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Μodă

Nicola Formichetti

El diseñador Nicola Formichetti nació en Japón y se crió en Italia, lo que en la industria de la moda es el equivalente a un enano anoréxico con brazos como los de Popeye que decide ser jinete.

 El diseñador Nicola Formichetti nació en Japón y se crió en Italia, lo que en la industria de la moda es el equivalente a un enano anoréxico con brazos como los de Popeye que decide ser jinete. Nicola llegó a Londres a sus veintipocos años y desde entonces ha ayudado a lanzar las carreras de jóvenes titanes británicos como Gareth Pugh y Kim Jones. Sin embargo, se le conoce más como el director creativo de Mugler, la marca fundada y llamada así por un hombre, de nombre Thierry, quien una vez diseñó prendas que parecían exoesqueletos de insecto y transformó los torsos de las modelos en motos y después abandonó el mundo de la moda para convertirse en “Manfred”—un gigante cargado de músculos con unos pezones que parece que hayan sido agrandados con un desatascador.

En enero, Nicola dejó a “Thierry” y debutó con la renovada línea de Mugler, elogiada casi unánimemente. Reanimar la marca dada por muerta, sin embargo, es sólo uno de sus varios pasatiempos. En sus segundos libres es también el director de moda de Lady Gaga, Vogue Hommes Japan (que es, indiscutiblemente, una de las mejores revistas del mundo de ropa para hombres) y Uniqlo.

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Conocí a Nicola cuando el artista Matthew Stone trabajó con él como asistente en un proyecto y me reclutaron como modelo a la salida del Koko, una sala musical en Camden. Nicola me hizo fotos para la línea McQ de Alexander McQueen y, poco después, trabajé con él a tiempo completo en

Dazed & Confused

, donde él ejercía de jefe de moda súper joven haciendo un montón de cosas elegantes y bonitas.

Ahora Nicola vive en Nueva York, pero quedé con él hace poco en un hotel en el centro de Londres durante las pocas horas de las que disponía entre crear su primer desfile para Mugler en París (que tuvo lugar en enero) y preparar a Lady Gaga para los Grammys.

Vice: ¿Por qué has vuelto a Londres? ¿Estás aquí para trabajar en algo en particular?

Nicola Formichetti:

Acabo de terminar mi desfile para hombres en París y he venido aquí para trabajar en el de mujeres, que será a principios de marzo. También voy a trabajar en la campaña de cosméticos MAC y en los modelos de Gaga para los Grammys.

¿Te sorprendiste cuando contactaron contigo para que fueras el nuevo director creativo de Mugler? Tengo entendido que fue algo totalmente inesperado.

El director ejecutivo, Joël Palix, se puso en contacto conmigo y hablamos un poco. Estaba en mi apartamento en Nueva York cuando me llamó y me puse como loco, me entusiasmé. Al principio decidí que no iba a poder hacer el trabajo que me estaban pidiendo. No puedes resucitar a Mugler. Él era mucho más que “moda”. Él era moda, música, el underground: una subcultura de un solo hombre. Pero entonces empecé a investigar quién era en vez de lo que había hecho. Cuando llegué a la raíz, descubrí que nunca había ido a una escuela de moda, que siempre había sido un forastero, una especie de punk, un extraño. Así que me dije, “A la mierda. Lo haré”.

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Me parece interesante que Mugler nunca haya sido una marca comercial. ¿Vas finalmente a quitarle importancia a la pasarela y hacerla comercializable?

No. Quiero que la marca tenga éxito, por supuesto, pero lo que en un principio quiero hacer es continuar lo que Mugler siempre representó. Es más importante ser apasionante que vender productos. Quiero recuperar la sensación que tuve cuando vi la ropa de Thierry Mugler por primera vez, o el vídeo de “Too Funky” que hizo para George Michael. Lo que quiero es recuperar la actitud, antes que hacer ganar a la marca un montón de pasta.

¿En qué se diferencia tu punto de vista del de Thierry? Por ejemplo, ¿qué te inspiró para hacer la colección para hombres?

