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Rumbo a ningún lado

Lo que nos enseñan los estudiantes

Después de una serie de suicidios, adolescentes en California exigen participar en la reforma de sus escuelas.

Este artículo aparece en la edición de octubre de la revista VICE.

En una tarde de junio, las familias de la clase que se gradúa de la preparatoria Henry M. Gunn, en Palo Alto, California, se dirigen hacia el campo de futbol para la ceremonia anual de graduación. Bajo el podio se encuentran más de 400 graduados con birretes y togas. Rompen con una larga tradición, pues en lugar del nombre o el logotipo de la universidad, los estudiantes adornaron sus birretes con frases como: "La vida de las personas de color importa", "Después de nueve cartas de ausentismo" y "Soy una hoja en el viento. Miren cómo me elevo". Unos meses antes, la directora Denise Herrmann había prohibido adornar los birretes, pero tras las protestas estudiantiles, les permitió decorarlos con detalles que no estuvieran relacionados con la universidad. Sus razones eran que tener nombres de universidades en los birretes sugiere que el propósito final de la preparatoria es que sean admitidos en una universidad y que sólo hay un camino hacia el éxito, una creencia arraigada en Palo Alto que la administración ha tratado de disipar recientemente.

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Entre los tres estudiantes oradores en la ceremonia estaba Allyna Moto-Melville, cuyo bisabuelo fue el fundador de la escuela, Henry M. Gunn. "A pesar de las vicisitudes de la preparatoria, el drama entre amigos, las calificaciones en los exámenes de matemáticas y la presión tanto externa como interna para ir a una buena universidad, nosotros, la clase de 2015, tenemos el amor, la curiosidad y la fuerza con la que Dr. Gunn soñó", dijo desde el podio. "Somos fuertes, valientes y compasivos. Hemos pasado por pruebas y adversidades por las que ningún estudiante de preparatoria debería pasar; sin embargo, hemos salido de la batalla más fuertes que antes". Aunque no lo dijo de manera explícita, todos en la audiencia sabían a lo que se refería: desde octubre del año pasado, tres estudiantes y un recién graduado de las preparatorias Gunn y Palo Alto (Paly) se suicidaron. Ésta no era la primera ocasión en que la ciudad se enfrentaba al suicidio juvenil. Entre 2009 y 2010, al menos cinco estudiantes de Gunn, o recién graduados, se quitaron la vida. Después, en enero de 2011, un estudiante de último año en Paly también se suicidó.

En respuesta a las últimas tragedias, los medios de comunicación y la administración de la escuela hicieron de las muertes un referéndum sobre la cultura de éxito en las escuelas. Palo Alto, que se encuentra en el extremo norte de Silicon Valley y que es una de las comunidades más ricas del país, siempre ha ejercido una enorme presión sobre los jóvenes para que sean considerados "los mejores y los más brillantes". Su éxito se ha medido con base en el número de cursos de nivel avanzado que han tomado, sus resultados de los exámenes de admisión para la universidad y el número de cartas de aceptación en las universidades élite que han obtenido. A raíz de los suicidios, la administración de la preparatoria Gunn y la comunidad en general han comenzado a interrogar los efectos dañinos de esta cultura y se han dado cuenta que muchos estudiantes se ven obligados a cumplir con expectativas muy altas.

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Desde entonces la preparatoria se ha comprometido a "desarrollar una cultura que defina de manera amplia el éxito y que promueva múltiples caminos hacia él, así como el autodescubrimiento y el bienestar emocional social, y que valore el amor por el aprendizaje más allá de los estándares tradicionales de éxito". Pero a pesar de que padres de familia y maestros han hecho lo que está en sus manos para cambiar el clima bajo el que sus hijos se han criado, los estudiantes de Gunn llevan a cabo sus propios esfuerzos para que sus voces sean escuchadas y valoradas. Para ellos, se debe reconsiderar la cultura del éxito y se debe mejorar el apoyo de la comunidad académica. Los estudiantes se preguntan si sus escuelas, que han guiado a la nación con elogios académicos, pueden transformarse en modelos de atención para la salud mental.

