Cuando Xavier Aaronson, el güey que le preguntó a los guardias del museo su opinión sobre el arte que deben ver todo el día, me pidió que hiciera algo para promocionar su blog, Nenas en el museo, no tenía idea de lo que me estaba diciendo. Aunque estábamos chateando en línea, tiene esta forma sutilmente europea de ligar las palabras para hacer oraciones que te hace pensar que no es un ser humano de verdad. Me dijo: “te tengo una propuesta, avísame si te interesa”. Y pensé que me iba invitar a viajar en el tiempo para participar en el video musical de "1979" de los Pumpkins o algo así. Así que cuando me presentó una propuesta de verdad, mi cerebro sintió ese golpe que sientes cuando levantas una lata de refresco pensando que estará llena pero que en realidad está vacía. Por lo tanto, tiene sentido que un brujo como Xavier —que podría hacer a una madre sonreír durante el funeral de su propio hijo— lograría tejer un asombroso simulacro con la imaginación de todo caballero bien educado en su inigualable página de internet. Me podría quedar aquí sentado y escribir de qué se trata, pero te daré un poco de crédito y asumiré que ya lo dedujiste del título. Pero te advierto que sí tienen playeras. Y está bien.
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