El principal centro de atención de Mugler siempre ha sido la ropa de mujer—la goma, los trajes clásicos, las perlas fabulosas. Para la colección de hombres simplemente me remonté a la colección para mujeres y la reinterpreté. Su ropa siempre ha tratado de dar poder, ya sea a través de una silueta que imponga o ampliando los hombros. Siempre ha intentado que las personas parezcan seres sobrehumanos. Yo, lo que quise, fue interiorizar ese poder. La ropa sigue dando una silueta imponente, pero es más simple. Cuando empecé a hacer el casting, Rico [Rick Genest] fue la elección perfecta.

¿Por haberse tatuado el cuerpo entero y la cara para parecer un esqueleto?

Sí, por supuesto. ¿Hay alguien que haya encontrado una forma visual más clara de tomar sus sentimientos internos y exteriorizarlos?

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¿Te supuso mucho esfuerzo organizar el desfile, tratándose del primero para Mugler?

No teníamos suficientes prendas para el desfile. De hecho, ni siquiera íbamos a hacer un desfile. Fue todo a última hora, pero entonces nos dimos cuenta de que no importaba que no tuviéramos una colección inmensa para vender porque, en realidad, lo que estás vendiendo es una atmósfera. Si lograbas ver más allá de la rareza inicial de la producción, las prendas, por sí solas, eran muy vestibles.

Supongo que es más difícil ser extravagante cuando haces ropa para hombre.

Totalmente. La moda para hombres está aún más restringida. Haces cualquier cosa que sea un poco “fuera de lugar” e inmediatamente te etiquetan de “gay” o de “freak.” Hay una delgada línea ahí.

¿Está cambiado la actitud de la gente?

Un poco. Está costando, pero valdrá la pena cuando lo consigamos.

Lo ves como una misión personal.

[

risas

] No sé. Lo único que quiero es que aquello en lo que estoy trabajando salga bien.

He oído historias que dicen que cuando empezaste en la moda te llevabas los muestrarios a los clubs para poder estudiar las colecciones de otros diseñadores.

¡Dios mío! ¿Dónde has escuchado eso?

Es un rumor que corre por ahí. Hay varios de ese estilo.

Joder, ¡no! Pero me encanta la idea del nerd estudiando a solas sus libros en la esquina de una discoteca.

Precisa total dedicación. ¿Por qué viniste al Reino Unido?

Nací en Japón, mi madre es de allí, y cuando fui lo bastante mayor para ir al instituto nos mudamos a Italia. Después mi vida se basó en encontrar excusas para venir a Londres. Mentí a mis padres y dije que venía a estudiar arquitectura, pero no estudié nada. Literalmente entraba por la puerta principal de la escuela de arquitectura y salía corriendo por la de detrás para ir a las discotecas. Así durante tres años.

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Nicola, a la derecha, con la musa masculina de Mugler, Rico. Foto de Mariano Vivanco.

¿Tus padres financiaban tu eterna fiesta o trabajabas?

Trabajaba. No tuve un empleo de verdad hasta los 22 años, cuando empecé en Pineal Eye, pero antes estuve trabajando con Vivienne Westwood los fines de semana. Robé un montón de ropa.

¿Se lo has dicho?

Sí, y le encanta.

Bien. De ahí fuiste a Dazed & Confused, ¿verdad? ¿Fue ahí donde te diste cuenta de que ser estilista es un trabajo de verdad?

De ninguna manera. Joder. Odio el termino “estilista”. Lo odio muchísimo. Siempre me niego a que me llamen estilista, y la gente dice, “¡Pero es que eres estilista!” y yo les digo, “No, no lo soy.” Ya sabes, esas conversaciones ingeniosas con las que te encuentras cada día en el mundo de la moda. [

risas

] Yo, simplemente, le pongo ropa a la gente. La ropa ni siquiera me preocupa, de verdad. Siempre me he visto como director de arte, alguien cuyo trabajo consiste en crear estados de ánimo, supervisar una imagen global. Incluso con el mejor estilismo del mundo, una imagen chunga será siempre chunga. Me encanta tener el control de todo—el diseño, el estilismo, la fotografía, y entonces que salga en una revista, y el marketing, y el pronóstico de las tendencias. Me encanta todo sobre la moda, así que cuando se me etiqueta de estilista, que es sólo una pequeña parte de ese mundo, me cabreo.

¡Tomo nota! ¿Dejaste de estudiar arquitectura porque ese campo no te ofrecía esa clase de control general? ¿O esa dirección era una especie de ambición juvenil o incluso una simple e inocente mentira?

