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Música

Valmiki Das: Historia que envuelve al hardcore con el hare krishna

Una charla con uno de los pilares del movimiento straight edge y el hardcore en la Ciudad de México.
Valmiki en un evento Hare Krishna

Carlos de 40 años, a quien mejor se le conoce como “Valmiki Das” en el mundo del hardcore y todo lo relacionado con el Hare Krishna en la Ciudad de México, continúa vendiendo las playeras que imprime de distintas bandas de HC en la sala de su hogar, cerca del Monumento al Boxeador de la Lagunilla. No hace mucho tiempo podías acudir a su local ubicado en la calle Buen Tono 21, a unas calles del Eje Central, arriba del comedor vegetariano Govinda Ram para enterarte, saber y descubrir acerca del straight edge, vegetarianismo, veganismo y ese universo espiritual del cual forma parte desde hace mucho. Algunas veces ahí también solían hacerse pequeños shows de punk, los cuales y para quienes conocen a Valmiki de mucho más tiempo atrás, traían viejos recuerdos de aquellas tocadas organizadas en el templo Krishna del Centro Histórico, en donde también, sobre la calle Allende, tuvo una fuente de sodas por diez años, la cual servía como un punto de encuentro para la comunidad Krishna y también para los fanáticos del hardcore.

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Valmiki me recibió en su hogar un viernes por la mañana. Cuidaba a sus dos pequeños hijos y esperaba a un cliente que se llevaría un par de playeras. Entre lo hiperactivo de sus herederos y un montón de su mercancía, hablamos de su introducción al hardcore y lo Hare Krishna, su adolescencia, el templo que coordino por un tiempo y su presente, entre otras cosas.

Noisey: ¿Cómo fue que llegaste al mundo del hardcore?
Valmiki Das: Tengo un hermano que es cuatro años mayor. Él, donde trabajaba, tenía un conocido que chambeaba con el Sonido Carita J.C. de Neza. Ese chavo siempre acostumbró prestarle videos y casetes a mi carnal. Entonces era muy común que todo eso yo me lo pusiera a ver o a escuchar también. En ese tiempo me gustaban las canciones y ni siquiera sabía qué grupos eran. Todo lo que escuchábamos era punk o rock urbano.

¿Qué bandas resultó que eran las que venían en los videos y casetes?
Es que más bien las grabaciones eran toquines en vivo del Carita J.C. No venían los nombres de las canciones o quiénes eran. Ya después, cuando empecé a comprar cintas, iba relacionando todo, ya que varías canciones las había escuchado gracias a mi hermano y su cuate; como La Polla Records o Eskorbuto.

Me imagino que de ahí se dio la transición a cosas ya más hardcore.
Sí, claro. La transición al hardcore yo creo se dio cuando estaba en la secundaria. Afuera de la escuela solían juntarse tres chavos de una unidad habitacional de por ahí. Ellos iban regresando del gabacho. Venían bien punkis con sus mohicanas de colores. Esos güeyes se juntaban con otros punks de la [colonia] Agrícola Oriental. Como a mí y otros chavitos ya comenzaba a latirnos ese pedo nos decían “Los Baby Punkis”. En aquel entonces yo tenía como unos 15 años y esos carnales aproximadamente 20. Un día de esos me empecé a juntar con ellos e íbamos a fiestas. Gracias a ellos fue como supe más sobre el punk y hardcore.

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Y en esa época que salías de fiesta con los punks del barrio sí llegaste a consumir alcohol, a fumarte un cigarro, etcétera. Te lo menciono porque hay muchas personas que ahora son straight edge, pero algunos, la gran mayoría, tienen un pasado de haber experimentado. ¿Fue tu caso o siempre te has mantenido al margen?
Fíjate que como a mi papá sí le gustaba tomar mucho, y también porque enfrente de la casa se juntaban a chupar, vi muchas cosas feas. Conforme fui creciendo no me gustaba para nada ese ambiente. Recuerdo que siempre terminaban peleándose. Pero básicamente lo que me marcó fue el rollo familiar. Mi jefe llegaba ebrio a la casa y tendía a ponerse agresivo. Tiempo después sí logró dejar de tomar, sólo que era tanto lo que bebía que yo pensé que jamás lo iba a lograr. Entonces todo eso me marcó, aunque al principio, y con los cuates de la secundaria, sí llegué a echarme unos tragos. Fumar, nunca me llamó la atención; y ya otras cosas como mota, afortunadamente nunca probé.

