El edificio ocupado de La Bordeta no quiere rendirse

FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

El edificio ocupado de La Bordeta no quiere rendirse

Siete familias, en total 20 personas, se enfrentan a una orden de desalojo en un bloque ocupado desde febrero por la PAH en Barcelona y que llevaba años vacío.

Domingo de julio, 12 del mediodía, en el barrio de Sants (Barcelona). Cae un sol que derrite las piedras. Armados con mangueras, globos, pistolas y cubos medio centenar de personas se lanzan agua unos a otros en la plaza de Joan Corrades. Podría parecer un acto más de cualquiera de las fiestas vecinales del verano, pero entonces uno se percata de que la plaza está plagada de pancartas, y que la inmensa mayoría de las personas a remojo van uniformadas con camisetas verdes: son miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, la PAH de Barcelona.

Publicidad

La jornada "Mójate por La Bordeta" es el arranque de la campaña en defensa de un bloque ocupado en la misma plaza en la que sucede la guerrilla acuática. El Bloc La Bordeta fue ocupado en febrero por La Obra Social PAH, la rama de la Plataforma que se dedica a liberar edificios para realojar a familias en situación límite. En la Plataforma ahora se las llama "recuperaciones". Son viviendas que llevan años vacías, siempre propiedad de los bancos.

La Bordeta acoge ahora a siete familias. 20 personas que se enfrentan a una orden de desalojo que podría hacerse efectiva en breve. Todos vienen de realidades delicadas. Monika, una de las últimas en llegar, vivió su primer desahucio hace más de quince años, cuando la echaron a ella y a su madre del piso en el que vivían en la Barceloneta. Desde entonces, llevan una vida de supervivencia hasta llegar al curro actual: call-center en Domino's Pizza, por menos de cuatro euros la hora. No le llega para una habitación de alquiler.

Hasta ahora, varias de las ocupaciones anteriores se han saldado con la concesión de viviendas para las familias. En Terrassa, Salt o Barcelona el abandono de los bloques ocupados se produjo a cambio de alquileres de vivienda social. En Sabadell, donde la Obra Social ya gestiona hasta cuatro edificios, incluso se consiguió la cesión en alquiler del bloque ocupado, propiedad del Banco Malo. En La PAH de Barcelona confían en que el bloque de La Bordeta pase a engrosar esta lista de victorias.

Publicidad

Pero esta confianza no siempre consigue que los días en el bloque transcurran sin angustia. Carmen y Rubén son un matrimonio uruguayo que llegó aquí hace apenas unas semanas. Carmen vive con miedo a que la puedan desalojar violentamente. Dice no poder dormir por las noches por temor a oír cómo fuerzan la puerta de entrada. "¿Tú crees que puede darse el caso de que la Policía nos haga salir a la fuerza, sin poder recoger nuestras cosas?", me pregunta. "No, mujer, tranquila, eso no sucede nunca en los bloques de familias". "Pero yo lo he visto". Cierto, a veces sucede. La familia tercia en la conversación intentando convencerla de que eso no va a pasar.

Rubén, su marido, ha trabajado duro para acondicionar el baño y la cocina él mismo. Cuando llegaron al piso, las instalaciones estaban inservibles. Es quizá la persona con mayor presencia por su espíritu en el edificio. Al despedirme de él, en la puerta del bloque, se le acerca desde la calle una familia de ecuatorianos con la madre al frente.

-"Oye, dadnos una casa. ¿Tenéis una casa vacía para nosotros? Tengo ya fecha de desahucio, y cuatro hijos… Dadnos una casa aquí".

Rubén se lo piensa un momento.

- "Bueno, puedes venir a las reuniones".

-"¿Qué?".

- "Puedes venir a las asambleas de la Plataforma. Lunes, miércoles y jueves. Allí te aconsejarán. Ven, os enseño dónde es…". Y se despide dándome las gracias mientras guía a la familia hasta la sede de la PAH, a escasos 200 metros del bloque.

Publicidad

Gracias a ti, Rubén.