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No, no era una mentira, la arquitectura siempre me ha gustado. También me ha gustado la moda desde siempre, aunque al principio fuera sólo como fan. Leer

The Face

fue lo que me hizo venir a Londres. Tu también la leías de pequeño, ¿no?

Sí. Era la única revista que había en el quiosco local que explicara lo que las personas más apasionantes estaban haciendo en los sitios más apasionantes del mundo.

Sí, era una biblia. Estaba pensando en ello el otro día. ¿Qué hacen ahora los chavales? Internet hace que sea muy fácil obtener la información que necesitas y quieres. Sin internet nunca habríamos encontrado a Rico, por ejemplo.

Cuando eres pequeño no sabes muy bien qué estás buscando, excepto que quieres cualquier cosa que te transporte a un mundo infinitamente distinto al mundo en el que vives.

Quieres sentir que eres parte de algo, como si formaras parte de una banda, aunque aún no hayas conocido a nadie que pertenezca a ella. Eso es lo que consiguen las grandes revistas. Ahora los chavales tienen a su disposición mucha más información de la que tenían en mi época. Conocen música antigua, música nueva, quiénes son todos los diseñadores interesantes. Si algo está pasando, ellos lo saben. Yo, como todo el mundo, creo que es genial. Pero al mismo tiempo, cuando las cosas se vuelven tan fáciles pierden un poco su valor.

Es bueno que todo sea accesible inmediatamente, pero no está de más mencionar las recompensas de rastrear algo que es difícil de encontrar.

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Sí. Pasa lo mismo con el sexo y las relaciones.

¿A qué te refieres?

La posibilidad de ver porno de inmediato implica que cuando intimas físicamente con alguien no sea tan especial. Piensas: “Podría haber hecho esto yo mismo y no tendría que haberme duchado o gastado todo ese dinero en copas”, ¿sabes? Acaba siendo más fácil. En fin, el mundo está cambiando y vivimos una época apasionante para experimentar con el sexo, la moda y la música.

¿De qué manera estás haciendo esto con Mugler, en concreto?

Eso es lo que intenté comunicar en el vídeo que hice para Mugler: todo está tan disponible y es tan desechable que hay que darle valor a las cosas que haces. Hacerlas tridimensionales. Las prendas, la música de Gaga… Se trata de hacer que los mejores productos estén disponibles para todo el mundo. No soy, y nunca he sido, un elitista. Quiero que todo el mundo se reúna, colabore y comprenda lo que está pasando en el mundo. Pero no quiero que se aburran con ello. Es otra de esas delgadas líneas.

Creo que eso es algo que se manifiesta en tu trabajo.

Esto no es un trabajo para mí, es diversión. Nunca he sentido que sea un trabajo.

¿Tuviste que abandonar algo cuando empezaste a trabajar en revistas?

Cuando empecé a trabajar en tiendas y revistas, sentí que era mi destino. Nunca había tenido una formación adecuada ni había sido asistente de nadie. Aprendí totalmente de mis propios errores. Me despidieron de algunos trabajos. No sabía tratar con los clientes. Tenía demasiada pasión. Siempre había mucho de mí mismo en lo que hacía y no lo suficiente por parte del cliente.

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¿Alguna vez tuvo repercusiones esta actitud tuya? ¿Has quemado puentes?

Hice el desfile de D&G cuando era un crío, y justo después me echaron porque lo que había hecho ya no era su visión. Era la mía. Lo traté como si fuera el Nicola Show, pero imagino que eso es lo que hace la gente joven: ignorar la filosofía de los demás. Todo el mundo piensa que me ha ido genial, pero siempre ha sido una lucha. Tengo más experiencia ahora que estoy en el lado opuesto, pero las cosas me siguen aburriendo demasiado rápido, enseguida quiero cambiar a lo que sea más novedoso.

Has mencionado la palabra destino. ¿Hay aspectos espirituales en tu trabajo?

En realidad empecé a ser “espiritual” de broma, como algo divertido. Mis amigos y yo solíamos ir a ver adivinas, echadoras de cartas y tal. Es simplemente mi lado japonés. Tengo a un par de tipos en Tokio y Nueva York, y voy a verlos o hablamos por teléfono y examinan mis miedos y trabajamos para superarlos. Es una especie de terapia, pero usando poder psíquico.

¿Puedes mencionar algunos de esos miedos? ¿Están relacionados con el trabajo?