En qué momento descubres lo que es el straight edge?
Obvio fue por medio de la música. Compraba muchos casetes originales que traían las letras de las canciones.

¿Qué cosas eran las que acostumbrabas comprar? ¿Qué bandas?
Compraba todo mexicano. Bandas… pues prácticamente las de ese tiempo: Herejia, Disolución Social, Histeria, Massacre 68. En el Chopo había algunos lugares que traían cosas de Latinoamérica. Así me armé algo de La Pestilencia.

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Incluso tú eres muy pocas generaciones debajo de esa primera camada de HC punk, ¿cierto?
Sí. De hecho comencé a asistir a las tocadas como a los 16 años. No me tocó ver a las primeras bandas de hardcore, pero sí vi a Ley Rota, Desviados y otros más que todavía tocan en los festivales de la Denver Records. También me tocó ver mucho Desobediencia Civil.

Y en aquel entonces supongo que ya existía una marca más clara entre el vegetarianismo, el straight edge y demás ideologías que fueron brotando del entorno.
No tanto. Muchos grupos [en las tocadas] hablaban en contra de las drogas, pero al mismo tiempo andaban con la mona o bien borrachos. Todo eso lo fui observando, asimilando y cuestionándome cada vez más. Y junto a otro chavo que igual iban a los toquines y también mostraban un punto de vista más consiente, fue como empecé a agarrar más la onda de lo que significaba ser straight edge.

¿Recuerdas quién era ese amigo que también era más consiente?
Era Adrián, iba conmigo en la misma secundaria. Estuvimos por mucho tiempo juntos dentro del rollo punk. Me acuerdo que él desde un principio no tomaba, estaba en ese desmadre por la música. También había otro carnal, Oswaldo, que era del mismo barrio. Ese güey, sino me equivoco, cantaba en Tortura Auditiva y también se empezó a cuestionar sobre las drogas y todo lo que envolvía el ambiente de aquel entonces. De hecho, Oswaldo, como ya sabía más, nos empezó a hablar más profundo del [straight] edge, de Minor Threat, etcétera.

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¿Así fue tu primer acercamiento directo con el straight edge?
Sí. Pero poco tiempo después vino a tocar un grupo gringo… no recuerdo el nombre… Cantaba una chava y el bajista era [straight] edge. Ese día platicamos mucho con ese carnal, y a partir de ahí comenzamos a etiquetarnos como straight edge.

Para ese entonces existía mucha comunidad straight edge.
No. Yo me hice straight edge a los 17 años. No sé conocía mucho. Los poquitos que había creo que siempre terminaban recibiendo burlas por parte de su grupo de amigos.

Me imagino, porque de hecho esa época era muy destroyer, ¿no?
Sí. Todo el ambiente punk o la gran mayoría era monoso. Veías chavas que iban a los toquines con sus morritos en brazos y andaban igual.

Supongo que al mismo tiempo de todo esto fue como se originó tu banda de aquel entonces, Juventud Positiva.
Así es. Adrián en una tocada le vio unos stickers de un montón de bandas a Beto, guitarrista de Conciencias Muertas. Le empezó a preguntar varias cosas y con él terminamos haciendo Juventud Positiva. Beto nos llevaba como 7 años. Él compraba discos en el gabacho, los pasaba a casetes y se ponía a venderlos en el Chopo. Sabía mucho.

¿Todos eran de Iztacalco?
No. Beto era de la San Felipe. Algunas veces ensayábamos en mi casa y otras en la casa de la novia de Adrián.

¿Qué tocabas en Juventud Positiva? ¿Cómo era la alineación?
Yo tocaba el bajo, Adrián la guitarra, Beto la otra guitarra, Sergio y Yair estuvieron en la batería, y en las vocales Paco y César. Fue una época muy chida. Beto creo que terminó influenciándonos muchísimo. Siempre nos estaba pasando bandas nuevas y cosas que eran más en inglés. A mí siempre me gustó el rollo en español; y para ese entonces, aproximadamente en 1994, empezaba a haber más gente involucrada en el [straight] edge.

