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payasos con micrófono

Que pase el desgraciado... o el responsable de la desgracia

Es el único causante de todos los males de la selección mexicana y de las pesadillas de Miguel Herrera.
Via: Wikimedia Commons

Qué desgraciado eres, qué desastre has armado. Eres el único causante de todos los males de la selección mexicana y de las pesadillas de Miguel Herrera. Por tu maldita culpa ya no le ganamos a nadie y estamos en crisis. Eres un payaso con micrófono.

En 'Mexilandia', tierra de bufones y cangrejos, donde los humanos vuelan por los aires y se escapan por los subsuelos, todos siguen creyendo que la gente es pendeja. Nos ven la cara día a día nuestros gobernantes, nuestros policías, los vecinos y ahora hasta los entrenadores de futbol. Maldito Martinoli, de eso también eres culpable.

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Darle un micrófono a una persona es peligroso. Y no, no lo digo por ti Christian, lo digo por quienes utilizan también un medio de comunicación o un canal de penetración nacional para exigir que las críticas se acaben. Si algo falta en este país es eso, crítica, pero también se necesita tolerancia, respeto y capacidad de superación.

¿Quién iba a desquiciar al bien parado 'Piojo'? Un tipo bonachón, divertido, desmadroso, extravagante, de pueblo, corajudo y que celebraba los goles como el hincha furibundo que todos llevamos dentro.

Miguel Herrera ha perdido la compostura al frente de la Selección. Foto: miseleccion.mx

El gran problema que padecen hombres como Miguel Herrera, es que no siempre habrá 'paleros' a su alrededor que le aplaudan lo que hace. Y que así como los hay rectos, los hay necios… Neta, pinche Martinoli, no sé por qué pienso que eres uno de esos.

Pero hoy en México, esas personas gustan. Sobre todo, a los jóvenes que quieren frescura e ideas nuevas. Pero por encima de eso, que les gusta pensar. Es eso, pensar, y criticar, buscar respuestas y no quedarse con los comentarios lindos y que hacen quedar bien. De esos, muchos ya estamos hartos.

El éxito del comunicador de TV Azteca es que ha enganchado a ese sector, que quiere ver futbol para divertirse aunque los partidos sean malísimos. Que esperan el comentario chusco, la burla, pero que saben que cuando se deba hacer un análisis serio, se hará y en muchos casos será cruel y frontal, pero verdadero.

Aquella narración cuando México pierde contra Costa Rica en la eliminatoria anterior fue mítica. Asquerosamente ácida y verdaderamente correcta, le duela a quien le duela, alguien se atrevió a gritar en un micrófono lo que millones estábamos pensando en voz alta desde nuestra casa.

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Personalmente, nunca vi que Miguel Herrera se quejara abiertamente de Christian Martinoli. En una de las tres millones de entrevistas que el 'Piojo' dio, dijo que solo había un periodista que no toleraba (David Faitelson), pero en ningún instante mencionó al narrador de Azteca. ¿Por qué? Porque México triunfaba en el repechaje ante Nueva Zelanda, porque caminó en el Mundial y porque dejó un buen sabor de boca posterior. Pero como todo buen momento, siempre llegaría el malo.

"Solo hay un pendejo que me ataca". Ahí, se jodió todo.

Miguel Herrera cayó como gorda en tobogán, se levantó como si le hubieran puesto una chinche en la silla. Respondió malamente una crítica en su peor momento deportivamente hablando con el Tri. Digamos, que él solito se cavó su tumba.

Martinoli, con la viveza que le caracteriza, lejos de contestar el insulto, le llamó 'barrabrava', e ironizó con él. A partir de ahí, la guerra se desató, y como siempre, el desgraciado terminó siendo el del palco, y la víctima el de la banca. O al menos ese tufo de sentimentalismo apesta en cada conferencia de prensa donde el que tiene micrófono parece verse acompañado de otros colegas, cuya labor es informar y cuestionar, frente a un tipo que comienza a llamar 'payasos', visceralmente, a quien le critica.

El enrarecido ambiente que predomina, se aligerará con triunfos. Pero pese a que se gane la Copa Oro, la granada ya se tiene en la mano, y cuando los menos lleguen, le va a explotar en la mano a la selección tal y como pasó en el proceso rumbo a Brasil. Y de eso, seguramente, también tendrás tu la culpa, maldito Martinoli.

Por lo pronto, personalmente, esperaré las próximas narraciones de Christian. Primero, porque me gusta su estilo, segundo porque me divierte y tercero porque me identifico con esa idea de crítica que hace. No soy Clark Kent para querer cambiar el mundo desde una computadora, pero sí prefiero ser un tipo exigente que alineado con el resto. Yo también seré culpable, y soy un pinche maldito, igual que tú, desgraciado Martinoli.

Sigue al autor en Twitter: @andrescorona