No. Como he dicho, lo que hago nunca ha sido un trabajo para mí, y aunque todas las compañías y marcas para las que trabajo me despidieran seguiría llamando a mis amigos fotógrafos para que vinieran a hacer fotos, porque es lo que me gusta. No hago esto por el dinero. Lo hago por la diversión. Cuando se trata de trabajo no tengo miedo, y eso es porque no he sacrificado nada para hacer lo que hago. Es mi pasatiempo y mi forma de vida. No soy muy competitivo. Soy muy abierto, estoy muy conectado con mis fans y con mi propia existencia. Es más inclusivo si estás con un grupo. La creatividad consiste en ir intercambiando ideas. Se trata de comprender las cosas y encontrar ideas en la música, el arte, o lo que sea.

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Veo que has perdido peso.

Sí, estoy intentando adelgazar para el desfile de mujeres.

¿Para poder desfilar?

[

risas

] No quiero ser un cerdo gordito para las fotos. También estoy haciendo acupuntura y meditación.

¿Con un gurú y todo eso?

No, simplemente cierro los ojos y no pienso en nada durante media hora. Simplemente desconecto. Empecé haciéndolo durante tres minutos, después cinco. Desconectar es difícil, pero puedes entrenarte para conseguirlo.

¿Deberíamos hablar de Lady Gaga? La situación ha cambiado por completo desde sus inicios, cuando los diseñadores no querían que se pusiera sus prendas. ¿Recuerdas quién dijo que no se podía poner su ropa?

A mí siempre me ha encantado. Me atraen los freaks. La gente se portó fatal con ella. No puedo decir quiénes le dijeron que no, pero por supuesto que me acuerdo de ellos.

Imagino que ahora te llaman constantemente. Han recapacitado.

A cada puto momento. McQueen es el único que la quiso desde el principio. Dijo que podíamos coger cualquier cosa que quisiéramos de su stock.

¿Crees que el proyecto Gaga fue una extensión natural de lo que tú y tu grupo de jóvenes compatriotas londinenses estabais haciendo antes de que ella se convirtiera en algo tan grande?

No pensábamos nada por el estilo. Hacíamos lo que hacíamos, ni más ni menos. Era como hacerse una paja—haces lo tuyo y eres feliz. Gaga convirtió eso en una realidad. Le dio un propósito a mis pajas. Se convirtió en la forma humana de las páginas de revistas que ya estaba haciendo. ¡Ahora hago algo que existe de verdad! Mis ideas están andando por ahí y hablando con la gente…

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¿Alguna vez puedes desconectar de las fauces de la moda? ¿Es eso posible para alguien en una posición como la tuya?

Tengo muchos amigos que no están metidos en la moda. He conocido a mucha gente loca que me ha etiquetado de pretencioso, y siempre soy consciente de no ser uno de ellos.

¿Evitar ser un hijo de puta es parte del objetivo? ¿Tienes algún otro objetivo general?

Por supuesto, quiero gustarle a todo el mundo y que a todo el mundo le guste lo que hago. Sé que eso es imposible, pero soy idealista. Intento no prestar atención a lo que dice la gente en internet, porque cuando has puesto tu corazón y tu alma en algo, no es bonito ver que la gente responde de forma negativa. Aunque sea un chaval cualquiera en, no sé, México. Si la crítica está bien pensada intento tenerla en cuenta, pero es mejor no prestar atención. Ahora que estoy haciendo colecciones, hay críticos en los desfiles. Es aterrador. Las críticas duelen, pero no puedes hacer nada al respecto. No hago cosas corrientes ni comerciales, así que, por supuesto, van a criticarme.

¿Has pensado alguna vez en lo que alguna gente podría llamar tu legado?

¡No! ¿De qué coño estás hablando? ¡Haces que parezca un viejo! Me gustaría dejar huella, pero pensamientos de este tipo me quedan aún muy lejos.

Vale, joder, ¡sólo era un comentario! Cambiemos de tema. ¿Tienes novio?

Desde lo de Mugler hay un montón de gays rollo duro que me mandan mensajes. Para mí es una cosa totalmente nueva, así que soy reacio. Es difícil decidir quién está interesado en mí y quién está interesado en Gaga o en el estilo de vida o el estatus o lo que sea. Creo que simplemente necesito un novio que sea tan exitoso como yo. James Franco o alguien así.