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¿Con que bandas solían tocar?
Tocamos mucho con Caustico [antes Atoxxxico, después AK-47] y con otra banda del Warpig que si no me equivoco se llamaba 34-D.

Y la cuestión del straight edge cómo iba.
Me acuerdo que el Mosh [ex vocalista de Atoxxxico] sacó una compilación en casete de grupos que tenían que ver con el [straight] edge. Pero la verdad, lo que uno se encontraba, terminaba siendo una joya.

Seguramente todo seguía siendo demasiado under.
Por supuesto. Si el hardcore era algo desconocido, el [straight] edge lo era mucho más. Recuerdo que en ese tiempo conocimos a un güey de Monterrey que era vegan-edge. Nos topamos con él en un toquin acá, en la Ciudad de México.

¿Recuerdas quién era aquel vegan-edge? ¿Con qué banda tocaba?
Era Carlos y le decían “El Escoria”. Actualmente es profesor de lucha grecorromana y también dejo de ser vegan-edge. Él venía con una banda regia que se llamaba Juventud Degenerada. Nos mantuvimos en contacto y hasta nos invitó al festival que organizan u organizaban allá.

¿Los Dos Días de Colectividad?
Sí. Nos apuntamos para ir a tocar, pero al final sólo terminamos yendo Adrián y yo.

De hecho en ese festival se conoció mucha gente.
Así es. Me acuerdo que nos fuimos en tren. Hicimos como 24 horas a Monterrey. En Querétaro, San Luis Potosí, Saltillo se iba subiendo mucha banda que iba para Los Dos Días de Colectividad.

¿Cuánto duró Juventud Positiva?
Como dos años. Empezamos a finales de 1993 y para 1996 nos separamos. Nada más grabamos un ensayo [con una grabadora]. Tocábamos covers de bandas gabachas, pero con la letra en español; por ejemplo “Break down the walls” de Youth of Today. Creo que era algo novedoso en aquel entonces.

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Así el mensaje de las canciones era más directo, ¿no crees?
Sí, de hecho. Los pocos straight edge que había se acercaban con nosotros. Comenzó a hacerse una especie de camaradería. Organizábamos comidas después de los ensayos y cosas así.

También tendían a hacer cosas más conscientes o radicales en relación al straight edge.
No. Eso ocurrió hasta después, cuando empecé mi fanzine y sacaba volantes con información ligada al [straight] edge.

¿Ese fanzine fue Decisión Personal?
Sí. Eso ya fue en 1999. Conforme pasaba el tiempo me fui involucrando más en hacer fanzines, tocadas, etcétera.

¿Qué temas tocabas en Decisión Personal? ¿Ya también formabas parte de la comunidad Hare Krishna?
El tema principal era el straight edge, vegetarianismo, veganismo y sí, incluía algunas cosas [Hare] Krishna. También una amiga me ayudaba a traducir canciones y las metía en la publicación. Hacía entrevistas a bandas nacionales y de Latinoamérica. Cosas así.

Crees que a partir del fanzine comenzó a haber un punto de vista mucho mejor dentro del punk y hardcore.
Un poco, sobre todo al principio, desde que estaba con Juventud Positiva. Ya con Decisión Personal, lo que era el straight edge creo que comenzó a esparciese más, no sólo de manera local. El fanzine lo enviaba a Sudamérica y cada día comencé a hacer más amigos, a conocer mucha gente por correo. Me escribía con personas que no eran [straight] edge pero que les latía lo que venía en Decisión Personal. Eso me motivó a seguir en esto, todo por estar recibiendo correos de personas que habían comenzado a adoptar un nuevo estilo de vida, y que también les había interesado lo Hare Krishna.

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¿Cuándo surgieron las tocadas en el templo Hare Krishna que estaba en el Centro Histórico?
Todo surgió por la fuente de sodas que tuve en la calle Allende número 27. Ahí estuve alrededor de 10 años. En ese lugar nos reuníamos gente devota a Hare Krishna. La comunidad creció tanto que por esa razón terminamos rentando un sitio en la misma calle, pero marcado con el número 33. Y como era un lugar súper grande no sabíamos qué hacer. Así fue como se me ocurrió comenzar a hacer tocadas y vender comida para generar ingresos y solventar la renta del lugar.

