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Música

Visitamos la boutique de un vampiro en el centro de Bogotá

Y ahora somos uno con la noche.

La Terraza Pasteur es un lugar deprimente. Sin duda, alguna vez vio días mejores diferentes a los que hoy transcurren en sus oscuros y solitarios pasillos llenos de caca de paloma, por donde circula muy poca gente y donde habita un silencio sepulcral. Este tétrico ambiente hace que el viejo y triste edifico se parezca más a una tumba que a un centro de comercio. Tal vez por eso, es el lugar perfecto para una tienda gótica.

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Los góticos pertenecen a una corriente artística que tiene una propuesta estética inspirada en lo oscuro y está muy relacionada con el vampiro romántico. Ese ser extremadamente seductor que bebe sangre y fue popularizado por Bram Stoker. Existen dos ejes que distinguen claramente a esta escena. El primero es la música, que se deriva del rock y tiene varias ramas como el gothick rock, el new wave y el dark wave. Este género encuentra sus raíces en el punk, pero tiene sonidos tomados del metal, la música industrial y los beats más extremos de la música electrónica como el EBM. El segundo eje es la moda, la cual es muy cuidada, elegante y nos remite a la época del romanticismo, pero con un aura oscura y fantasmagórica. Basta con ver a una chica con un vestido negro lleno de encajes, muy tallado al cuerpo, que se parecen a lo que se ponían las viudas en los funerales; o a un man vestido con un gabán estilo Blade El Cazavampiros para de una decir: “hay van unos góticos”.

Pero hay otro elemento clave dentro de esta escena que va más allá de la postura estética y ve lo gótico como una forma de pensamiento. Incluso hay quienes ven al vampiro, y a todo los relacionado con él, no solo como algo mitológico o vistoso, sino como una presencia que marca un estilo de vida. “El gótico es un movimiento que tiene que ver con la música, el arte y mucho con la moda. El vampirismos es diferente porque tiene que ver más con la energía, la sexualidad, la sangre y otro tipo de cosas. Incluso hay vampiristas que no se identifican con lo gótico”, explica Óscar Bohórquez, dueño de la tienda gótica Vampiros.

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Este local está ubicado en una de las esquinas del segundo piso de la Terraza Pasteur, justo debajo de una iglesia cristiana. Una luz de neón roja indica el nombre de la boutique en cuyas vitrinas hay maniquíes vestidos con corsés, gabanes y ropa de mujer confeccionada con telas negras y moradas que tienen un estilo lúgubre. No se puede ver el interior de la tienda debido a unas cortinas negras que cubren las ventanas y la puerta suele estar cerrada, porque no cualquiera puede entrar.

Por dentro, las negras paredes del local están salpicadas de pintura roja, hay una estantería llena de calaveras donde sobresale una esfera Tesla y en una esquina hay una estatua de una bruja. Esta vez, la puerta de Vampiros está abierta porque el espacio necesita ventilarse y a través de ella entra un intenso rayo de sol. Pero Óscar, quien tiene 36 años y viste una camiseta sin mangas morada y un pantalón negro, está sentado en el rincón más oscuro de la tienda. Como escondiéndose de la luz que se cola en su penumbroso local. Él cuenta que cuando tenía seis años, vio Nosferatu El Vampiro en la televisión y eso fue amor a primera vista. Desde ahí se obsesionó con los chupasangre, pero no adoptó el vampirismo como estilo de vida hasta hace diez años.

Según explica, todo lo que vende está hecho por él. Decidió aprender de forma empírica a confeccionar ropa y desde hace ocho años tiene su propia marca. “Empecé a hacer ropa para gente que tuviera esa esencia similar a la mía y para yo sentirme canalizado”, cuenta. Dentro de la tienda hay colgadas varias blusas de mujer, algunos gabanes y una capa. Óscar cuenta que la mayoría de la piezas que diseña las hace bajo encargo y todas son únicas. “Yo invento mis procesos, encuentro mis maneras y creo mis moldes. Todo lo que hago por encargo es único y siempre cojo las ideas del cliente y las adaptó a las mías, porque no me gusta copiar los conceptos de nadie ni copiarme a mi mismo”, dice.