Cuando los estudiantes de Gunn llegaron a la escuela, la mañana del martes 4 de noviembre, el ambiente en el plantel era de optimismo. La escuela aún estaba contenta por la victoria que había obtenido la semana pasada. Al inicio del primer periodo de clases, los maestros de cada salón leyeron a sus alumnos una carta escrita por la dirección de la preparatoria: "Quizá algunos de ustedes escucharon que un joven se quitó la vida el día de ayer por la noche. Las autoridades acaban de dar a conocer su nombre, y es con gran tristeza que les comunicamos que es uno de nuestros estudiantes: Cameron Lee".

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Muchos de los amigos de Lee se quedaron en shock. Pero pronto los gritos y el llanto comenzaron a hacer eco en todo el campus. Muchos de sus amigos más cercanos dejaron la escuela. Ninguno de ellos se lo esperaba; él era la última persona de todos ellos de la que se hubiera sospechado que se suicidaría.

El día anterior, el estudiante de último año Kian Hooshmand tomó una clase de estadísticas con Lee. Estaban sentados con algunos otros amigos haciendo bromas y hablando acerca de la epidemia de ébola. Después de la escuela, Lee fue al gimnasio para inscribirse en el equipo de basquetbol. En la tarde, unas horas antes de su muerte, él y unos amigos estaban platicando sobre sus quinileas de la NFL.

Lee era pequeño y desgarbado, tenía cara de querubín y el cabello muy corto y negro. En la escuela, formaba parte de la hermandad Bike Crew Gunn, un grupo de casi 20 chicos y chicas entre los que se encontraban los chavos más populares de la escuela. Él también era un estudiante de alto rendimiento. Amigos suyos me dijeron que la escuela era algo que se le daba de manera natural, pero hacía sus tareas muy tarde y se pasaba muchas noches en vela, por lo que se la pasaba dormitando en clase. En realidad, nadie pensó mucho en esto. En la nota que dejó a su familia y amigos, escribió que no era culpa de nadie, ni de su familia, ni de sus amigos, ni de la escuela. Dijo que sentía que no tenía un futuro en el mundo y que simplemente quería irse de aquí.

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El martes por la noche, decenas de amigos de Lee llegaron al campus. Con gises, cubrieron casi todas las superficies —banquetas, paredes, puertas, baños y el estacionamiento— con frases como: "Te amamos, amigo; por favor regresa", "El basquetbol es vida". Un estudiante me dijo que estaban "tratándolo como un mártir". Al día siguiente, la administración, preocupada de que los mensajes pudieran considerarse como si estuvieran glorificando el suicidio y pudieran provocar pensamientos suicidas en los estudiantes que ya estaban luchando con problemas de salud mental, convocó a una reunión con el consejo estudiantil. La escuela reconoce que los mensajes eran parte del proceso de duelo de los estudiantes, pero que debían ser eliminados. Al final de la jornada escolar, todos los mensajes fueron borrados. El resto de la semana la escuela estuvo extraña- mente tranquila. Los profesores eran flexibles con los estudiantes en cuanto a las tareas y los exámenes, pero pocos continuaron con sus planes de estudio. El estudiante de último año Arjun Sahdev dijo: "No tienes tiempo para llorar, porque tienes que estudiar para el examen del día siguiente".

Mucha gente en Palo Alto estaba muy tensa. Les preocupaba que la muerte de Lee hubiera sido una copia de otro suicidio y la evidencia de un contagio en la comunidad. De acuerdo con la Fundación para la Prevención del Suicidio de EU, el suicidio como problema de salud pública es "un fenómeno en que los suicidios adicionales, por lo general similares, se dan después de que se reporta un suicidio". Un par de semanas antes, Quinn Gens también se había suicidado. Gens era un estudiante de primer año que estudiaba programación en Foothill College, una universidad cercana, y se había graduadode Gunn el año pasado. Cuando un tercer estudiante, Harry Lee (sin ninguna relación con Cameron) se suicidó en enero, el pánico sobre una epidemia de suicidio en las preparatorias de Palo Alto aumentó. El sábado fue cuando se suicidó, y los estudiantes se enteraron de esto por Facebook y Twitter durante el fin de semana, antes de que se anunciara formalmente el lunes por la mañana en la escuela. De nuevo, se leyó una carta a los estudiantes, pero en ella se referían a Harry como "Henry".

