Israel suspende la participación de la UE en el proceso de paz con Palestina

Israel anunció ayer domingo que suspenderá la participación de la Unión Europea en el proceso de paz con Palestina. ¿El motivo? La decisión del ejecutivo continental de crear una denominación de origen que identifique y etiquete como tales a todos los bienes producidos en los asentamientos israelíes en Cisjordania.

La Unión Europea aprobó el mes pasado una normativa que establece que los exportadores israelíes se verán obligados, en adelante, a identificar con las etiquetas pertinentes a todos los productos agrícolas y cosméticos elaborados en los asentamientos cuando estos sean exportados a estados miembros, un movimiento que las autoridades europeas describieron como técnico y no como político, pero que, sin embargo, ha caído muy mal entre los israelíes. El gobierno judío ha decidido ahora expresar su desaire en términos políticos.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha ordenado a su Ministerio de Asuntos Exteriores que "reconsidere y revise el papel de los organismos europeos en todo lo que concierna al proceso diplomático con los palestinos", tal y como anuncia un comunicado emitido desde el propio ministerio.

"Hasta que no se haya consumado la revisión, el primer ministro ha ordenado la suspensión de las relaciones diplomáticas con la UE y sus representantes en todo lo relacionado con el asunto".

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Las autoridades europeas han restado importancia a la maniobra israelí. A su modo de entender la amenaza viene de lejos, pero se trata de una mera suspensión que será levantada en breve. Sin embargo, el gobierno de Netanyahu ha dicho que las nuevas directrices — que han sido asumidas después de tres años de negociaciones por parte de la Comisión Europea — son "discriminatorias" y perjudican el proceso de paz con los palestinos.

Por su parte, la Unión Europea considera que las tierras que los israelíes ocupan desde que las invadieran durante la guerra de 1967 — y que incluyen los territorios de Cisjordania, de Jerusalén Este y los Altos del Golán —, no forman parte de las fronteras de Israel reconocidas por la comunidad internacional.

De tal forma, los productos elaborados en la superficie invadida y ocupada no pueden ser etiquetados como "producidos en Israel", sino que deberán de especificar que proceden de los asentamientos, que la UE considera ilegales a la luz de ley internacional.

Tras el anuncio de la UE, Netanyahu calificó la medida como "hipócrita y de doble rasero", puesto que, a su entender, el ejecutivo europeo no está comportándose de la misma manera en los centenares de conflictos armados repartidos por todo el mundo.

"La Unión Europea debería de avergonzarse de sí misma", proclamó durante una visita oficial a Washington a principios de este mes. "No aceptamos que Europa se dedique a etiquetar ahora al bando que está siendo víctima de ataques terroristas".

El desarrollo de los asentamientos ha sido uno de los principales obstáculos en las negociaciones entre Israel y Palestina. En abril de 2014 el proceso, respaldado por Estados Unidos, entró en un punto muerto en el que sigue sumido a día de hoy.

"Se trata de una forma de identificar la procedencia, no de una etiqueta de advertencia", relató el embajador de Estados Unidos en Israel, Lars Faaborg-Andersen, después de que la decisión del bloque europeo fuese anunciada.

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Gran Bretaña, Bélgica y Dinamarca ya han adoptado su etiquetaje de los productos israelíes. El etiquetado distingue a los bienes producidos en Israel, especialmente en materia de frutas y de vegetales, de aquellos que proceden del valle de Jordania, en la ocupada franja de Cisjordania.

Una vez la propuesta ha sido aprobada, en adelante los 28 estados miembros de la UE deberán de aplicar el mismo etiquetaje.

Según el ministro de economía de Israel, la medida ocasionará unas pérdidas estimadas de 45 millones de euros al año. Los productos afectados serán las uvas, los dátiles, el vino, alimentos procedentes de las aves de corral, la miel, el aceite de oliva y todos los cosméticos elaborados con minerales procedentes del mar Muerto.

La cifra representa una quinta parte de los beneficios generados por los productos elaborados en los asentamientos cada año, cuyo valor oscila entre los 190 y los 290 millones de euros. Claro que apenas son un decimal si se los refiere a los casi 20 mil millones de euros que Israel factura y comercializa anualmente a la Unión Europea.

Los campesinos y los productores de vino de Cisjordania han expresado su preocupación ante el impacto económico que la medida pueda tener sobre sus bienes. Algunos, de hecho, han empezado a diversificar sus productos rumbo a mercados como el ruso o los asiáticos, para así eludir el cerco del etiquetaje europeo.

El ministerio de Asuntos Exteriores israelí anunció en un comunicado que su contacto con los países de la Unión Europea — y aquí se refirió específicamente a Alemania, Francia y Gran Bretaña — no quedará afectado por el anuncio de ayer.

Un funcionario del gobierno israelí explicó que Israel dejará de colaborar en proyectos financiados por la Unión Europea para apoyar al pueblo palestino. Sin embargo, no mencionó ni qué instancias específicas ni qué organismos quedarán afectados por la decisión.

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