De hecho las tocadas que se organizaban ahí no se permitía tomar, fumar o meterse alguna sustancia toxica. De alguna manera te dabas cuenta quién sí iba a los show por la música.
Así es. Hicimos un montón de tocadas de diferentes estilos. Hacer shows siempre ha sido complicado. Es difícil encontrar un lugar que te facilite todo. En el templo no sólo hicimos shows de hardcore. También hubo de crust y hasta de la biblioteca anarquista. Recuerdo que en el templo tocó Tragedy. Estuvo bien bueno.

Para ese tiempo ¿cuánto tenía que te habías acercado al mundo Hare Krishna?
El primer vínculo que tuve fue en la casa de mis papás, cuando tenía unos 10 años. En el cuarto de las chácharas había un librito [ La reencarnación: vidas pasadas y futuras ] que llamó mi atención. No me acuerdo que lo haya leído en aquel entonces, pero me quedé muy clavado con la portada. Pero ya cuando tuvimos el grupo, Beto se sabía todo lo que tenía que ver con Youth of Today, Ray Cappo [el vocalista], entre otras cosas. Él nos mencionó que se habían hecho devotos de [Hare] Krishna y que también formaron su nueva banda, Shelter. Así fue como empecé a vincularme más, hasta que llegó el momento en el que acudí al templo, donde hasta dicen que los libros son una bomba de tiempo, que alguien puede adquirir uno, sólo que no van a explotar al instante. Creo que ese me pasó a mí.

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A los cuántos años llegaste al templo.
Como a los 17. Todo fue muy rápido. Me hice [straight] edge, a los dos meses me convertí en vegetariano, y como cinco meses después llegué al templo. A veces me pongo a pensar en todo y aún no lo creo. A esa edad uno anda de desmadroso.

¿Cuándo surge tu proyecto de serigrafía y playeras?
Eso ocurrió a raíz de que viví dos años en Estados Unidos. En el gabacho, cuando iba a las tocadas, vi muchas cosas que acá en México no se hacían o no eran tan comunes. Vi que vendían playeras de las bandas, comida, fanzines, etcétera. Pero fue en Los Angeles que conocí a Antonio “Avatar Das” [también mexicano], y tiempo después me lo vine a encontrar acá en la Ciudad de México [en el templo]. Él tenía un taller de serigrafía. Le empecé a pedir playeras para mí de distintas bandas, y la misma gente que acá iba a las tocadas me preguntaba que dónde la había conseguido. Curiosamente este asunto de la venta de playeras no lo busqué. Creo que más bien era algo entre compas que se fue haciendo cada vez más grande.

Pero al final sí resulto como un negocio, como algo de lo cual podrías subsistir.
Sí. Para empezar la economía en México no está como para que todos tengan la facilidad de pedir playeras originales del gabacho. Incluso hoy en día algunos me siguen criticando por el asunto de que es piratería, pero te aseguro que muchos son felices con las playeras de los grupos que les gustan, porque de otra manera no las podrían conseguir.

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Y esa misma venta de playeras de alguna manera terminó convirtiéndose en una Distro, ¿cierto?
Es correcto. Como llevaba playeras, hamburguesas, fanzines y discos que pedía del extranjero, siempre terminaba intercambiando cosas con demás personas que iban a las tocadas. Entonces las cosas que tenía cada vez fueron creciendo más.

Si no me equivoco también editaste discos bajo el mismo nombre de Decisión Personal.
Sí. La mayoría de los discos fueron splits y recopilados. Era más fácil de distribuir. Edité a Asunto de Chile, Nunca Más de Guadalajara, Rencilla de Panamá; en total salieron como unos cuarenta discos. Sin embargo, con las descargas por Internet todo se vino abajo. Igualmente mucho tuvo que ver que te dejaras contagiar por la apatía o la motivación de la gente.

Cuándo consideras que todo comenzó a venirse abajo.
Como por el 2010. Les decía a los morros que caían a las tocadas “checa este nuevo fanzine que saqué”, pero ni sabían qué era.

Se vio muy marcado el cambio generacional.
Completamente. A raíz de eso también dejé de hacer shows, aunque mi chamba haya sido apoyar a los grupos nacionales y de América Latina.

Pero bueno, tú fuiste parte de la época cumbre del llamado DFHC.
No. En ese tiempo me encontraba en el gabacho, más o menos de 1996 a 1998.