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Sus amigos lo describen como "divertidísimo", "raro… de la manera más amorosa posible" y como "el chistoso del salón". En una ocasión se puso una máscara de caballo como broma en la clase de inglés. En las encuestas de último año, ganó como el "más extravagante". Un obituario publicado en la página de internet de Palo Alto señaló que le gustaba bailar y andar en bicicleta, además mencionaba su puntaje en la prueba ACT (examen de admisión a la universidad), 35 puntos de los 36 posibles. Después, en marzo, un estudiante de segundo año de Paly llamado Qingyao "Byron" Zhu también se quitó la vida, siendo éste el cuarto y último suicidio estudiantil durante el año escolar 2014-2015. Sus amigos me contaron que estaba tomando muchas clases avanzadas, algunas destinadas a los estudiantes del siguiente grado. También formaba parte del equipo de futbol y de las Olimpiadas de Ciencia. Pero haciendo memoria, ninguno recuerda haber visto alguna señal de advertencia.

Para el momento en que Zhu se suicidó, padres de familia y maestros ya habían estado escudriñando en su comunidad desde el otoño, y muchos habían llegado a la conclusión de la causa de esta crisis: la fuerte presión para que sean académicamente exitosos. En todos los índices tradicionales, las escuelas preparatorias de Palo Alto se encuentran posicionadas en buenos lugares. En 2014, la revista Newsweek nombró a la prepa Gunn como la 38a mejor en Estados Unidos, y Paly se encontraba en el puesto 56. Más de treinta alumnos de la clase de 2015 en Gunn y 24 en Paly fueron finalistas de la Beca al Mérito Nacional, y muchos más habían recibido lo que se considera como las cartas de aceptación "de oro" de las universidades élite de la nación. Aunque la comunidad estaba orgullosa de estos logros, algunos rápidamente culparon de los suicidios a la peligrosa "cultura de éxito" que crearon. Sin embargo, muchos ignoran que la crisis de salud mental y la falta de recursos disponibles para los estudiantes también juegan un papel en esto. Según la Encuesta de Niños Saludables de California 2013-2014, dieciseis por ciento de los estudiantes de primer año y 22 por ciento de los estudiantes de sexto año de la preparatoria Gunn han "experimentado tristeza o desesperanza crónica" recientemente, y, durante el año pasado, 21 por ciento de los estudiantes de primer año y 23 por ciento de los jóvenes de último año habían pensado en quitarse la vida. En Paly, las cifras son similares. Sesenta y un estudiantes de Gunn han sido hospitalizados o han sido tratados por pensamientos suicidas durante el año escolar 2014, una proporción preocupante de los 1,900 estudiantes de la escuela. En Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, alrededor de 4,600 personas de entre diez y 24 años se suicidan cada año, lo que la convierte en la tercera causa de muerte en este rango de edades.

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Antes de su muerte, Harry Lee estuvo viendo a profesionales de la salud mental para tratar su depresión clínica. Grant Fong, un estudiante de último año en Gunn, dijo: "Muchos de nuestros amigos lo consideraban un fracaso del sistema, en lugar de un fracaso personal. Le habíamos dado toda la ayuda que podía recibir. Tuvimos reuniones terapéuticas. Por desgracia, ninguna de ellas ayudó". Después de que Lee murió, sus padres hicieron un comunicado en el periódico Palo Alto Weekly en el que cuestionaban el actual conocimiento de la comunidad sobre los suicidios. "Nuestro hijo tuvo problemas con la depresión", escribieron. "Dejamos en claro que el suicidio no se debió a la presión académica en Gunn".

