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Ni Brouchkov ni sus colegas pueden entender el mecanismo que hace a estas células inmunes. Básicamente, encontraron un poco de hielo sucio, se lo inyectó, y ahora es más fuerte. Quizá dentro de poco pueda detener las balas. Las llamas no lo quemarán. Anatoli Brouchkov, invicto y gigante, alzará rascacielos a la Luna. Si queremos la paz entre los pueblos de la Tierra debemos empezar ahora a inyectar la Bacillus F a otro hombre, para contrarrestar la amenaza de Brouchkov.Pero quizás incluso morir aplastado entre las manos del invencible Brouchkov será un alivio. Teniendo en cuenta el hecho de que los científicos están tratando de alcanzar la inmortalidad (o al menos la longevidad extrema), la pregunta que debemos hacernos es si realmente queremos vivir para siempre. ¿Tenemos realmente ganas de estar aquí en 3015? ¿Nosotros y un puñado de científicos rusos locos y fortísimos como compañeros? ¿Quieres vivir mil años? Piensa en la cantidad de deudas que vas a acumular. Piensa en cuántas personas conocerás en fiestas y a las que luego querrás olvidar y que te obligarán a cambiar de acera cuando te las cruces. Piensa en cuánto más puedes vivir sin ver The Wire, y que tendrás que explicarle a algún pesado cómo es que llevas 500 años sin verla. Piensa en cómo sería tu vida de vergonzosa si le dices a la gente que empezaste a escribir una novela y 6,000 años más tarde, todavía no la has terminado. No. No, gracias. Yo, la vida eterna, no la quiero.