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El periodista Rami Aysha fue secuestrado y torturado por Hezbolá

Descubrió que el grupo libanés que oficialmente apoya al gobierno sirio de Asad, está contrabandeando armas a los rebeldes del Ejército Libre de Siria.

Rami, al centro a la derecha.

Rami Aysha fue secuestrado cuando estuvo investigando el negocio de armas de Hezbolá. Después de ser detenido, torturado e interrogado por el partido radical, fue entregado a las autoridades libanesas para luego ser liberado bajo fianza. El juez encargado del caso rechazó el hecho de que Aysha haya estado haciendo un reportaje periodístico, y terminó condenando al periodista en ausencia: se le acusó de comprar armas de fuego. El periodista fue sentenciado por el tribunal militar a pesar de ser un civil.

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Reporteros Sin Fronteras condenan la sentencia de Aysha y la han denominado como “inadmisible”, además declararon que “es importante que las autoridades judiciales de Líbano distingan entre investigación periodística y tráfico de armas”. Aysha es un periodista que ha trabajado para la revista TIME y colaborador de numerosos medios internacionales, incluyendo VICE.

El lunes, Rami regresó a Beirut. Fue a la corte y su sentencia fue reducida de seis meses a dos semanas. El hecho de que ya haya estado encarcelado por dos semanas significa que ya cumplió su condena y debe ser liberado lo más pronto posible, según dijeron las fuentes al periódico libanés Daily Star. Él está dispuesto en llevar su caso a la corte suprema para ser declarado inocente.

Nosotros hablamos con él.

VICE: Hola, Rami, ¿nos puedes contar cómo empezó todo esto?
Rami: El 30 de agosto, yo estaba haciendo una investigación periodística acerca del tráfico de armas en el Líbano, fue entonces que fui secuestrado por Hezbolá y torturado por tres horas. La tortura continuó y luego fui entregado a la inteligencia del Líbano, no me dieron agua, comida ni me dejaron dormir durante tres días. Una semana después de que me arrestaron, vi a un juez militar que me condenó y encarceló por un mes. Después de eso, salí bajo fianza pero desde entonces he estado en juicio.

¿Qué fue lo que descubriste para que Hezbolá te secuestrara?
Descubrí que Hezbolá está vendiendo armas a la oposición siria. Yo ya estaba tan cerca de exponer evidencia de la corrupción de Hezbolá al igual que su participación en la guerra de Siria, que ellos no tuvieron otra opción que detener mi investigación.

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Hezbolá está peleando junto con Al Asad pero vendiendo armas a los rebeles. ¿Por qué están haciendo esto?
Debido a las grandes cantidades de armas en sus almacenes, sus jefes están vendiendo el armamento para ganar dinero. Es un negocio. Mi investigación funcionaría como un argumento para demostrar que Hezbolá no es parte de la resistencia, ellos mismos causan caos en la región. Estuve muy cerca de visitar y grabar lo que sucedía en esos almacenes.

¿Qué pasó cuando estuviste secuestrado?
Fui secuestrado en plena calle y rodeado de testigos, fui llevado a una prisión secreta de Hezbolá. Quisieron que confesara que estaba ahí intentando comprar armas, pero eso no era verdad. Yo estaba ahí haciendo una investigación periodística. Los miembros de Hezbolá tomaron mi cámara y la destruyeron sobre mi cabeza, me preguntaron qué mano usaba para escribir, les dije que la izquierda y ellos me dieron martillazos en esa mano. Fui torturado y golpeado, me rompieron la nariz, mis dedos y destruyeron mis costillas, tenía todo el cuerpo lleno de moretes. Me desangré por más de tres horas y grité del dolor. En dos ocasiones me desmayé del dolor.

Ellos sabían que eras periodista, ¿verdad?
Ellos lo sabían porque me identifiqué como periodista y les dije que estaba ahí haciendo un reportaje, pero a ellos no les importó. Me siguieron torturando. Varias veces me dijeron que harían lo posible para que yo dejara de escribir.

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Después de esto te llevaron a las autoridades, ¿cómo cambió la actitud de ellos?
Durante mi interrogatorio con la inteligencia libanesa, ellos estaban más preocupados en saber a quién había conocido y las cosas que descubrí —querían saber más de mi trabajo—. El juez me dijo que si solucionaba mis problemas con Hezbolá, entonces me dejarían salir libre. Esto muestra cómo Hezbolá controla el sistema judicial y los tribunales militares en Líbano. Durante mi interrogación, le pedí al juez extender la investigación y buscar a las personas quienes me secuestraron, él se negó.

En ese momento, ¿sospechaste que las autoridades trabajan con Hezbolá?
Claro. No es un secreto que Hezbolá controla el ejercito, inteligencia y los tribunales militares. Ellos que pueden fabricar la historia que gusten contra quien sea. Nunca se puede tener un juicio justo si tu oponente es Hezbolá.

¿La gente que está traficando drogas ha enfrentado algún tipo de juicio?
Los dealers, no. Ellos están directamente involucrados con Hezbolá. Los compradores, ellos sí enfrentan cargos.

¿A pesar de que puedes exponer evidencia contra Hezbolá, ellos no enfrentaran cargos?
Nada les ha pasado a ellos, las personas que me secuestraron y torturaron no tienen ninguna denuncia.

¿Con qué evidencia te consignaron?
Yo los reté, les dije que me mostraran una pieza de evidencia en mi contra. Los reté, le dije que extendieran la investigación. Lo más triste de Líbano es que el criminal se convierte en un héroe y la víctima en un criminal. Ahora estoy condenado por comprar armas. Mi única arma fue mi cámara.

¿Qué crees que dice esto de la libertad de expresión en Líbano?
No hay libertad de prensa en Líbano y la libertad de expresión ha decaído a niveles peligrosos. Se están convirtiendo en una dictadura. Los periodistas estamos enfrentando el peor momento de la historia de Líbano, la libertad de expresión ha desaparecido.

Sin embargo, se redujo tu sentencia, ¿verdad?
Para mí, no hay diferencia entre dos semanas o seis meses porque al final del día me están acusando de ser culpable y eso amenaza mi carrera periodística. Necesito mis acreditaciones de prensa para trabajar como periodista profesional, especialmente en los temas que cubro. Llevaremos mi caso a la corte suprema con la esperanza de cambiar la sentencia porque estoy seguro que fui condenado por razones políticas. Lucharé por mi justicia.

Gracias, Rami. Buena suerte.