En el otoño de 2014, la alumna de último año en Gunn, Manon Piernot no tenía un buen estado de salud mental. Había estado luchando con problemas psicológicos durante algún tiempo.

Antes de la prepa, fue estudiante durante muchos años de una escuela bilingüe internacional en Palo Alto, que contaba con menos de 50 alumnos en los últimos grados. Le encantaba la escuela y se sentía conectada con sus maestros. Su transición a Gunn fue difícil. En una escuela con una matrícula estudiantil mucho más grande, se sentía perdida y no tenía muchos amigos. En una de las primeras reuniones de la escuela se habló sobre el ingreso a la universidad. "Recuerdo haber estado muy sorprendida", me dijo Piernot. "Yo quería enfocarme en aprender cosas. Sentí mucha presión en saber exactamente lo que quería hacer". Así que ella se involucró en actividades que no le interesaban sólo para mejorar su currículum.

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Cuando estaba en segundo y tenía que comenzar a escoger cursos para su último año, se sintió avergonzada por no estar considerando tomar un curso de nivel avanzado de ciencia, como muchos de sus compañeros. Le encantaba la escultura y las cerámicas, e intentó acudir a la escuela de arte, una decisión que muy pocos en Gunn parecían apoyar. Para finales de año, comenzó a sentirse deprimida. En parte se debía a los problemas que tenía en casa, pero la mayor parte se debía a los sentimientos de incompetencia que tenía en la escuela. Los estudiantes constantemente alardeaban sus calificaciones y el número de clases avanzadas que tomaban. Piernot empezaba a contagiarse de este estrés y de esta mentalidad enfocada en la universidad. Me dijo que nunca tendría la oportunidad para explicar francamente por lo que estaba pasando.

En noviembre, los prevalentes dibujos en gis, la glorificación de la muerte de Cameron Lee y el fracaso de la comunidad escolar en reconocer por lo que había estado pasando detonaron pensamientos suicidas en Piernot. "El suicidio parecía un final probable", dijo ella. Con miedo de que pudiera hacerse daño, el psiquiatra de Piernot ordenó un 5150: 72 horas de intervención en el Centro Médico Mills-Peninsula, un hospital al sur de San Francisco. Le llamaron a una ambulancia, pusieron a Piernot en una camilla y la llevaron a la sala de emergencias. Después de esperar durante ocho horas, la llevaron a la sala de psiquiatría adolescente.

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Piernot terminó quedándose dos semanas en el hospital. Más que nada, se sintió aliviada de no estar en la escuela. Mientras estuvo ahí fue a terapia, trabajó en proyectos de arte, hizo yoga, meditó y jugó cartas y otros juegos de mesa con algunos de los otros pacientes adolescentes. No estaba particularmente impresionada con su psiquiatra, quien no le parecía muy útil, ya que sólo le preguntó acerca de su estado de ánimo y la forma en que dormía, y luego hizo algunos cambios en su medicación. Lo más importante es que descubrió que algunos de los pacientes también eran estudiantes de Gunn, y por primera vez en mucho tiempo comenzó a sentirse un poco menos sola. "Tener un descanso de Gunn para entender mis propias prioridades y metas me salvaron la vida", dijo.