Cuando regresaste a la Ciudad de México ¿qué ocurría en el hardcore?
Yo creo que estaban las cenizas del DFHC. Recuerdo que andaban tocando Después del Odio, AK-47… Pero para esa época nació también nació el crew de Nueva Esperanza.

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¿Qué era Nueva Esperanza?
Fue un grupo de amigos que se formó aproximadamente en el 2002, y de donde surgieron cosas muy chidas. Con Nueva Esperanza sí llegamos a hacer cosas más sociales. Juntábamos comida o ropa y la repartíamos con los vagos, participábamos en las marchas anti-taurinas, íbamos a cocinar a orfanatos. Pero de hecho nunca nos etiquetamos como un crew straight edge, aunque la mayoría sí lo eran.

Suena a que era un crew de mente abierta, tú sabes que algunos veganos o straight edge tienden a ser un poco cerrados.
Sonará muy egocéntrico pero yo era quien movía Nueva Esperanza. Siempre he sido una persona muy abierta, y cuando veíamos a alguien nuevo trataba de recibirlo bien, que se sintiera en confianza; le preguntábamos de dónde era, qué lo hacía estar en alguna marcha, etcétera. Nada más que luego, a esos mismos que recibías con los brazos abiertos, sí terminaban siendo muy cerrados y mamones con los nuevos.

Incluso por personas así luego se piensa que todos los veganos o straight edge son así.
Hay de todo. Pero cuando vi que empezó a pasar eso me abrí un poco. Ellos siguieron pero rápido terminó. Lo chido es que a raíz de eso surgió el New Hope Fest y bandas como Tiempo de Afrontar, Understand, entre otras.

¿Qué te pusiste a hacer después? ¿Lo del fanzine?
Sí, seguí con el fanzine. También me puse a organizar giras con bandas nacionales y de Latinoamérica.

Ya no intentaste volver a tocar.
Intentamos hacer algunas bandas pero ninguna cuajo. Para ese tiempo con quien quería tener un grupo, ya todos teníamos niños o la chamba lo dificultaba mucho. Simplemente era difícil juntarnos a ensayar.

Pero creo que actualmente sigues haciendo el New Hope Fest, ¿cierto?
El último New Hope fue en 2016. Al final terminó haciéndolo un cuate. Sin embargo, cada vez fue siendo más difícil. No hay billete y tampoco tiempo.

¿Qué tanto cambió el festival? Porque antes creo que había una gran camada de bandas, ya mencionaste a Tiempo de Afrontar, Understand.
Antes era más de solidaridad, más la onda de conocer bandas, etcétera. Sólo que empezó a haber mucho ego. Con las bandas siempre batallabas. La gente nunca quería pagar el precio exacto de la entrada. Era un pedo. Igualmente pasaba que algunos grupos tocaban y se iban. Si éramos bien poquitos, así poco a poco fuimos menos. Ya por eso en la actualidad tiré la toalla.

Entonces actualmente nada más tienes lo de las playeras.
Sí, esa es mi chamba. También estoy vendiendo los sábados en el Chopo y tengo a la venta botas veganas que hacen en León, Guanajuato y yo las distribuyo.

Y por último, ¿cómo vez al hardcore actualmente? Noto que tal vez ya estás…
Apático [risas].

No, pero sí ya estás en otro rollo, que eso también es bastante bueno.
Pues sí. También ya no estoy tan chavo [risas]. Pero más bien ya no estoy tan interesado principalmente por las bandas. Creo que antes los grupos tendían a interesarse más por lo vegetariano y lo straight edge, hacer un cambio social y tener un mensaje en las canciones. Eso es lo que a mí me gustaba del hardcore. Ahorita ya es pura violencia y egolatría. Ya no veo la diferencia de ir a una tocada que a una discoteca. Antes ibas a un show para nutrirte de algo diferente. Ahorita estás en el ruido, bailando, drogándote. Todo ese ambiente se me hace gacho. Para mí siempre fue algo muy chingón preocuparte por el medio ambiente, por tu persona, tu alimentación. Si te das cuenta, creo que ya casi no hay tocadas de hardcore. Antes era cada quince días, cada mes, venían muchas bandas de fuera. Creo que ahorita falta alguien que tome la batuta y haga una diferencia.

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