Así enseñan los grandes: un taller con Peter Kuper

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Así enseñan los grandes: un taller con Peter Kuper

Peter Kuper resultó ser muy accesible y generoso con su trabajo y conocimiento.

Primero, debo hacer un preámbulo. Peter Kuper (Summit, Nueva Jersey, 1957) es autor de una de las dos grandes novelas gráficas mexicanas: Ruinas (Sexto Piso, 2015) [la otra gran novela gráfica mexicana es La Perdida, de Jessica Abel, publicada en 2006 por Pantheon Books; sí, los autores de ambas son estadounidenses]. Ruinas es extension, acaso elaboración, de lo atestiguado por Kuper y su familia en la ciudad de Oaxaca en 2006 y de lo cual da fe en su también muy conocido Diario de Oaxaca (Sexto Piso, 2009). De allí, extraigo las siguientes líneas:

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La prensa mundial informó que los violentos manifestantes atacaron primero y que prendieron fuego a varios edificios pero dada la fuerza con la que se toparon, los manifestantes hubieran tenido escasa oportunidad de infligir el daño que los periódicos describían. Como nosotros [Peter y su esposa] nos fuimos del lugar de los hechos antes de que comenzara el fuego, no tengo forma de saber quién estuvo detrás de cada acto.

[…]

Ha sido un gran aprendizaje ver el manejo de los acontecimientos en la prensa. Me recordó lo difícil que puede ser averiguar lo que está ocurriendo en tierras distantes, ¡por no decir que también a la vuelta de la esquina!

¿Suena familiar? Es el guión que se repite una y otra vez en Oaxaca, el guión de una dolorosa realidad que es difícil de descifrar pero que es constante en su marcada violencia y volatilidad. Las notas, bocetos, fotografías y piezas de collage que lo conforman son la pauta a partir de la que fue desarrollado Ruinas. Kuper, su esposa e hija arribaron a la capital del estado el 3 de Julio de 2006, y a partir de septiembre es que comienza a registrar sus observaciones en su cuaderno de bocetos. "Tras un día de dibujar el escenario de huelguistas y barricadas alrededor del zócalo, sentí que en verdad había llegado a Oaxaca", recuerda. A la luz de los recientes acontecimientos en Oaxaca, vale la pena revisar los dos libros editados por Sexto Piso, pues forman una unidad que funciona en dos niveles, por lo menos: como documento de un momento en la historia de México y Oaxaca y como descripción del proceso detrás de la elaboración de una novela gráfica.

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Pero antes, mucho antes de eso, y de su famoso Diario de Oaxaca, Kuper salió a la luz del cómic mainstream gracias a The System, maravilloso álbum gráfico que editara la editorial Vértigo a finales de los años 90. Ese libro fue el medio por el que muchos de sus lectores lo conocimos. Por años, se trató de un autor de culto. Es Kuper quien continuó el trabajo del cubano Antonio Prohías al convertirse en el dibujante base de los Spy Vs. Spy de la revista MAD. Poca cosa, ¿no?

Peter Kuper con la nueva edición de Alicia, editada por Sexto Piso.

La edición de sus libros en México humanizaron al personaje, le dieron una nueva dimensión para quienes siempre lo habíamos visto como una especie de alienígena del dibujo. Peter Kuper resultó ser muy accesible y generoso con su trabajo y conocimiento. Así lo corroboramos quienes asistimos al taller de novela gráfica, caricatura e ilustración que impartió en la Ciudad de México. Ahora, ¿cómo es tallerear con alguien como Kuper, qué se obtiene y para qué sirve?

Somos 11 en el taller. Conforme pasen los días, una buena parte va a ir desertando. Es una historia recurrente en el mundo de los dibujantes. Cosas qué hacer. Poco dinero. A algunos, los compromisos laborales no les permiten continuar más allá de la segunda sesión. Otros ni siquiera comienzan. Me toca sentarme junto a Emily, hija de Kuper, quien no sigue los pasos de su padre y más bien se dedica a estudiar el cambio climático. Pero una vez que comienza a trabajar se puede notar la vena. Mientras acuarelea un sketch, Emily me confiesa: "cuando hago esto recuerdo cuánto lo disfruto".