En noviembre, perturbados por los suicidios y los efectos que éstos tuvieron en el cuerpo estudiantil, Martha Cabot, estudiante de segundo año en Gunn, y Marc Vincenti, prfesor de inglés retirado, llevaron a cabo una campaña llamada Salven a los 2,800 para "tener una vida más saludable y compasiva en nuestras escuelas". El número 2,800 hace referencia a la cantidad de alumnos y profesores que estaban en Gunn el otoño pasado tras la muerte de Cameron Lee. Vincenti me dijo: "Salven esos dos mil ochocientos que creen que las preparatorias no son la causa de la desesperación en los adolescentes y las preparatorias no pueden curar esta desesperación. Sin embargo, hay muchas otras cosas que las escuelas pueden hacer para que la desesperación en los adolescentes sea más soportable y puedan sobrevivir con esto". Cabot y Vincenti se reunieron a tomar café y discutir ideas para la campaña. Unas semanas después, en una reunión con la junta directiva de la escuela, el dúo presentó seis propuestas que incluían la reducción del número de clases y la cantidad de tareas; reuniones entre los padres de familia, estudiantes y consejeros estudiantiles para asegurar que los estudiantes que tomen clases avanzadas estén conscientes de la razón por la que las toman, disminución en el número de reportes de calificaciones, prohibición de teléfonos celulares y consecuencias más explícitas para quienes hagan trampa. Mucha gente en la comunidad está de acuerdo con que el ambiente estudiantil se ha vuelto tóxico y poco saludable, y apoyan la campaña Salven a los 2,800. La obsesiva preocupación con la que los estudiantes van a la escuela ha tenido un efecto corrosivo en sus vidas sociales y académicas. Los estudiantes terminan tomando clases y actividades que se ven impresionantes en sus solicitudes para las universidades aunque no estén interesados en éstas. Y con la tasa de admisión en las universidades élite, la competencia se ha intensificado. Los estudiantes que logran entrar a estas universidades son muy respetados en la escuela. Alex Hwang, un estudiante de último año aceptado por la Rice University, me dijo: "A los chicos se les juzga por la universidad a la que asistirán. Puede que no sepa nada de alguien, pero sé a qué universidad irá". Y el enfoque en las calificaciones han comenzado también a distorsionar la percepción que los estudiantes tenían sobre lo que valen. Sean Jawetz, estudiante de primer grado en Paly, me dijo que cuando un amigo dice: "Reprobé este examen", con frecuencia se le pregunta: "¿Lo reprobaste a lo Palo Alto?", que significa que obtuvo una B o menos, "¿o de verdad lo reprobaste?" El Departamento de Pediatría en la Fundación Médica de Palo Alto apoyó de manera táctica el plan "Salven a los 2,800" con un artículo publicado en el periódico Palo Alto Weekly. "Aunque no somos especialistas en educación, como pediatras reconocemos hábitos y estilos de vida poco saludables y peligrosos que agravan el estrés, la ansiedad, la depresión y las enfermedades ", escribieron. "Éstas incluyen la privación crónica de sueño, la falta de tiempo programado para pensar y relajarse, los malos hábitos alimenticios, la falta de ejercicio y las expectativas poco realistas (reales o aparentes) de lograr cosas. Estas presiones exageradas incluyen tareas excesivas, cursos extremadamente ambiciosos y una demanda aparente por la perfección en las calificaciones, los deportes y las actividades extracurriculares".

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Sin embargo, muchos estudiantes consideraron que la campaña se centró demasiado en abordar el clima académico de la escuela y no lo suficiente en la falta de apoyo a los alumnos para su salud mental. En diciembre, el periódico estudiantil Gunn Oracle publicó un artículo firmado por 36 de los 37 miembros del personal, en el que se criticaba a la campaña por "interpretar de manera errónea las causas del estrés estudiantil y etiquetarlas como puramente académicas", así como por no tomar en cuenta los problemas de los servicios de salud mental en la escuela. Mientras que muchos en la comunidad han apoyado la campaña, los estudiantes de la escuela en su mayoría han sido críticos, en gran parte de la propuesta que prohíbe el uso de celulares y de la regulación de los cursos de nivel avanzado.

En Gunn y Paly, los estudiantes tienen acceso a un programa de orientación en el campus llamado Asesoría Psicológica para Adolescentes (APA). Un terapeuta supervisa a un equipo de pasantes que están acumulando horas de asesoría para obtener su licencia de terapia familiar y de pareja. Pero después de los suicidios, un estigma negativo de salud mental aún permanece en el ambiente, y muchos estudiantes están renuentes a acudir al programa. Los estudiantes me dicen que temen ser juzgados como débiles, exagerados o que digan que sólo están tratando de llamar la atención. Debido a esto, "son muy buenos suprimiendo sus emociones y luchas internas", dijo Andrew Lu, estudiante de último año en Paly. Sean Jawetz, estudiante de primer año en Paly, también habla de la presión que hay por tener logros tanto académicos como sociales, mientras intentas "mantenerte relajado o cool".

