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Namibia Flores: La perseverancia como medalla

Namibia tiene la completa seguridad de que el boxeo femenino se aprobará como deporte en Cuba, así como tiene la completa seguridad que entrenará hasta que se muera.
Fotografías por el autor

Después de pelear incansablemente durante más de siete años de preparación sin que el desánimo la noqueara, Namibia Flores, la mujer más preparada para boxear en Cuba, no pudo subir al ring a dar la pelea final por su sueño: participar en los Juegos Olímpicos.

Nacida en la provincia de Matanzas, pero criada en La Habana, la boxeadora peso mosca llegó tarde a la cita olímpica.

"Tengo 40 años. En el deporte eso es estar viejo. Es la edad límite para las olimpiadas", dice Namibia, mientras se prepara, después de la carrera matutina de cinco kilómetros, para el entrenamiento diario en el gimnasio de boxeo Rafael Trejo, ubicado en la Habana Vieja.

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El lugar necesita reparación. El cuero de los sacos está muy agrietado, y la mayoría de los guantes ya no soportan más fogueo. El espejo ha perdido parte del pulido, y ya no refleja la imagen de los boxeadores en algunas zonas.

Leer más: Las boxeadoras que pelearon por su derecho a ser profesionales

Sobre la vieja lona del ring, Namibia parece bailar con su compañero de sparring, Maikel, mientras le lanza jabs, rectos y ganchos, a la vez que lo sujeta para no dejarlo contraatacar. Las miradas de sus tres compañeras de entrenamiento la siguen atentamente. Ellas quisieran tener la resistencia y la pegada de Namibia.

Entrena diariamente de diez de la mañana a dos de la tarde. Casi siempre asiste al gimnasio de la Habana Vieja, pero de vez en cuando acude a un "vale todo", un gimnasio en la barriada de la Víbora, cerca del parque Córdova donde practica artes marciales mixtas

"Todos los días tiene que haber deporte en la vida de Namibia, aunque este enferma", asegura.

Antes de entrenar sólo toma un café, y sus vitaminas. Después del entrenamiento bebe un Pru oriental bien frío, una bebida espumeante de origen haitiano que se elabora a partir de la fermentación de diferentes raíces de plantas.

Namibia come lo que haya y se pueda comprar en el mercado, pero trata, por todos los medios, de ingerir vegetales y proteínas.

Durante dos meses entrenó con el equipo de box masculino de Indonesia. El resultado: logró derrotar a uno de sus integrantes. Pelea sin miedo con los hombres desde hace 25 años, después de una riña con un chico.

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"Molestaba constantemente a mi hermano, que era entonces más pequeño que yo. Salí a defenderlo y me hinchó un ojo", se ríe Namibia.

Al día siguiente, comenzó a practicar un deporte de combate para aprender a pelear, aunque hasta la fecha no ha tenido que usarlo para esquivar otro puñetazo. Eligió el taekwondo, lo practicó durante nueve años y alcanzó el cinturón negro primer Dan. Le dio a la provincia de La Habana la primera medalla de bronce de ese deporte en juegos provinciales. Después fungió como entrenadora, pero abandonó el deporte de las patadas porque le aburría.

En un principio el boxeo fue sólo un pasatiempo, una vía para canalizar la energía negativa.

El amor por los guantes llegó después, estimulado por las consideraciones de un entrenador, Nardo Mestre. Él descubrió madera de boxeadora en ella, y la alentó a prepararse para el día en que las mujeres pudieran medirse oficialmente con guante de por medio. Le metió en la cabeza la medalla olímpica por la que ha estado entrenando durante tantos años.

También porque la preparación física intensa la volvía optimista y complacía su vanidad. A Namibia siempre le ha gustado oír que aparenta menos edad de la que tiene.

Pero ella no entiende por qué la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), creada en 1960, y cuyo objetivo es "lograr el pleno ejercicio de la igualdad de la mujer en todos los ámbitos y niveles de la sociedad", no ha apoyado a las mujeres en su inserción en el boxeo.

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La fallecida Vilma Espín, esposa del presidente Raúl Castro y presidenta de dicha federación hasta su muerte, y María Yolanda Ferrer, Secretaria General desde hace dos décadas, nunca se pronunciaron sobre la inserción de las mujeres en el boxeo.

La falta de apoyo y el silencio, demuestra la negativa de la federación a reconocer el boxeo femenino en las competencias internacionales, una postura que fortalece las consideraciones machistas sobre el asunto.

