Cómo levantan los manipuladores, los egoístas y los arrogantes

A lo largo de mi vida he desarrollado la habilidad especial de salir con tipos muy imbéciles. Ya saben: cretinos, machistas, egoístas, creídos… Le tengo el tiro. No sé si es una cuestión de suerte, destino o instinto. Por eso mismo, desde que soy consciente de esa cualidad, es que le he seguido la pista a quienes hablan de sexualidad humana, formas de conquista, tipos de personalidad y estabilidad sentimental.

Vagando por internet en busca de la gran revelación sobre el tema, di un día con Peter Jonason, un sicólogo comportamental gringo que se ganó el año pasado un IG Nobel Award , la parodia que hay de los premios Nobel. Eso ya era suficiente para interesarme en él: los estudios premiados anualmente en esa ceremonia tienen el denominador común de hacer reír a la gente y, en algunos casos, generar discusiones profundas. Quería ambas.

De todas sus teorías me llamó mucho la atención la de la tríada oscura, compuesta, según él, por tres tipos de hombres con los que yo he salido: maquiavélicos, psicópatas y narcisistas. A esa clasificación llegó a través de un examen que evaluaba una serie de declaraciones de sus pacientes y luego les atribuía rasgos altos o bajos en cada una de esas características.

Usted podría dar con uno. Mejor prepárese.

Maquiavélico es aquel que manipula a los demás y los usa para su beneficio. Saben qué decir, cuándo decirlo y a quién decírselo. Aparte, se entretienen con el juego, con la coquetería y con el acto de cazar presas. Cuando sienten que ganaron lo celebran y se lo cuentan a todo el mundo.

Peter dice que lo que se conoce como "jugar a la difícil" es algo innato de la psiquis femenina. Sin embargo, el hombre maquiavélico usa esa estrategia también, pretendiendo que su levante se sienta más deseoso de tenerlo. Manipulan y hacen sentir vulnerables a las demás personas durante esa etapa del juego.

Una vez logrado el objetivo, el maquiavélico se recuerda a sí mismo la "regla de las tantas citas", cuyo número varía dependiendo del grupo social a que él pertenezca. Cuando el número de citas establecido se le ha cumplido, él insistirá en el sexo o se irá de ahí a buscar otro prospecto.

La persona alta en psicopatía es socialmente ansiosa, implusiva y egoísta. Su estilo de amor se llama pragma y se divide en finalidad, beneficio y decisión inteligente.

Los sicópatas prefieren estar con alguien que les dé seguridad y que cumpla con los requisitos sociales para ser una buena pareja (trabajo, dinero, jovialidad… Mejor dicho, que le caiga bien a la abuelita). Ponen esto muy por encima de la pasión o los sentimientos, dos aspectos que las personas normales aprecian mucho. Esto hace, sin embargo, que levantar para el sicópata no sea fácil: siempre quiere llegar a la meta de la forma más rápida posible, cosa que les genera una ansiedad incontrolable.

A ellos les impacientan los rituales sociales de salir a comer o a cine y su distancia emocional no les permiten tener gestos románticos, por más pequeños que sean. Si una persona tiene el rasgo de psicopatía alto, lo más probable es que sea un desastre levantando. Pero algunos lo logran.

Una persona narcisista tiene dos características primordiales a la hora de conquistar: tiene un buen físico, se viste bien y tiene mucha confianza cuando se acerca a otro (todas estas cosas le ayudan mucho a la hora de levantar); aparte, le gustan las relaciones de corto y largo plazo al mismo tiempo. A una persona narcisista le gusta tener aprobación constante por parte de otras. Una pareja le da eso, sin duda, pero un levante por fuera de la relación también. Su infidelidad se da casi que por naturaleza.

Gracias a su personalidad narcisista, siempre están tratando de mejorar y encuentran cualquier espacio en el que puedan ser el centro de atención: si hablan bien, escogerán un lugar en el que puedan hablar, si se ven bien irán a un bar a pararse en la barra.

Peter me contó que no todo es para siempre. Una persona con rasgos altos en la tríada oscura generalmente cambia sus inclinaciones con los años. Los jóvenes están más inclinados a querer relaciones rápidas de corto plazo, centradas en el sexo, pero a medida que crecen empezarán a querer relaciones más largas y comprometidas.

¿Es usted uno de estos tres? ¿Ha estado con alguno?