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Luego está la falta de educación sobre la salud mental. Los estudiantes me dijeron que ha habido conferencias sobre el sueño, por ejemplo, pero que pocos han asistido, ya que no las toman en serio. Si no tienen conocimientos sobre los síntomas y las causas de estos problemas, ¿cómo pueden prevenirlos o tratarlos? De los estudiantes que han acudido a la APA, pocos dicen haber tenido experiencias agradables. A raíz de los suicidios, Jessica Lwi, estudiante de último año en Gunn, me dijo que el programa, destinado a ayudar el manejo de estrés y otros problemas, es irónicamente, "un sistema muy estresante". Durante el tiempo que asistió a la asesoría, cada vez que iba a una terapia se reunía con un consejero diferente, así que tenía que repetir su historia una y otra vez. Sintió que los consejeros estaban demasiado ocupados y que no estaban bien capacitados Lwi llevó a varios de sus amigos con tendencias suicidas o que se estaban lastimando a sí mismos a la APA, pero dice que en realidad ésta empeoró su situación porque la escuela contactó a sus familiares, quienes reaccionaron mal al enterarse de las condiciones de sus hijos. Además la escuela nunca le dio seguimiento a los casos. En lugar de esperar a que los estudiantes vayan con ellos, Lwi argumentó que el programa debe acercarse a los estudiantes que muestran signos de enfermedad mental. "Los jóvenes no siempre saben cómo pedir ayuda", dijo. Parte del problema es que los consejeros sólo se quedan en la escuela por un año, así que los estudiantes desarrollan poco apego emocional. La directora del colegio Denise Herrmann hizo hincapié en que los servicios de salud mental de la escuela son tratamientos a corto plazo y que las familias necesitan darle seguimiento a estos tratamientos con su propio seguro médico, pero dijo que Gunn contratará a un terapeuta con licencia de tiempo completo para este nuevo año escolar. A pesar de las fallas que tiene el programa, Lwi todavía piensa que asistir a la APA es mejor que no recibir algún tipo de ayuda, y está considerando estudiar una carrera como consejera de salud mental cuando vaya la universidad.

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Después de cada uno de los suicidios, el distrito escolar se enfrentó a las críticas de la comunidad por no hacer lo suficiente para prevenirlos. Además de eso, hubo un bombardeo constante por parte de los medios de comunicación y una cobertura mordaz en el New York Times, San Francisco Magazine y en National Public Radio, con titulares como: "En las escuelas con demasiada presión de Palo Alto, suicidios conducen al examen de conciencia"; "¿El mejor, el más brillante y… el más infeliz?" y "¿Por qué los alumnos de Palo Alto están terminando con sus vidas?"

Algunos estudiantes, por lo general los que tienen alto rendimiento o puestos de liderazgo en el consejo estudiantil, han defendido a Gunn en las reuniones de la junta escolar y en la prensa. No niegan que haya estrés y presión, pero dicen que es algo normal en la preparatoria y en esta etapa del crecimiento, que es razonable, que sólo está relacionado con lo académico y que Gunn no es un "lugar donde los sueños de las personas mueren". Los estudiantes que argumentan que la cantidad de estrés y presión son algo normal en la preparatoria, probablemente no tienen un contexto de lo que es la vida fuera de una comunidad de alto rendimiento. No es normal que los niveles de estrés sean tan altos y que tantos estudiantes sean acosados por problemas de salud mental. Así que los estudiantes que tienen esta mentalidad se han resistido a las propuestas que pretenden reducir esa presión, como el limitar el número de clases de nivel avanzado que los estudiantes pueden tomar. Kathleen Xue, estudiante de último año en Gunn, dijo: "Esto es Estados Unidos. Deberíamos poder elegir qué tan rigurosa queremos que sea nuestra carga de trabajo".

