recuerdos. Cuando ves un avión antiguo o un carrusel viejo cubierto de plantas, de inmediato creas historia. Es el valor incorpóreo lo que me fascina. Además, es probable que en 200 años estas cosas se vean exactamente igual. Te da una perspectiva de lo insignificante que somos y de lo corto que es nuestro ciclo de vida.

¿Te interesan los aviones antiguos en buen estado?
No. Jamás iría a ver una exposición o un museo de aviones antiguos.

¿Entonces te interesa el factor muerte?
No, no me parece que haya belleza en la muerte. Para mí, estos aviones sólo están durmiendo ahí. A veces, algunas personas ven mis fotos y dicen "¡Qué deprimente!", pero no creo que lo sea. Las cosas cambian y me parece que eso está bien. Si un objeto ya no es útil, es porque ya tenemos algo más para reemplazarlo. Para mí, eso es la belleza.

¿Y si un día tu trabajo ya no tiene una utilidad?
Ese día va a llegar, es un ciclo. Pero también puede llegar el día en que mis fotografías valgan más que un avión. Estoy ansioso por ver ese momento y no cuando se estén cayendo de la pared. No es cierto, es broma. No me lo tomo tan en serio.

¿Siempre te ha gustado la fotografía?
Siempre fui un chico alemán promedio. Nací en 1967 en un pequeño pueblo en Alemania llamado Frankenthal. Me gustaba mucho explorar. Solía subirme a mi motocicleta y viajar hasta llegar a África Occidental. De hecho lo hice varias veces y siempre había algo interesante en esos paisajes que parecían no tener fin. Por ejemplo, una explotación minera abandonada en Argelia o algo así. Después empecé a hacer esto de una forma más sistemática. Comencé a caminar a lo largo de las vías del tren, las cuales me encantaban porque en algún momento fueron de suma importancia para todos. Luego empecé a tomar fotos y esas fotos se convirtieron en mi primera serie. Ahora que renuncié a mi empleo como publicista, me considero más un artista. No pueden contratarme. No pueden pedirme que tome fotografías en una boda o decirme: "¿Te puedo encargar que tomes una foto de ese avión?". No.

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¿Qué opina tu familia sobre tus viajes?
Pues, vivo en Bangkok durante el invierno y tengo una novia tailandesa. En verano, ella va a visitarme a Berlín. Es un buen trato. Además, cuando la conocí, yo ya solía viajar mucho, así que es normal para ella.

¿Cuál es tu próximo destino?
Encontré un avión —dos, de hecho— en Palaos, una isla ubicada en Micronesia. Como siempre, es un lugar muy remoto. Son aviones japoneses de la Segunda Guerra Mundial y no tengo mucha información porque Google es muy malo a la hora de traducir foros japoneses. Pero, como siempre, el misterio es parte de la diversión.

Sigue a Julian Morgans en ​Twitter​.

Canadá, 2010

Alaska, 2010

EU, 2012

Canadá, 2010

EU, 2012

Canadá, 2012

EU, 2012

EU, 2012

Australia, 2013

Papúa Nueva Guinea, 2013

Sahara Occidental, 2011

Canadá, 2011

Canadá, 2010

Canadá, 2011