Qué le pasa a tu cabeza cuando mezclas alcohol y maría

Este artículo se publicó originalmente en VICE Australia.

Raras veces mezclo la maría con el alcohol, porque si lo hago, suelo acabar como un cangrejo ermitaño flotando en el espacio.

Sin embargo, mucha gente busca ese colocón que resulta de mezclar las dos sustancias y, por su parte, la comunidad científica sigue investigando los misterios de tan sublime estado mental y por qué es tan popular.

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Empecemos por lo que probablemente ya sepas: el alcohol es un depresor, pero en dosis bajas provoca liberación emocional y desinhibición. También son conocidas las propiedades relajantes de la marihuana, aunque los efectos concretos pueden variar mucho en función de la cantidad y la cepa que se fume. Pero la gran pregunta es: ¿qué pasa cuando consumes ambas cosas juntas?

Lo primero que hay que saber es que "no todo el mundo reacciona del mismo modo al alcohol y la marihuana", según afirma Scott Lukas, profesor de psiquiatría y farmacología de la Facultad de Medicina de Harvard. Y este señor sabe de lo que habla: no en vano ha realizado dos estudios en los que ha reunido a un grupo de gente para que se coloque mientras él observaba sus reacciones.

Uno de los estudios se centraba en cómo fumar marihuana influye en la absorción del alcohol, mientras que el otro analizaba la forma en que el consumo de alcohol afecta a la absorción del THC. Los resultados demostraron que fumar cannabis activa los receptores cannabinoides de tipo 2 (CB2), que a su vez influyen en la rapidez con la que el cuerpo absorbe el alcohol.

"La marihuana tiene un efecto peculiar sobre el intestino delgado, alterando la motilidad [la forma en que se mueven las cosas en el interior del intestino] del tracto gastrointestinal de tal forma que reduce los niveles de alcohol en sangre", explica Lukas.

Con el segundo estudio, en cambio, Lukas descubrió que el alcohol tenía precisamente el efecto opuesto sobre el THC: si bebes primero y luego fumas, los niveles de THC en el plasma sanguíneo se disparan, lo cual intensifica la sensación de colocón. La razón es que el alcohol dilata los vasos sanguíneos del sistema digestivo, que a su vez contribuye a la absorción de THC. Este hallazgo quedó corroborado en un estudio más reciente de 2015.

Sin embargo, como la mayoría de fumadores de marihuana podrán constatar, este efecto de bienestar tiene ciertos límites: si bebes demasiado antes de fumar, corres el riesgo de sufrir las clásicas náuseas que te entran cuando te has pasado de colocón y que no son nada agradables.

"Quien las sufre suele palidecer y sufrir sudores fríos, marearse, sentir náusea e incluso vomitar. Este efecto suele ir seguido de la imperiosa necesidad de tumbarse", escribió Constance Scharff, especialista en adicciones, en una columna para la revista Psychology Today.

Los nuevos métodos de consumo de THC —inhalar vapores de concentrado de marihuana, fumarla con cigarrillos electrónicos, o comer cannabis— podrían acrecentar ese riesgo, aunque Lukas todavía no ha tenido la oportunidad de estudiarlos. Sí que señala, no obstante, que los niveles de THC que suelen encontrarse en el cannabis y sus productos derivados exceden en gran medida las cantidades que utilizó en sus estudios.

Pero lo mejor es usar el sentido común: Lukas afirma que mezclar las dos sustancias no tiene muchos efectos secundarios distintos a los que tendría consumirlas por separado. Se trata simplemente de no pasarse con ninguna.

"Obviamente, si estás solo en tu habitación", explica, "rodeado de almohadas, bien hidratado y en una cama no muy alta, el riesgo va a ser bajo".