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Emily, hija de Peter Kuper.

"El autorretrato es tu amigo", nos explica Peter, "te sirve para tomar decisiones". Cuenta que cada día realiza un autorretrato, que varía en técnica y estilo. Lo que ha aprendido es que hasta el dibujo de un conejo dice algo de su autor. Nuestro primer ejercicio es, obviamente, hacer un retrato de nosotros mismos. Éste fue el mío:

Los cuadernos de sketches son parte intrínseca e inseparable del trabajo de Kuper. También son una fuente de ingresos para él, una razón de peso por la cual no ha migrado aún hacia la digitalización. "Es importante que no haya presión sobre si mi estilo está bien o mal. El cuaderno debe usarse sin una preconcepción, sin la idea de venderlo". Lo importante, nos explica, es "saber que tus ideas son importantes". Al final, una libreta donde ensayar puede definirse por su capacidad de inclusión. No hay nada tan estúpido como para no dejarse dibujar. Una parte interesante de este taller es conocer el proceso que un artista como él —con libros publicados, exposiciones en diferentes países y un prestigio dentro del panteón de los dibujantes alternativos de Estados Unidos— sigue para producir su trabajo. Es como establecer una radiografía de su trabajo, desde el origen. Una idea anotada en un sketchbook puede derivar en una novela gráfica.

Sketch de Peter Kuper dando cátedra.

La siguiente es una lista de enseñanzas que Kuper compartió con nosotros, sus alumnos, durante el taller. No son consejos sabios de autoayuda, sino descubrimientos que él mismo ha realizado a fuerza de trabajar, trabajar y trabajar. En todo momento. Sin descanso. Nunca suelta la libreta. He tenido la fortuna de entrevistarlo unas tres veces, y eso no cambia: el sketchbook y la lapicera son sus acompañantes eternos. Algo que entendí mientras formé parte de este taller es que sus descubrimientos pueden resultar útiles para cualquier tipo de artista y no solo para creadores de cómics, ilustraciones o monos. Cada uno puede adaptarlos o contextualizarlos como se le antoje.

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"El estilo en un sketchbook no es importante, pero es muy importante que tu estilo esté al servicio de tu historia".

"Un diario es información para el futuro, una gran oportunidad para entender tu vida, los cambios".

"Cuando amas tu forma de arte no es importante lo que la gente diga".

"El peor arte que he hecho es el que he pensado para que le guste a alguien más".

Aspectos de una clase.

"En tus manos tienes todas las habilidades que necesitas".

"No necesitas inventar la rueda".

"Cuando hay pasión, es posible encontrar público".

"Es posible cambiar la cultura".

Una de las partes más interesantes de trabajar con un artista es que comparte con sus alumnos el tuétano del proceso creativo y, sobre todo, la talacha que se requiere para completar un proyecto. Detalles como el deadline ("la muerte línea", como la llamaba Kuper) que, en el caso de Ruinas él mismo estableció para la fecha de su cumpleaños, o los pasos desde los primeros bosquejos hasta el producto final, son fundamentales para derribar los mitos sobre el artista como un ente mágico y por qué se trata de puro trabajo y disciplina. Ahí radica, para mí, lo más jugoso del taller de Peter Kuper.

No voy a spoilear sus clases, pero TIENEN que ver en vivo los dummies de sus cómics. Son sorprendentes.

Mi trabajo final que, espero, materializaré aplicando lo que aprendí con Kuper.

¿Quieren que Sexto Piso lleve el taller de Peter Kuper a más lugares de México? Contacten a Llu Matarrodona y presionen, presionen, presionen. Es una experiencia fantástica. Todos deberíamos ser exalumnos de Kuper.