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En abril, el portal de noticias en línea de Paly, el Paly Voice, publicó un artículo acusando a los medios nacionales de perpetuar la "imagen que se tiene del típico estudiante de Palo Alto como completamente enfocado en el éxito académico y en nada más" y de vincular de manera inapropiada los suicidios al estrés en las escuelas.

El presidente de la clase, Mack Radin, me dijo: "Lo que encontré en Gunn es que la gente hace las cosas con mucha intensidad. No importa lo que hagan, lo hacen lo mejor posible".

Durante las vacaciones de primavera en abril, Glenn McGee, superintendente de las escuelas de Palo Alto, anunció que se eliminarán las clases matutinas extras en ambas preparatorias a partir del próximo año escolar. Estas clases eran una opción para los estudiantes que querían tomar una clase extra antes de que oficialmente comenzara la jornada escolar. Estas clases surgieron después de que la preparatoria Gunn cambiara su hora de entrada de las 7:55 a.m. a las 08:25 a.m. en 2011.

Los defensores de esta decisión dicen que los estudiantes no estaban durmiendo lo suficiente y que la privación del sueño tiene una clara conexión con la mala salud mental en la adolescencia. Si bien esto no se anunció en respuesta a los suicidios de los estudiantes, la comunidad lo consideró como tal. Los partidarios del cambio citaron una declaración política de 2014 de la Academia Americana de Pediatría, la cual recomienda que las escuelas no comiencen antes de las 8:30 de la mañana.

Sin embargo, los estudiantes, casi unánimemente, se opusieron al cambio. Sorensen, el presidente de la clase de segundo año, llevó a cabo una encuesta en línea sobre estas clases extras. Trescientos setenta estudiantes la contestaron; 90 por ciento se oponía a la decisión de eliminar las clases extras. Los estudiantes que practicaban deportes o que tenían trabajo después de la escuela dijeron que estas clases les permitía tener mayor flexibilidad en su horario, lo que les reducía el estrés. Algunos estudiantes dijeron que preferían despertarse temprano y terminar las clases antes para poder tener tiempo libre durante el día. Otros que también tomaban estas clases dijeron que se iban a dormir antes que aquellos estudiantes que no las tomaban. Sin embargo, habían unos cuantos estudiantes que estaban de acuerdo con el cambio. Algunas de sus respuestas fueron: "Mi sueño empeoró", "Menos horas de sueño hacen que todo sea más difícil; esto tuvo un efecto devastador en mis calificaciones", "Era un infierno para ser honesto. Faltaba a clases, porque no podía levantarme en las mañanas. Estaba cansado todo el día y no estaba en condiciones de poner atención. Tuve que dejar la clase".

Los estudiantes no estaban dispuestos a aceptar pasivamente esta decisión. Dos jóvenes de Gunn, Ben Lee y Nina Shirole, fundaron la Unión de Estudiantes de Palo Alto para defender y promover la voz de los estudiantes. Pusieron carteles que decían: "Apoyen las elecciones de los estudiantes" o "Apoyen la voz de los estudiantes" por todo Gunn. Y muchos profesores apoyaron sus esfuerzos. Con el superintendente sentado detrás de él en el escenario, Peter Herreshoff, el ya retirado profesor de matemáticas, dijo en su discurso en la graduación: "La clase de este año fue testigo de la imposición de una política injusta con respecto a las clases matutinas extras. A pesar de que no les afectó directamente, pueden unirse en solidaridad con las futuras generaciones en contra de esta política. Y a pesar de que no ganaron, aun así, aprendieron a tomar acción sobre sus vidas y a trabajar en conjunto". El sindicato de estudiantes consideró llevar a cabo una huelga estudiantil por el cambio de las clases extras, pero al final decidió organizar una sentada durante la junta de consejo estudiantil.

