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Música

Cabezas Borradoras

A Wooden Shjips les va el rollo moruno.

Foto de archivo

Se me ocurren dos maneras de escuchar enterito un disco de Wooden Shjips: echándole cojones o echándole absenta (u otros elixires). Hasta ahora he optado por la primera opción (no disfruto las melopeas caseras), pero tengo ya ganas de ver a los de San Francisco en directo (en diciembre están por aquí) para regar la experiencia en alcohol y ver si su música me lleva más allá de donde lo hace cuando es propulsada por mis partes nobles. Para hablar con Erik Johnson, barbudo guitarrista e indescifrable “cantante”, no hay que echarle ni cojones ni elixires pues su locuacidad es mucho más concisa que su música obstruye-cerebros. Le pillamos unas semanas después de su actuación en el ATP New York “curated by Jim Jarmusch”, junto a gente como Stooges, Mudhoney, The Scientists, Sunn O))), Sleep, Sonic Youth, Fuck Buttons… No veas.

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Vice: ¿Cómo se os quedó el cuerpo al saber que Jim Jarmusch os había elegido?

Erik “Ripley” Johnson (voz, guitarra):

Fue un shock. Somos fans de sus películas y de cómo cuida sus bandas sonoras. Siempre se rodea de grandes músicos con los que construye un universo sonoro indisociable de las imágenes; pienso en el trabajo de Neil Young para

Dead Man

o en el de RZA para

Ghost Dog

. Increíble.

Has dicho que crees en el r’n’r como música de baile. ¿Qué discos de rock usas para pegarte unos bailes?

[Risas] Para desmelenarme me quedo con los clásicos, nunca fallan. Link Wray, ? and the Mysterians, Trashmen, The Kingsmen y en general todo el surf-rock y garage de los 60. En la década siguiente la música se ralentizó, se hizo menos frenética y perdió ese beat primitivo que tanto me gusta.

¿Y tus discos favoritos para volar con la mente?

La etapa eléctrica de Miles Davis:

In a Silent Way

o

(A Tribute to) Jack Johnson

. Son como un desafío, discos densos y llenos de matices, un sinfín de cosas colándose en tu cabeza a la vez; pero también tienen un componente balsámico, cuando logras ubicarte en ellos puedes dejarte llevar y disfrutar del viaje.

Hablando de “viajes”, ¿charlaste con Roky Erickson cuando lo teloneasteis en su gira con Okkervil River?

La primera vez que abrimos para él fue en 2007. Su mánager nos lo quiso presentar, pero el backstage estaba petado de gente y se le veía un poco agobiado, así que lo dejamos correr. A principios de este año coincidimos de nuevo y ya no le dejamos escapar (risas). Es muy afable.

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¿Cómo te enganchaste a la música?

Por la colección de más de 500 vinilos de mi padre, eso me dejó algo trastocado. Él apenas los escuchaba; pero yo me adentraba en ese vasto tesoro secreto, una colección muy ecléctica, y machacaba sus vinilos en mi cuarto. Me los ponía sin tener ni idea de a qué sonarían, aunque ya había fantaseado con las portadas. Ese juego de fantasía y evocación casi se ha perdido ya con la digitalización del consumo musical. Una lástima.

¿Qué lugar te ha impactado por sus sonidos o sus silencios?

Las grandes ciudades suenan todas iguales, así que te diré Tánger o Marrakech, menos contaminadas por el ruido de la sociedad de consumo occidental. La llamada a la oración llenando la ciudad como un mantra hipnótico es un sonido abrumador y de gran belleza.

Vol 2

ha sido editado por Sick Thirst Records. www.myspace.com/woodenshjips