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La hora mágica

Drama de bebés en Turquía

Embargarse en "turismo reproductivo" no es algo nuevo para las turcas.

La Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos recientemente concedió una beca a un grupo de investigadores del MIT que investigan por qué las mujeres turcas están viajando a la República Turca del Norte de Chipre para elegir el sexo de sus futuros hijos, antes de someterse a la fertilización in vitro (FIV).

En Turquía, como en varios países (Gran Bretaña, Canadá o Australia), el uso del diagnóstico genético preimplantacional (DGP) está regulado: cualquier DGP con otro uso que no sea médico es ilegal. No obstante, el embargarse en "turismo reproductivo" no es algo nuevo para las turcas. Mientras que personas de todo el mundo viajan a Chipre para conseguir FIV más baratas, la prohibición de donación de óvulos y esperma y el alquiler de vientres se estableció en Turquía en 1987. En 2010, esta restricción se amplió y estipuló que las células donadas para la FIV sólo podían venir del esposo/esposa para, así, evitar que los ciudadanos turcos buscaran "atención reproductiva fronteriza". Turquía fue el primer país en instituir una política de este tipo diseñada para "proteger el linaje del país" —como dijo Irfan Sencan, director del Departamento de Servicios Sanitarios de Turquía—. Aunque la ley es tan rígida hasta el punto de lo risible, romperla conlleva un castigo de hasta tres años en prisión.

Las tensiones entre Oriente y Occidente, y entre tradición y modernidad que caracterizan a las políticas turcas del siglo 21 también juegan un papel importante aquí. Dirigido por los doctores Heather Paxson y Burcu Mutlu, el nuevo estudio "explorará si es que las familias están utilizando la tecnología de selección de género para alcanzar los estándares tradicionales de preferencia por un hijo varón".