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El dodo no era como crees

Cuando vemos un dodo en un museo, ¿observamos un producto de la ciencia, del arte o de ambas?

Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard, nuestra plataforma de ciencia y tecnología.

De todas las cosas muertas que se exhiben en el museo de historia natural de Londres, el pájaro dodo del primer piso es el más interesante.

Eso creo yo, al menos. Cuando viví en Londres solía visitarlo en las solitarias mañanas de fin de semana, mirando su triste rostro en silencio. Parecía inspirar el peregrinaje de alguna forma, actuando como un tótem simbólico del error humano y la tragedia de la extinción.

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El dodo parecía ser una reliquia biológica, capturado y conservado antes que su especie se extinguiera durante el siglo dieciocho. Pero existe una nueva y extraña dimensión de este pájaro en el museo: no es realmente un dodo. Es un compuesto, un franken-dodo hecho de partes de otros pájaros, cosidas para hacer algo que su creador nunca había visto en la vida real.

El dodo Museo de historia natural de Londres. Imagen: H M Cotterill/Flickr

El experto en dodos residente del Museo de Historia Natural, Julian Pender Hume, es un paleontólogo, artista y autor de numerosos estudios sobre aves extintas, y también es coautor del libro Lost Land of the Dodo. Le pregunté por mail sobre los orígenes del dodo falso y cuán precisa puede ser una representación. "Según lo que yo sé, los dodos embalsamados (de los que hay dos diseños) fueron hechos por Rowland Ward, uno de los grandes taxidermistas victorianos, y fueron exhibidos por primera vez alrededor de 1890 en el museo de historia natural", dice. "Están hechos de yeso y plumas de cisne y ganso".

El resultado es, literalmente, un popurrí de influencias, tanto visuales como literarias. Vive entre la ficción y la realidad, mitad ciencia biológica, mitad producto de la imaginación.

Es arte basado en arte. La estilizada imagen del dodo pasó de mano en mano como un susurro chino cultural. "Los modelos están basados en el gran dodo gordo, ilustrado por Roelant Savery, el más prolífico de los artistas del dodo", dice Hume. "Uno representa al Mauritius dodo, el otro al dodo blanco de los alrededores de Isla Reunion. Ward estaba equivocado en los dos. El dodo de Savery es considerado una exageración de la forma real del dodo".

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Pintura de un dodo por Roelant Savery. Imagen: British Museum/Wikimedia.

En un video hecho para el museo de historia natural, Hume reimaginó el dodo a través de una pintura que es más certera científicamente, corrigiendo el dodo pintando en 1620. Explicó cómo es que las representaciones anteriores exageraron el dodo, creando la imagen que conocemos hoy. "Ciertamente era un pájaro más atlético y un reporte describe que podía correr más rápido que un humano en territorio abierto", dice. El dodo blanco embalsamado es aun más erróneo, ya que puede que nunca haya existido: "Su existencia se basa completamente en escritos de marineros, y corresponden a un pájaro diferente, el solitario o Ibis de Reunion".

El dodo se desvaneció muy rápidamente para ser debidamente registrado y preservado. Nativo de Mauritius, la especie es mencionada en registros de barcos y navegantes. A través de los años y debido a un medioambiente sin depredadores, el pájaro perdió la necesidad de volar. Sus alas se encogieron y su cuerpo se hinchó.

Cuando criaturas que no eran nativas fueron llevadas a Mauritius a bordo de barcos y el bosque de ébano fue diezmado, la población de dodos cayó en número. Luego, cuándo la Dutch East India Company perdió el vigor, los marineros volvieron a comer carne de dodo. La encontraban dura y chiclosa, pero no había otras opciones. El pájaro estaba extinto al momento en que dejaron la isla en 1710.

La colonización tiene una manera de reescribir la naturaleza, introduciendo nuevas ficciones que se transforman en realidad. Un siglo y medio después de su extinción, los científicos naturalistas comenzaron a decir que el dodo nunca existió. El pájaro fue documentado vivo por última vez en 1688 y dibujado por Cornelis Saftleven en 1638.

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A medida que pasó el tiempo, la falsa imagen del dodo perduró. El único esqueleto completo de un dodo en existencia, encontrado por Etienne Thirioux en algún momento entre 1899 y 1917, se mantuvo sin ser estudiando hasta el año pasado, cuando fue sometido a escáners 3D en un intento por reconstruir la verdadera forma de la criatura.

Otros supuestos esqueletos de dodo expuestos en diferentes museos son compuestos incompletos hechos a partir de variados pájaros (uno de estos compuestos está en el museo de historia natural de Harvard, lo que llevó a uno de los expertos invitados a descubrir el fraude y decir "es como si el dodo hubiese muerto de nuevo").

Los esqueletos son hechos a partir de los huesos de otros pájaros y se rellenan los espacios en blanco con partes de otros animales. Es el espacio en blanco de nuestro conocimiento. Se sabe poco sobre cómo era este pájaro realmente: cómo se movía, sus expresiones faciales, incluso el color de sus plumas.

La cabeza del dodo de Oxford. Imagen: Ed Schipul/Wikimedia

El rinoceronte de Dürer, la representación en xilografía del animal como una bestia armada con cuernos en la espalda y patas escamosas, fue creada por el artista sin haber visto un rinoceronte en la vida real, basado en dibujos y descripciones escritas. La imagen perduró, girando por Europa e inspirando artistas a crear nuevas entregas de la criatura imaginada, hasta que fue aceptada como la representación definitiva de cómo se ve un rinoceronte.

¿Le sucedió lo mismo al dodo? Los rinocerontes existen hoy, pese a estar en peligro, y son pocos los niños que crecieron sin ver una fotografía o video de alguno. Pero no podemos decir lo mismo sobre el dodo.

Le pregunté a Pender Hume si acaso en un museo es mejor tener un dodo compuesto que ningún dodo y contestó: "Pese a que ha cambiado mucho nuestra percepción del dodo y su apariencia, creo que por razones históricas los dodos erróneos deben quedarse. Representan lo que pensábamos y sabíamos sobre el pájaro en ese tiempo. Además, y pese a toda la publicidad en contra, las nuevas interpretaciones sobre la forma del cuerpo no son reconocidas extensamente".

Cuando vemos un dodo compuesto en un museo, ¿estamos frente a ciencia, arte o una combinación de las dos?