FYI.

This story is over 5 years old.

US Open

El vómito de Pete Sampras, la magia de Jimmy Connors y más: Adiós al estadio Louis Armstrong

El estadio Louis Armstrong cierra sus puertas, y nosotros recordamos algunos de sus mejores momentos.
Jerry Lai-USA TODAY Sports

Si alguna vez visita Flushing, en Queens, para el U.S. Open, aquí en el buró de tenis de Vice Sports le recomendamos ampliamente que visite la casa de Louis Armstrong que están cerca, en Corona. Está caminando —y el viaje es más corto aún si toma el Tren 7—, y puede incluso parar en Leo's Latticini Mama's, para un sándwich de mozzarella con carne, y en el Lemon Ice King para el postre. Conviértalo en un evento.

Publicidad

La casa de Louis Armstrong es el sitio en el que el famoso jazzista y su esposa Lucille vivieron desde 1943 a 1971, un hogar en un vecindario cálido, simple, bien cuidado que sucede que tenía la tecnología más avanzada en 1967. La casa tiene grabaciones, muebles de la época, y todas las chucherías que se acumulan durante la vida de un jazzista, pero lo que más encanto tiene es la cocina parecida a la de Los Supersónicos. ¿Un procesador de comida Nutone, con todos los aditamentos, empotrado en el mueble? Ahí estaba el futuro.

El estadio Louis Armstrong fue en algún momento el futuro del tenis también. En 1978, cuando el U.S. Open cambió el gentil césped de Forest Hills por las estruendosas pistas duras de Flushing, el estadio de 18,000 nombrado en honor a Satchmo, era la pieza central del torneo. Inaugurado originalmente para la Feria Mundial de 1964, el Singer Bowl (nombrado así por aquella marca de máquinas de coser) era parte fundamental del paisaje de ensueños de los suburbios ideados por Robert Moses. El escenario fue sede de competencias clasificatorias para los Juegos Olímpicos, de combates de boxeo y ahí tocaron las estrellas de rock psicodélico de entonces como Led Zeppelin, Janis Joplin, the Who y Jimi Hendrix.

Las músicas más dulces ejecutadas en ese sitio, sin embargo, vinieron de los grandes del tennis que hicieron suyo el Louis Armstrong. Hasta 1997, cuando inauguraron el estadio Arthur Ashe y relegaron al Louis Armstrong a un nivel inferior, el "Lou" era el sitio en el que había que estar. Por casi cuarenta años fue sede de más de 2,000 partidos. Gigantes parados sobre las raquetas de otros gigantes, desde el primer servicio en una victoria de Bjorn Borg 6-2, 6-0 sobre Bob Hewitt.

Publicidad

La tarde del martes pasado, el Louis Armstrong original —una versión nueva con techo retráctil está planeada para 2018— fue su último partido. Para la historia queda que fue una victoria en dobles 7-6, 4-6, 6-3 de los españoles Feliciano y Marc, ambos apellidados López (desafortunadamente no Brooke y Robin Lopez), sobre sus contrapartes estadounidenses, la mejor dupla de la historia, los hermanos Bryan, Mike y Bob. Fue un partido muy competente para que sirva como despedida, pero el escenario más estruendoso, más bebedor y más enloquecido del tenis merece una despedida en toda forma. Destápese una cerveza y un bote de pelotas Penn para disfrutar de algunos de los momentos cumbre más ilustres del mundo del tenis dentro del estadio Louis Armstrong.

Jimmy Connors v. Adriano Panatta, 1978

Aquí podríamos incluir mucha historia y contexto, pero para qué. Solo admire a Connors y su magia. No, sus ojos no están engañándolo. El revés permanece.

Tracy Austin v. Martina Navratilova, 1981

La carrera de Austin estuvo llena de lesiones y fue muy corta, pero esta bella tarde la californiana en su vestido rosa derrotó 6-1, 7-6 (7-4), 7-6 (7-1) a la legendaria Navratilova que se descompuso por completo al final. Fue el último gran momento bajo el sol de Austin, pero Martina también se llevó un poco de brillo. Lloró después del partido cuando la multitud aclamó el esfuerzo de la recién acuñada ciudadana estadounidense.

Publicidad

Monica Seles v. Jennifer Capriati, 1991

Con la evolución del juego de mujeres a un estilo más de poder, dos adolescentes dieron un partidazo épico. En las semifinales, la nueva reina de 18 años, Seles, derrotó a la promesa de 15 aos Capriati 6-3, 3-6, 7-6, con su tradicional grito al salvar dos puntos para partido en contra. Más adelante se llevó el U.S. Open y le arrebató el número 1 de la clasificación a su rival Steffi Graf. Seles se mantendría en la cima del WTA hasta aquel fatídico día en Alemania…

Pete Sampras v. su cogote, 1996

En un partido de cinco sets, literalmente estremecedor, 4 horas y nueve minutos, Sampras derrotó al español Alex Corretja 7-6 (7-5), 5-7, 5-7, 6-4, 7-6 (9-7). En el último tie break empatados 2-2, Pete echó toda la fruta sobre la cancha. Su inoportuna guácara incluso le costó una advertencia por tiempo. LOL. Cómo le hizo Sampras, que se tambaleaba como boxeador apaleado, para superar ese vómito y ganar está más allá de la comprensión humana.

Steffi Graf v. Gabriela Sabatini, 1988

Perdón, pero solo hay una verdadera ganadora del Golden Slam. Stefanie Maria Graf. 6-3, 3-6, 6-1 sobre Sabatini. Todos en el mismo año o GTFO, Serena.

Bjorn Borg v. John McEnroe, 1980

La increíble final de Wimbledon de 1980 entre Borg y McEnroe siempre estará arriba en la lista de los mejores partidos jamás disputados, así que la final del U.S. Open unas semanas después termina siendo pasada por alto. No debería. También se fue a cinco sets, con McEnroe victorioso 7-6 (7-4), 6-1, 6-7 (5-7), 5-7. 6-4. No fue exactamente una belleza como la de Inglaterra. Fue un asunto más sudoroso, más polvoso, más desconcertante; los fanáticos se estremecían y las gradas temblaban esperando que el maleducado irlandés local derrotara al sueco cool. Johnny Mac ganó y Borg nunca se llevó un U.S. Open. Fue el perfecto partido del Louis Armstrong.

Cántanos una última, padre…