Más incomprensible aún es el silencio de la FMC, cuando en casi todos los deportes de combate como el taekwondo, la lucha, el karate, y el judo participan las mujeres cubanas con resultados sobresalientes.

Es el caso de las judocas, hay medallistas olímpicas y de competencias mundiales como Amarilis Savón, Yurisleidy Lupetey y Driulis González, considerada esta última la leyenda del judo y la mejor judoka del siglo veinte en América, con cuatro medallas olímpicas y siete cetros mundiales.

Después de tantos sacrificios sin frutos tangibles, a Namibia le restan dos opciones y ninguna se ha concretado. El boxeo profesional es una, pero eso podría obligarla a residir en otro país, y no siempre es fácil encontrar un promotor.

"Pude quedarme cuando viajé a Estados Unidos, y ahora estaría noqueada o ganando billete, como decimos, pero no era eso lo que quería. No quiero residir fuera de Cuba. Pero la fórmula que ideamos para poder pelear aquí y a la vez residir en Cuba tampoco funcionó, porque no había dinero para eso".

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Namibia ha viajado en dos ocasiones a EEUU. Primero en marzo de 2015, para asistir a la presentación de "Boxeadora", un documental sobre su vida producido por la norteamericana Meg Smaker. La segunda ocasión fue en julio de ese mismo año para intentar concertar un contrato, donde la preparación sería en La Habana, y viajaría a Miami algunas semanas antes de cada pelea.

Aún cree que es posible, con la ayuda de unas amistades, cerrar algún contrato en el boxeo profesional femenino europeo antes que la edad la derrote por segunda vez. Para eso tiene pensado viajar a Dinamarca a finales de junio.

La otra opción que ve a futuro es como entrenadora en Cuba de jóvenes boxeadoras. Si llega a aprobarse el boxeo femenil de manera oficial, Nambia, quien también es licenciada en cultura física, podría entrenar a mujeres boxeadoras. O bien, dar clases particulares de defensa personal. De cerrársele todas las vías aún le quedarían sus conocimientos de cocina.

"Ahora no tengo trabajo, pero soy también buena cocinera. He cocinado para paladares, [pequeños restaurantes privados]".

Su entrenador, Mestre, considera que Namibia está apta física y mentalmente para entrenar a las nuevas boxeadoras.

"Tiene el temple y las ganas. Lleva años entrenando por nada. Imagínate lo que podrá lograr si al menos pudiera entrenar a otras oficialmente".

Mestre considera que el boxeo femenil está a un paso de aprobarse.

Aunque hasta la fecha a las mujeres cubanas no se les ha permitido acceder a los circuitos de entrenamiento, ni optar por el boxeo en las escuelas de deportes, esa realidad podría cambiar en poco tiempo.

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El presidente de la Federación Cubana de Boxeo, Alberto Puig de la Barca, en declaraciones para ESPN en abril de 2015, afirmó: "Se sigue estudiando lo del boxeo femenil. Hemos visto los pros y contras, es un tema que se estudia, no ha habido una decisión, veremos en los próximos años qué decisión tomaremos. Por el momento, el boxeo femenil no está aprobado por la Federación, al menos no en el sistema competitivo, pero sabemos de la práctica de este deporte por parte de ellas, aquí el deporte es derecho de todos".

Según reportes en medios oficiales, como el periódico oficial Vanguardia, la Comisión Nacional dijo a principios de marzo que fueran enseñando a las mujeres que tuvieran interés en el boxeo, pues la Confederación Mundial de Boxeo había aprobado la participación de dos equipos de mujeres en la Séptima Serie Mundial de Boxeo, a celebrarse en 2017.

Aunque las autoridades deportivas no se han manifestado oficialmente sobre el asunto dentro de la isla, y la FMC continua sin emitir declaraciones, en Cuba casi siempre se cumple el refrán de que "cuando el río suena es porque agua lleva".

Los aficionados al deporte y el pueblo cubano en general están acostumbrados a que los cambios de todo tipo se experimenten primero en pequeña escala y sin mucha difusión. Y este parece ser el caso de la entrada oficial de las mujeres cubanas al boxeo.

Namibia tiene la completa seguridad de que el boxeo femenino se aprobará como deporte, así como tiene la completa seguridad que entrenará hasta que se muera.

"Yo voy a ser la súper abuela del boxeo. Hasta que yo pueda tirar un piñazo [puñetazo] allí en el saco yo voy a seguir boxeando", dice bromeando. "Creo que en vez de enterrarme en un ataúd me van a enterrar en un saco de boxear".