FYI.

This story is over 5 years old.

No hay derecho

No sólo es el azúcar: las gaseosas también gastan más agua de la que imaginas

Opinión // ¿No deberíamos los consumidores saber cuántos cientos de litros de agua se utilizan en toda la cadena de producción de un litro de gaseosa?
Foto por Sebastián Serrano.

Dejusticia es un centro de estudios dedicado al fortalecimiento del Estado de Derecho y la promoción de los derechos humanos. Su columna de opinión en VICE se llama No hay Derecho. 

La industria de gaseosas necesita de una materia prima para fabricar su producto: el agua. Según un estudio de María Cecilia Roa, más de la mitad de los departamentos de Colombia tiene un índice de Gini de acceso al agua mayor al de acceso a la tierra. Es decir, que los derechos de acceso al agua están distribuidos de una forma más inequitativa que los de la tierra.

Publicidad

El agua es vida y eso todo lo sabemos: la industria de gaseosas a ratos utiliza el recurso hídrico para hacer campañas publicitarias que aumentan la fidelidad de los consumidores hacia ellas y mejoren su imagen.

Acá hago un recuento sobre cómo las dos principales empresas de bebidas azucaradas del país se muestran como "amigas del agua" y al mismo tiempo mantienen en la sombra temas esenciales como el propio consumo que hacen de ella.

En 2015, Postobón lanzó el portal www.litrosqueayudan.com, en el que se compromete a donar agua potable a las zonas más necesitadas del país. La campaña es muy sencilla: uno puede donar desde $5.000 pesos en línea y Postobón dona litros adicionales. Esto parece ser una excelente iniciativa, pues el cambio climático ha generado sequías y a eso se suma que en gran parte de Colombia el agua no se puede consumir.

Con este proyecto, la empresa recaudó 43.612 litros de agua en 2015 y logró atender, junto con la Cruz Roja, ocho emergencias, una de ellas en Tumaco y otra en la Guajira. Al ingresar a la página, sale un letrero que ocupa toda la pantalla y dice: "¡Colombia, el Chocó nos necesita!". Le sigue un párrafo preguntando: "Juntos podemos llevar más agua a los habitantes de Chocó. ¿Te unes para recoger 10.000 litros de agua para ellos?".

¿Cómo puede uno responder que no? ¿Quién no estaría dispuesto a donar $5.000 para esta causa?

Hace poco tiempo vi una publicidad de Coca Cola (Estados Unidos), en la que se enorgullecen de haber disminuido el radio de agua de 2.7 litros en el 2004 a 1.98 litros en el 2015. Esto quiere decir que por cada litro de gaseosa que producen gastan 1.98. Me pregunté entonces: ¿si Postobón está pidiéndonos a los colombianos que nos unamos para llevar agua a regiones con desabastecimiento, será que ellos tienen un mejor manejo del agua que el de Coca Cola?

Publicidad

La respuesta es no. De acuerdo a su Informe de Sostenibilidad, en 2015 Postobón usó 3.17 litros de agua por cada litro de gaseosa producida. ¿Cómo es posible entonces que nos pidan que aportemos agua, cuando ellos gastan TRES litros para producir UNO de gaseosa?

Después de ver que Postobón gastaba muchísima agua para fabricar su producto y no comprender su campaña contradictoria (y engañosa), me puse en la tarea de buscar sobre Coca Cola.

De acuerdo al Informe de Sostenibilidad de Coca Cola FEMSA, su radio es de 1.77, un número menor al de Coca Cola en Estados Unidos. Esta marca pareciera ser entonces más ecofriendly que la colombiana. Sin embargo, me encontré con la siguiente historia, escrita por Norbey Quevedo en El Espectador: desde el 2004 Coca Cola está en pleitos jurídicos con el Acueducto de Bogotá, que factura por dos motivos: agua y alcantarillado.

La pelea comenzó porque consideran que les están cobrando más de lo que deberían, ya que no están de acuerdo con que se les aplique la llamada "fórmula uno a uno". Esta fórmula es la que nos aplican a todos los colombianos: por cada metro cúbico de agua que sale de la llave, nos cobran un metro cúbico de alcantarillado.

Lo que argumenta Coca Cola, es que ellos no consumen el litro de agua que sale de la llave, sino que el 92% se queda en el producto. Es decir, que no es cierto que el metro cúbico que sale de la llave regrese al alcantarillado, sino que termina en una botella (que, aunque ellos no lo dicen, después va al estómago de un consumidor y, luego, al alcantarillado). Por lo tanto, no están de acuerdo con las tarifas que se les aplican.

Publicidad

Este argumento no convenció al Consejo de Estado, que falló contra la multinacional. Coca Cola quedó debiéndole más de 44 mil millones de pesos al acueducto, quien además le embargó sus cuentas bancarias. Todo esto, después de 69 reclamaciones por parte de FEMSA y 58 decisiones de la Superintendencia de Servicios Públicos.

La situación es entonces la siguiente: Postobón gasta más del doble de agua que Coca Cola y nos pide que ayudemos a abastecer de agua a las regiones que lo necesitan. Coca Cola gasta más de un litro de agua para producir uno de gaseosa, se enorgullece de las reducciones que ha logrado con el tiempo y las usa como publicidad, y al mismo tiempo se enfrascó en una pelea (que duró más de diez años) con el Estado colombiano para no pagar las cuentas del acueducto.

Pero aquí no se acaba la problemática de agua y gaseosas. Hay otro ingrediente fundamental de estas bebidas: el azúcar. Aunque no pude rastrear cuánta agua se gasta en Colombia para producir el azúcar que compran Postobón y Coca Cola, según un artículo de The New York Times se necesitan entre 170 y 310 litros de agua para producir el azúcar que contiene medio litro de gaseosa. Pero claro, esto nunca lo vamos a encontrar en un informe de sostenibilidad.

¿Es justo con los consumidores que nos pidan dinero para dar agua mientras ellos gastan cantidades de este recurso? ¿Es correcto que la publicidad y los informes de sostenibilidad nos muestren la disminución de uso de agua como un logro? ¿No deberíamos los consumidores saber cuántos cientos de litros de agua se utilizan en toda la cadena de producción de un litro de gaseosa? Estos son sólo algunos de los interrogantes que deja la engañosa publicidad "ecofriendly" de las gaseosas.

* Valentina Rozo es investigadora de Dejusticia, economista y administradora de empresas de la Universidad de los Andes. Está a punto de finalizar su maestría en economía de la misma universidad. 

**Esta es una columna de opinión: no compromete la visión editorial de VICE Colombia.