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La pesadilla inmobiliaria

La pesadilla inmobiliaria del mes: duerme en un balcón por 250 euros al mes

No te podrás quejar de que tu habitación no tiene luz.
Pesadilla inmobiliaria

'La pesadilla inmobiliaria del mes' es una sección en la que denunciamos los abusos más flagrantes y los pisos más sorprendentes del mercado inmobiliario en España. Si te has topado con algún palacio similar, escríbenos a esredaccion@vice.com.

¿Qué es? LA HABITACIÓN PEQUEÑA SITUADA AL LADO DEL SALÓN, que traducido al castellano es el balcón.

¿Dónde está? Abres la ventana del salón y ya estás ahí. Se sitúa sobre la calle Avenida Ciudad de Barcelona de Madrid, más o menos a mitad de camino entre Atocha y Pacífico.

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¿Qué se puede hacer por ahí? Ver cómo la gente de tu casa sale a fumar, echar de comer a las palomas, tomar el aire. Lo que se hace en las terrazas. Quizás tender las toallas cuando haga calor. Hay varias posibilidades.

¿Cuánto vale? Pues 250 euros al mes más gastos. Lo bueno es que tienes la wifi gratuita como parte de la promoción de dormir en la terraza. Y es posible que si hay una parada de bus o un bar debajo, también pilles su wifi. Vas a ahorrar un buen dinero en 4G.

En esta sección habíamos visto todo tipo de cuevas, mazmorras, pisos con desniveles superiores a la cordillera Penibética, cocinas con ducha incluida y hasta hemos revisado un piso que estaba tan borroso como aquella historia de Ricky Martín y la mermelada. Sin embargo lo que traemos hoy mejora todo lo anterior, estamos ante el colmo del embuste inmobiliario elevado a su máximo nivel de cutrerío.

He de decir que no era yo demasiado optimista con el mercado de alquiler de habitaciones sueltas. Algún día había echado una ojeada, y si bien siempre había alguna cosa interesante, tampoco daba como para dedicarle una reseña entera.

Pero este anuncio es que enamora, te envuelve y terminas preguntándote qué narices está pasando ahí, tanto que se necesitan varias lecturas para darse cuenta de que lo que se ofrece es el cerramiento de la terraza como habitación.

Lo primero que llama la atención es el precio; aparece un 495 tachado y un 250 al lado. Esa es una estrategia que no falla, ahí ya vas ganando 1-0, menudo chollito, ya tiene que ser mierda lo que ofrecen para que no salga a cuenta con semejante rebaja.

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Después del chute de saber que estás timando prácticamente a todo el sector inmobiliario español y con la adrenalina de no querer dejarlo escapar, lo normal es ver las fotos. Y ahí tampoco decepciona.

Telares, cortinas tribales, imágenes de Buddha a tutiplén, y todo así en tonos cobrizos que te transportan a un lugar a mitad de camino entre un gimnasio oriental de Fuenlabrada y un fumadero a las afueras Amsterdam. Y de repente, una foto. Una foto de la única habitación que se ve… "ESTA HABITACIÓN ESTÁ ALQUILADA HASTA FINALES DE JULIO. ¡AHORA ESTÁ LIBRE LA PEQUEÑA!". ¿Cómo? ¿Y la rebaja? ¿Y la foto de la otra habitación? ¿Qué está pasando aquí?

En efecto, en la descripción se explica que la habitación libre es la que está situada al lado del salón, la de la decoración granate. Uno busca y busca entre las fotos y no encuentra, hasta que… "Adiós, que lo que alquilan es la maldita terraza, con razón es tan barata", nos confesaba la persona que nos ha pasado esta joya y que nos pide por favor mantenerse en el anonimato, no por nada, pero tampoco quedas bien ante la sociedad habiéndote interesado por un balcón granate.

Vamos con los datos y después con las elucubraciones. El balcón/habitación no debe tener más de cinco metros cuadrados, tampoco tiene persianas, tampoco tiene puerta, tres de sus cuatro paredes son de cristal, la cama es un sofá y eso sí, tienes cojines distintos para no repetir en una quincena. Y luego también está el suelo que, contra todo pronóstico y de forma inesperada, es el suelo típico de una terraza. Un material tan delicado que tranquilamente podría circular una quitanieves sin dejar un solo desperfecto.

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¿Condiciones especiales de este habitáculo? Hay muchas, la primera es que no vas a encontrarte con el mayor problema de los pisos de alquiler: la prohibición de poner posters y hacer agujeros en la pared. Al ser todo exterior y acristalado, no es que esté prohibido, es que si lo haces te quedas a la intemperie, es decir, en un balcón normal.

El blu tack en el cristal tampoco parece la mejor de las opciones, así que desde os recomendamos una alternativa realmente creativa e integradora con la naturaleza. Nuestro consejo es que colguéis cosas de los árboles que hay afuera, os va a costar colocarlas, pero una vez puestas ahí en las ramas os decora igualmente la alcoba y encima no ocupa espacio. Sobra decir que para el árbol de Navidad son todo ventajas.

Otro punto favorable de este formato tan innovador es la gran conexión que puede tener el inquilino con el planeta. No estás integrado en la naturaleza, pero casi, no hay mucha diferencia entre esto y vivir en una casita encima de un árbol.

Claro, el tema es que no estás en la selva precisamente, sino en una céntrica calle de Madrid con tres carriles en cada dirección. Hay que ponerse en la situación de estar durmiendo plácidamente y que de repente el camión de la basura se ponga a cargar los cubos apenas tres metros debajo de tu cabeza.

El cristal es un material que aporta mucha transparencia pero lo que es aislar, aísla bien poco. Si fuera hay -3 grados, pues tú tienes 3 en tu habitación, que en hay 35 grados en la calle y en tu habitación da el sol, pues tienes 45. En ese sentido es un ambiente que respeta mucho los designios de la climatología.

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No está nada mal tampoco la mesita de estudio que el casero provee, sobre todo porque está encajada en el único hueco libre que hay en toda la habitación. Aunque hay que decir en su favor que es un caballete y una tabla, así que se recoge fácil y de paso ganas medio metro cuadrado para poder estirar las piernas.

Otro detalle quizás más polémico es la calefacción, la casa es verdad que trae wifi gratis, pero que se sepa, ningún arquitecto con dos dedos de frente pondría un radiador en un balcón. Así que para recibir el calorcito de la calefacción central seguramente haya que dormir con la puerta abierta… perdón, con la ventana corredera abierta.

En cuanto al resto del piso, pues todo bastante ecléctico. Esa decoración zen de baratillo mezcla a la perfección con el baño en tono caqui que es todo un homenaje a los primeros años de Felipe González. La cocina es bastante estándar, con su remodelación pertinente hace diez años, su microondas y por supuesto con su balcón cerrado. La pena es que no quepa ahí otra habitación.

En definitiva, se ofrece como habitación algo que no lo es, no tiene las condiciones de aislamiento necesarias, ni la privacidad que una persona necesita. Las casas tienen los dormitorios que tienen, se pueden poner biombos dentro e incluso literas, pero poner un sofá cama en el balcón y ofrecerlo como habitación a cambio de 250 euros no es demasiado digno. Aunque sea barato.