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Cultură

Así son los clientes de un traficante de drogas de Madrid

Los que pillan pastillas son más exigentes con el precio y la coca sigue siendo la reina indiscutible de la fiesta. Todo el mundo pide rebajas y hay mucho 'gourmet' listillo de las drogas.

Ilustración Dan Evans

Jesús tiene 27 años y conoce bien el negocio de traficar con drogas. La gente, los clientes, por norma general, aprecian mucho el trabajo del camello. Algunos solo por interés, está claro. "Los que se drogan por primera vez llegan flipando, y con algo de miedo. La gente que ya está más experimentada lo valora mucho porque sabe que en un momento puedes desaparecer. Por eso te trata mejor, te cuida más porque lo valora". Traficando se gana pasta, pero hay algo más: "El 50% es dinero y el 50% poder".

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La relación con sus clientes varía con el tiempo, porque al principio hay buen rollo y luego se va haciendo más distante. Ha hecho amigos en el negocio, ha conocido "gente guay y otra que no lo era tanto". Pero lo que no falla es que todo el mundo pide una rebaja, y él se harta de decir que "no" una y otra vez. Cuando le preguntamos por la droga estrella, Jesús no duda: "Cocaína". No distingue entre ricos y pobres (los ricos pillan más y pagan más, simplemente), ni de tribus sociales, ni de edad (ha llegado a tener clientas de cincuenta y pico).

Estos son los clientes de un camello de Madrid.

Vice: ¿Cómo se empieza en esta historia?

Jesús: Mi caso no es representativo porque yo empecé porque me hacía ilusión.

¿No por la pasta?

Todo lo contrario, porque yo tenía dinero para poder comprar droga de sobra. Lo que pasa es que en un momento dejó de ser por hacer la gracia y se convirtió en algo económico. Ahí deja de ser divertido.

¿Te arriesgas más?

Sobre todo al principio, porque no entiendes muy bien qué es lo que pasa y haces cosas que no haces después. La gente te avisa, cualquiera que haya salido por la noche te dice: "Ten cuidado". Ten cuidado porque han visto a gente que lo ha hecho antes que tú y bien lo han dejado de hacer o están en prisión. Solo hay dos salidas, o lo dejas o te pillan tarde o temprano.

¿Qué drogas manejas?

Empecé con pastillas, que es lo divertido, y cuando necesitaba dinero fui cambiando, M, speed… hasta llegar a la coca. La coca es la reina del negocio.

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¿Por qué?

Es muy fuerte, cuando comencé a vender coca me superó completamente, porque es muy grande la cantidad de demanda. Toda la experiencia que tenía de antes se multiplicó por diez. Más clientes, que quieren más rebajas… todo es más profesional. Es todo como hostia, puff…

Solo hay dos salidas, o lo dejas o te pillan tarde o temprano.

Son mas exigentes los que pillan coca.

En cuanto a exigencias el peor es el de las pastillas, porque es lo más barato. El que va a pagar 50 o 60 pavos por coca, no tiene problemas con el precio. Ya sabe que se va a gastar dinero. En las pastillas, donde vas a pagar solo 10 euros, es donde la gente más regatea. Le cuesta soltar el dinero.

También es gente que va más justa, gente más joven.

Yo siempre tuve en mente bajarlas a 5 euros y cuanto más bajaba, la gente más me apretaba.

¿Cómo es el cliente de coca?

Sobre todo tiene más poder adquisitivo, en cuanto a edades yo creo que no hay diferencias. Lo que pasa es que de coca hay muchos menos camellos y yo he tenido incluso algún cliente conocidillo. O bastante conocido. Yo creo que la coca es más complicada porque la poli cuando busca a un camello busca a un camello de coca. También da más miedo. No es un escalón más, son dos o tres (risas). Yo nunca quise haber hecho eso.

¿Hay alguna edad media?

Hay de todo, de verdad. Hasta 55 años, tranquilamente, que es mucho. Te llega gente que dices: "¿Dónde vas?". Suelen ser mucho más personajes, cuando aparece una persona así de mayor suele ser personaje.

