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"Lo primero que me dijeron era que tenía que publicar que Ricardo Arjona iba a sacar nuevo sencillo después de un año de no hacer nada. Yo no sabía programar un post, de hecho, ese día abrí mi cuenta de Twitter, entonces todo era un poco más tenso, porque yo no sabía nada. Entré, pasé ese día en la oficina, llegue a la casa a ver qué era un community manager, qué era un buen post y un mal post. Tenía la ventaja de que nadie sabía qué era un community manager y además era un muy mal pago. Yo vendía contenidos: álbumes, canciones y quotes, porque lo que más comparte la gente por su cuenta son frases, frases dichas por él, frases de canciones o dedicatorias de discos. Con eso empecé a hacer crecer sus redes y le agarraré cariño a la cuenta. Eso fue un problema, porque ya no lo veía como un 'no se metan con Ricardo' sino 'no se metan con mi cuenta'. Entonces pensé: 'voy a hacer que a este man lo quieran'. Me lo tomé como reto profesional y me dediqué a hacer campañas creativas, pero le doy la razón a sus haters. A mí me pagaban una plata extra por borrar comentarios negativos y lo hacía, pero había algunos comentarios que dejaba arriba por un par de horas, porque tenían razón o eran chistosos. Hubo una campaña muy crítica: eran fotos de gente golpeada, reventados, con el ojo hinchado y la nariz rota. Porque como el man le dio re duro a la ex esposa, lo denunciaban mucho. Yo lo que hacía era dejarlos unas horas y después borrarlos, porque me parecía que estaban en lo correcto. Otro comentario muy recurrente era el de 'Dios, llévate a Arjona pero no te lleves a Cerati' y también se burlaban mucho de la canción sobre la menstruación".
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