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Comida

Mata a esos peces antes de que se coman a tu perro

Proveniente de Asia, los cabeza de víbora del norte son usualmente llamados “frankenfish” gracias a su habilidad de respirar el aire atmosférico. Los jóvenes cabeza de víbora pueden llegar a arrastrarse en la tierra – sí, tierra – usando sus aletas...
Photo by Brian Gratwicke via Flickr

Imagina un pez feroz y carnívoro que puede llegar a medir hasta 36 pulgadas y pesar hasta 17 libras, armado con dientes filosos como navajas que pueden cortar a través de tu cuerpo como si fueras de gelatina.

Te presento al pez cabeza de víbora, y es lo que hay para la cena.

Proveniente de Asia, los cabeza de víbora del norte son usualmente llamados "frankenfish" gracias a su habilidad de respirar el aire atmosférico. Los jóvenes cabeza de víbora pueden llegar a arrastrarse en la tierra – sí, tierra – usando sus aletas hasta por cuatro días (o más si están en el barro). La peor parte, sin embargo, es su juego de peligrosos y afilados dientes.

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De acuerdo con el Servicio de vida salvaje y pesca de los Estados Unidos, los cabeza de víboras del norte llegaron a los Estados Unidos por accidente cuando los dueños de un acuario (que sin pensarlo los liberaron), y por las personas que estaban en el negocio de la venta de peces vivos, que los liberaron en lo salvaje para establecer una fuente alimenticia. Si frecuentas los lugares naturales de pesca alrededor de Capitol Hill, los podrás encontrar concentrados en el área de D.C., pero también se han infiltrado en partes del sur de California, Arkansas, y hasta en el Central Park de Nueva York.

Por suerte para nosotros, sin embargo, la variedad del norte tiende a mantenerse alejada de los humanos, y los cuentos sobre un cabeza de víbora comiéndose el perro de una familia resultaron ser falsos. Aunque eso es probablemente un pequeño consuelo para Colita, si consideramos que los cabeza de víbora pueden masticar a través de una bota reforzada con metal.

Otros peces, sin embargo, definitivamente tienen una razón para preocuparse. Los cabeza de víbora tienen el hábito de destruir completamente las cadenas alimenticias de los ambientes que invaden. En 2002, el Washington Post hizo un reporte en el problemático pez, y adjetivando certeramente a la especie como "monstruosa." El artículo citó a un biólogo de Maryland diciendo, "No tiene depredadores conocidos en este ambiente, y puede crecer hasta cerca de 15 libras. Y puede levantarse y caminar. ¿Qué más necesitas?

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El matar a los cabeza de víboras no es fácil, porque no se vencen fácilmente. Pero esto los hace particularmente divertidos para los pescadores, tanto que los torneos de cabeza de víboras han tenido un enorme crecimiento en popularidad en los pasados años, especialmente en áreas como Marbury, Maryland, sede del torneo de cabeza de víbora del Potomac. Puede que haya ayudado también que Maryland ofreció premios monetarios para los cazaban a las bestias.

Austin Murphy, el director del evento, empezó cazando cabeza de víboras hace cuatro o cinco años, cuando el y sus amigos eran el único grupo que los pescaba. Hoy, durante la alta temporada de pesca de los cabeza de víbora (finales de primavera a principios del otoño, cuando los peces nadan en las orillas), el ve unos 30 o 40 botes. En las noches de verano, les gusta poner un grill en el bote y festejar mientras van a su caza.

Los pescadores no son los únicos que asan a los pescados: tanto los locales como los chefs del área están cocinando estas criaturas viscosas por su sabor suave y mantecoso y su textura firma. Un creciente número de restaurantes de la costa este han estado experimentando con los cabeza de víbora en sus menús, incluyendo el Gramercy Tavern de Nueva York y el perpetuamente lleno restaurant tailandés de D.C., Little Serow.

Y si no tienes ganas de jugar a la ruleta rusa con tus dedos mientras intentas atrapar tu mismo una de estas criaturas dientudas, gracias a Dios por la facilidad del Internet. Los distribuidores de pescado como Pro Fish los venden congelados, así que los puedes ordenar bajo la comodidad de tu mantita, sin preocuparte de que lo que pescaste va a salir arrastrándose del refrigerador y se dirigirá a la casilla de Fido.

Después de todo, los pescados muertos no comen perros.