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Desde que decidí permanecer sobrio, he ido al sicólogo un par de veces y por lo visto, cree que tengo un problema –y yo creo que decirme eso es su obligación–. Conozco a muchos adictos reales –que están en AA y NA– y he ido a funerales de amigos que se dejaron ir en serio (por ellos me siento como una de esas personas "con problemas banales" que escriben artículos de opinión). Si yo soy un alcohólico drogadicto, entonces todos los que conozco que viven en ciudades grandes y que son parte de lo que la gente llama "la industria creativa" también son alcohólicos drogadictos. Obvio tomaba de forma alarmante y salía con mis amigos tres o cuatro noches por semana; obvio gastaba una cantidad absurda de dinero en coca todos los viernes, me quedaba despierto hasta el sábado a las 10 AM y me daban ataques de paranoia y depresión el resto del fin de semana; obvio dejé que mi trabajo, mi salud y mis relaciones sufrieran, se marchitaran y colapsaran por culpa de mis hábitos de beber. Pero, ¿qué no todos hacen lo mismo? ¡Es parte de la diversión! Y la verdad, es hilarante hablar de ese nihilismo con amigos: "¡Ayer en la noche me gasté todo en coca y terminé con un putazo en la cara!". Qué buena historia.
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Me sorprendió que después de un par de semanas de ansiedad relativa (aplastante, debilitadora y que me provocaba vómito) en reuniones sociales donde no conocía a mucha gente, todo se calmó y por ahora estoy bien. Se supone que las primeras semanas son las más difíciles pero en mi caso, el bajón después del festival de metal y cocaína se mantuvo tan fresco en mi mente que me ayudó a seguir motivado. En ese aspecto tuve mucha suerte. Cuando me entra la ansiedad, leo en Wikipedia la lista de personas famosas que se abstuvieron de beber alcohol por toda su vida. Es divertido y hay muchos hombres ilustres incluidos. Sin embargo, lo que más me ayuda a no tomar ni drogarme es el cambio que trajo la sobriedad a mi vida.
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