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Pero esta noche vinimos a ver las maquinitas. Con los bolsillos llenos de cigarros y monedas de 100 yens, escapamos del aire nocturno lleno de smog y entramos a Hirose Entertainment Yard, la primera parada en nuestra odisea de maquinitas en Akiba.HEY se parecía a todas las demás maquinitas porque tenía más que nada juegos para atrapar muñecos y dispensadores de chicles en el primer piso. En cuanto vi esto, creí que iban a ser iguales que las maquinitas de mi país de origen. Sin embargo, cuando subí por las escaleras eléctricas, me di cuenta de que no podía estar más equivocado.De inmediato vi filas y filas de Astro Boys de SEGA, cada uno con su respectivo jugador sentado, fumando, vestido de traje y con un cubre bocas en el rostro. Este lugar es famoso por su comunidad de gamers expertos. Aquí podemos ver cómo los mejores jugadores de danmaku en todo el mundo descienden al infierno de balas. Ellos ya olvidaron cosas de Ikaruga que seguro nosotros nunca supimos. Nos sentamos a ver con asombro cómo los jugadores hacían combos increíbles y puntajes altísimos en juego como DoDonPachi, Mushihimesama y Battle Garegga. La novedad en este lugar son los shooters Cave y es impresionante cómo un género tan de nicho sea capaz de atraer tantos seguidores.Un piso más arriba están las máquinas de peleas que conocemos, las que amamos y otras de las que nunca antes habíamos escuchado. Los asalariados y los estudiantes de primaria se reúnen alrededor de zonas dedicadas por completo a juegos de pelea como Tekken 7, Street Fighter IV y Virtua Fighter 5. Hay decenas de cabinas donde sentarse para jugar peleadores en 2D tan extraños y diversos como Guilty Gear XX, BlazBlue Continuum Shift y Persona 4: The Ultimate. Todas y cada una de las maquinas están ocupadas por un jugador con la mirada perdida, la camisa desabotonada y un cigarro consumiéndose en el cenicero. Hay tanto ruido que es imposible tener una conversación. Por primera vez en muchos años, sentí esa electricidad que me provocaban las maquinitas de mi infancia, sólo que esto era algo completamente diferente. Ni siquiera en el auge comercial de las maquinitas había cabinas DoDonPachi en todas las salas. Terminamos de recorrer HEY, jugamos unas cuantas partidas y volvimos a salir a la calle a buscar otras maquinitas.
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