Pocas semanas después de que se anunciara la decisión, decenas de estudiantes asistieron a una junta estudiantil un martes por la tarde. Ésta era originalmente la reunión en la que se pretendía hablar sobre las clases extra, pero McGee había, inesperadamente, tomado una decisión unilateral previamente. Uno tras otro, los estudiantes se acercaron al podio y estallaron en contra del superintendente. Rose Weinmann, representante del consejo estudiantil y estudiante de último año en Gunn, calificó esta medida como un "paternalismo equivocado". Los estudiantes estaban más molestos porque la decisión de eliminar las clases extra se tomó de arriba hacia abajo sin consultarlos. Ben Lee me dijo más tarde: "La comunidad nos ignoró descaradamente. Fue bueno demostrar que no somos menos. Íbamos a luchar por nuestro derecho a ser escuchados". Él cree que se tomó esa decisión de manera apresurada para "apaciguar a unas cuantas personas". Shirole también piensa que es una contradicción que las clases de educación física y las de comunicación durante esos periodos extras sí seguirán, cuando la intención del cambio era hacer que todos los estudiantes tuvieran más horas de sueño. Y dice que la investigación sobre entrar a la escuela más tarde, "no cuenta para el elemento de elección", ya que las clases extra matutinas son opcionales.

Más tarde, en una reunión en mayo, el miembro de la junta Camille Townsend expuso a McGee: "Les puedo asegurar algo: en mis poco más de doce años en el consejo estudiantil, nunca se ha tomado una decisión como ésta con tan poca información que la junta no haya podido resolver". Y añadió: "¿Por qué hay algo oculto detrás de esto? ¿Por qué fue que durante las vacaciones recibí una directiva del superintendente? Esta no es la forma en que hacemos las cosas aquí en Palo Alto".

Además de eliminar las clases extra, en otra reunión en mayo, el consejo estudiantil aprobó el nuevo horario de clases en Gunn para el otoño, en el que los estudiantes tienen menos clases, pero más largas un día (Paly ya tenía este tipo de horarios). El objetivo es aligerar el volumen de trabajo y estudio que los estudiantes tienen que hacer cada noche y por lo tanto reducir sus niveles de estrés.

Muchos en la comunidad aprecian al distrito por los esfuerzos que ha llevado a cabo después de los suicidios, pero hay otros que creen que simplemente están haciendo cambios sólo por hacerlos y no para replantear verdaderamente el ambiente académico obsesionado con las calificaciones, los resultados de los exámenes y la admisión a la universidad.

Semanas después de su estancia en el hospital, Piernot "todavía seguía sumergida en la depresión". Entonces, a finales de enero, la muerte de Harry Lee reactivó sus pensamientos suicidas. Se tomó otra vez la medida 5150 y regresó al mismo hospital. Esta vez su psiquiatra tenía largas y fructíferas conversaciones con ella sobre los retos en su vida. Le quedó claro que necesitaba empezar a vivir en el presente para mejorar su salud y volver a estar en contacto consigo misma. "Saber quién era yo", dijo Piernot.

"En nuestras mentes, nos gusta hacer algo de adivinación", dijo. "A menudo nos imaginamos el peor de los escenarios, lo que es perjudicial. Nos sentimos inadaptados. ¿Qué pasa si no entro en esa universidad? ¿Qué pasa si no entro en mi primera opción? ¿Qué pasa si no obtengo una beca? Lo que termina obstaculizando tu presente. No estás haciendo estas cosas en este momento. Estás pensando más en el futuro. Estás enfocado en conseguir una buena calificación sólo para poder entrar en la universidad".

Luego de las dos semanas en el hospital, se unió a un programa extra muros de tres horas todos los días después de la escuela, durante ocho semanas, en el que se le daban diferentes tipos de terapia. "Hablamos acerca de la concientización y el comportamiento destructivo y cómo salir de ellos", dijo. "Me ayudó a separarme de los demás. Me concentré en mí misma y en nadie más. Dejé de preocuparme por los problemas de los demás y resolví los míos".

En la escuela, Piernot comenzó a poner en acción esta nueva forma de pensar. Siempre que un estudiante comenzaba a hablar sobre las calificaciones, se tapaba los oídos y se alejaba. Y dijo: "Dejé de preocuparme por las calificaciones. Fue tan liberador para mí". Finalmente añadió: "Ahora mi objetivo es ser feliz. Si saco malas notas, me importa un carajo".