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Pero Vampiros es más que una tienda de ropa. Este local de 30m² por el que paga un millón de pesos, es una especie de encuentro para la escena vampirista y gótica. Gracias a su trabajo, Óscar se ha hecho con cierta fama dentro de este mundo, además por la tienda han pasado personajes como la Mujer Vampiro de México y el vampirista colombiano Jacob Angel. En este pequeño espacio se celebran fiestas góticas, donde las amistades de Óscar van a parchar un rato, tomarse un trago y cantar karaoke. “El concepto del local es para que le gente pase un rato chévere y estar como en familia”, dice. Pero no todas las reuniones son abiertas. Él también cuenta que a veces hacen encuentros privados a los que se puede acceder después de pasar varios filtros. Explica que los vampiristas comparten mucha energía y por eso es importante que esta fluya, por eso deben evitar a todo el que entorpezca dicho flujo.

A parte de la ropa. Óscar también se dedica a la música. Tiene una banda que adivinen cómo se llama… Vampiros. Se nota que es un tipo al que le gusta la fiesta y disfrutar al máximo los placeres de la vida. Es más, la tarde de nuestro encuentro tenía planeado hacer una pequeña reunión para celebrar el cumpleaños de unas amigas. Mientras llegan los invitados, nos sentamos a hablar de la tienda, de su estilo de vida y tocó un par de canciones de su autoría.

¡Échale Vampiro!

Para empezar háblame más de la diferencia entre lo gótico y el vampirismo.

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El gótico tiene que ver con los muertos, con esa presencia de las hechiceras. Pero en realidad todo lo hace para seducir con la oscuridad. El gótico ama la muerte. En cambio el vampiro ama la vida y por eso trata de atesorarla, de encapsularla, de protegerla. Por eso quiere tener más y quiere vivirla al máximo. El gótico la quiere contemplar, quiere vivir en ella. El vampiro ama la inocencia, ama la maldad. En mi caso digo que la inocencia es la esencia especial que persigue un vampiro.

Háblame de las prendas que confeccionas.

Aquí se pueden encontrar cosas desde 30 mil pesos hasta prendas que van de 400 mil para arriba. Por ejemplo, estas blusas que tengo exhibidas son parte de una línea que hago para atraer a la gente. Una vez que las compran, ven que son de buena calidad y vuelven para que les haga algo más complejo. Y los precios varían dependiendo del diseño, los materiales y el tiempo que le invierta a las cosas. Y la verdad no soy barato. Ahorita hay un problema con este tipo de ropa y es que se ha prostituido un poco, ya que hay marcas que venden por catalogo y cobran muy barato. Yo en cambio uso los mejores materiales, todo nacional y siempre algo único. Incluso muchos de mis cliente no me dejan tomarle fotos a las piezas. Aquí todo es muy artesanal, si voy a hacer algo que se vea reflejado en otra persona me esfuerzo y le meto mi energía para que sea algo especial.

Noto que tienes los colmillos largos ¿Te los afilaste?

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La verdad no. Así nací, era como el destino. Es más, de mis amistades soy el que menos colmillos tiene. Muchos se ponen colmillos postizos, pero obviamente solo cuando vienen aquí. Porque en el día son profesores de universidad o ejercen cargos públicos.

¿Qué otra música te gusta?

Como soy músico no me cierro a nada, pero siempre busco cosas que tengan sensualidad y oscuridad. Me gustan muchos lo sonidos electrónicos y el blues.

¿Y la gente que pertenece a esta escena sufre mucho?

En verdad hay de todo. Conozco góticos que tiene la muñecas cortas y creo que es un mal concepto de lo qué es ser gótico. Yo siempre he definido esto como la hermosura de la oscuridad. La luna, las tumbas, la noche. En verdad hay mucha seducción dentro del vampiro.

¿Qué es lo más caro que haces?

Depende. Ahorita estoy haciendo un cosplay que cuesta un millón y medio. Una vez hice un vestido de novia negro que se lo llevaron a España. Me demoré un mes y cobre poco: tres millones. Lo malo es que los clientes no me dejaron tomarle fotos. Estaban obsesionados con no mostrarlo. Lástima.

¿Esto te alcanza para vivir?

Solo me dedico a esto y no me gusta nada más. A veces se pone muy duro, pero yo no persigo tener plata. No tengo horarios, abro cuando quiero y trato de pasármela bien. Intento guardar cositas y resistir. Casi nunca estoy en problemas y vivo relajado. Me gusta la libertad y el libertinaje.

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Para pedirle a Óscar una prenda con la que puedan salir de noche, dejen que los muerda por aquí.