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Iban a tu casa.

Sí, mi casa estaba situada estratégicamente. También he ido a discotecas, pero al principio solo en casa.

¿Es más seguro?

Hombre, salir a la calle con mierda…

Y tú, ¿cómo tratas a un cliente?

Yo creo que a todo el mundo le pasa igual, al principio eres supermajo. Y luego te vas cansando y la gente deja de ser maja contigo y no te hacen ni puto caso. Llega un punto en que te cansa ver a gente, en el fondo es un trabajo. Tener que sonreír…

Te llega gente que dices: "¿Dónde vas?". Suelen ser mucho más personajes, cuando aparece una persona así de mayor suele ser personaje.

Hay mucho gilipollas.

A mí no me han tocado, porque yo en cuanto noto cualquier problema lo aparto. En plan, "ése no era yo, era otro".

¿Qué tipo de cliente es más desagradable?

Yo me he movido mucho en el ambiente gay, y creo que hay mejor rollo que entre los heteros. Aunque no se puede generalizar. Te terminan conociendo más, es mucho más familiar el ambiente y cuando vas a otro lado te tratan con más desprecio. Y desconfías más, y eso se nota.

Y pedirte rebajas o descuentos.

Todo el mundo (risas). Por mucho que no quieras acabas rozando la bordería para decir que no, después de que has tenido que negarte cuatro o cinco veces. Yo ya bajaba los precios y llegaba un momento en que decía: "Pero, ¿qué más?".

En Madrid hay mucha historia con que la cocaína no es buena y hay gente que comienza a pasarse al speed, ¿no hay coca de calidad?

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Todo el mundo, de primeras, se queja. Por si acaso. Es verdad, te lo juro. El speed siempre está mojado, incluso antes de que lo hayas dado ya lo dicen (risas). Pero creo que es verdad que es difícil encontrar cocaína buena aquí. Si te la pasan por 50 euros no es buena, te tienes que gastar mínimo 60 y tener suerte de que no te estén timando.

¿Algún cliente se ha quejado después de consumir?

Yo tenía un 'terciario', que me hacía parte, y a él si se le han quejado bastante. La gente se cabrea, pero yo tampoco tengo la culpa. Yo no soy el de Breaking Bad, yo solo te lo paso a ti.

¿Se pueden hacer amigos en este negocio?

Te voy a ser sincero, no sabes hasta que punto se acercan a ti por lo que tienes o por ti. Luego ya sí te das cuenta de si es por el interés o no. Algún amigo he hecho. Por estadística, si conoces gente haces amistades, yo he conocido gente muy guay y otros no tanto. La persona que se droga suele ser una persona solitaria, eso pasa mucho en nuestra sociedad.

Clientes solitarios.

Es un poco tópico decir que te drogas y no te quedas enganchado, un gran porcentaje lo hacen por soledad. Las adicciones cubren una parte que no tienes cubierta, y la droga solo vale en el momento, luego vuelve la soledad.

¿Has tenido que hacer alguna vez el papel de psicólogo?

Al principio, sí, pero luego te cansas. Te das cuenta de que quieres ayudar, pero cuesta tanto y te lleva tanto tiempo que no merece la pena, a no ser que sea alguien muy cercano. Además, si no te pilla a ti, pillará a otra persona. La posibilidad de que ayudes a alguien es baja.

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¿Entiende la droga de clases sociales? ¿Se gasta más pasta alguien del barrio de Salamanca que de un barrio del sur?

En la cocaína están todos. El rico se la compra sin problemas, y el más pobre se quita de otras cosas para pillarla, y te pide rebajas. El rico como si se la pones a 100 euros. El que te compra pastillas es porque no tiene dinero, el que tiene dinero te pilla cristal. Y luego hay gente que prefiere el speed a la coca.

Por tribus urbanas, ¿hay diferencias?

En la cocaína están todas las tribus urbanas, todas. Ahora, por ejemplo, en el mundo gay está de moda el GHB.

Gracias, Jesús.