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Cultură

¿Qué opinan los genios certificados sobre el trabajo?

"No es necesario tener un coeficiente intelectual alto para tener éxito en la vida. De igual forma, tener un coeficiente intelectual alto no garantiza que vas a tener una vida exitosa".

Imagen por BenThomson

Cuando pensamos en los genios certificados, es decir, en las personas que se encuentran por encima del 98 por ciento de la población, lo primero que nos imaginamos son magnates de negocios y jugadores de ajedrez invencibles que van camino al éxito seguro. Como son las personas más inteligentes del mundo, todos estamos predispuestos a esperar lo mejor de ellos.

La información reunida de las asociaciones de superdotados –como Mensa y Tripe Nine– nos muestra una realidad un poco diferente: las personas con alto coeficiente intelectual provienen de todas las razas, nacionalidades o clase sociales y pueden escoger cualquier tipo de profesión, desde gerentes en un restaurante hasta científicos en busca de una teoría del origen del universo.

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A pesar de que la prueba de coeficiente intelectual ya no se considera la mejor forma de medir la inteligencia, sigue siendo la forma más útil de medir el la capacidad de razonamiento no verbal y otros procesos cognitivos. Platiqué con algunos individuos de alto coeficiente intelectual sobre sus vida, su cerebro y la relación entre la inteligencia y el éxito para romper los estereotipos que rodean a los genios.

"Hay genios por doquier", dijo Varun, un hombre de 35 años de edad que pertenece a la asociación Mensa y que trabajó por muchos años como vendedor antes de recibir su título en química. Sin embargo, "poco después descubrió que un asistente de laboratorio podría tener un coeficiente intelectual más alto que el de su profesor", dijo.

Según Varun, la posibilidad de pagar una educación, los contactos, el lugar donde creciste y la autopercepción son factores igual de importantes que el razonamiento y las capacidad de cálculo para el desarrollo de tu vida. ¿Por qué? Porque la mayoría de nosotros no tiene la posibilidad de competir en igualdad de condiciones. "La sociedad no es una meritocracia. Todas las películas donde el genio marginado supera cualquier obstáculo son puras patrañas", señaló Varun.

Una integrante de la asociación Triple Nine Society, aún más exclusiva que Mensa, dijo que es probable que el estereotipo se haya originado por la percepción de inteligencia en el salón de clases y de personas como Bill Gates y Stephen Hawking, quienes llegaron a ser tan famosos que los detalles de su inteligencia pasaron a ser del conocimiento público. Por otro lado, la mayoría de los genios que no tienen éxito y terminan en trabajos de baja categoría se quedan en el anonimato.

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"No hay meseros en las listas de alto coeficiente intelectual porque a nadie le interesaría leer sobre sus vidas", dijo la integrante de TNS. "La gente quiere definir a qué se debe el éxito de estas personas, es por eso que se aferran a las pruebas de coeficiente intelectual".

Muy pocos de los entrevistados trabajan en campos que relacionamos con un coeficiente intelectual alto. La mayor parte trabaja en campos más cotidianos —como en administración, transporte, hospitalidad, etcétera— muy por debajo del radar social y público.

"Si las personas que se creen inteligentes buscaran cierto trabajo sólo porque todos consideran que es digno de su inteligencia, sería una decisión un poco tonta".

Al igual que Varun, la mayoría creía que no encajaban en el círculo de los académicos más destacados del mundo. No obstante, se sorprendieron al saber que sus semejantes se sentían igual.

"La relación entre la profesión y la inteligencia es superficial", dijo Marie Hough, una integrante de Mensa cuyo coeficiente intelectual está dentro del 0.1 por ciento más alto. Marie trabajó como sobrecargo durante muchos años hasta que decidió tomar un doctorado en seguridad y salud laboral. "No es necesario tener un coeficiente intelectual alto para tener éxito en la vida. De igual forma, tener un coeficiente intelectual alto no garantiza que vas a tener una vida exitosa".

Muchos confesaron que prefieren no mencionar que son miembros de alguna asociación de superdotados en su CV o en conversaciones con personas que no son miembros para evitar prejuicios. "Sólo resulta una ventaja en las circunstancias correctas", dijo Marie, y añadió que el dato puede adquirir connotaciones despectivas.

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"Para tener éxito según los estándares de la sociedad —como ganar un Premio Nobel—, se requiere trabajar arduamente, ser obediente y estar dedicado a un solo tema", dijo Sebastian Maharaji, uno de los miembros de Mensa. "Según mi experiencia, la mayoría de la gente que quiere ganar esa clase de reconocimientos está fija en esa idea y ha creado una serie de hábitos que llevan al éxito. Sin embargo, los que no saben lo inteligentes que son desde pequeños no tienen esa clase de metas. Por lo tanto, desarrollan una serie de hábitos que favorecen la distracción y no el desarrollo".

Martin, un hombre de 43 años de edad que trabaja en un almacén y es miembro de Mensa desde hace mucho tiempo, dijo: "No le digo a nadie porque no quiero que me desafíen o que me excluyan. Nunca se lo he dicho a mis compañeros. Es mi secreto".

Muchos confesaron que eran excelentes en los crucigramas o el ajedrez y que destacaban en áreas académicas como las matemáticas aunque en general no le daban un uso profesional a tales capacidades. También comentaron que el término "uso profesional" es subjetivo.

"Uso mis capacidades para recordar nombres, órdenes y números de asignación. Así ya no me paso todo leyendo hojas para ver donde tienen que ir", dijo Martin sobre su memoria casi fotográfica. "Pero nunca lo presumo. Todos creen que simplemente tengo buena memoria y me esfuerzo en mi trabajo".

Henry, un miembro de Mensa que rebasa los 50 años de edad, descubrió que tenía un coeficiente intelectual increíblemente alto un día que les hicieron tomar el examen en la cárcel —fue sentenciado por homicidio asistido—, lo que demuestra que "el coeficiente intelectual alto no es sinónimo de sabiduría".

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Según él, tener un coeficiente intelectual alto provoca problemas de conformidad. "Te das cuenta de cómo gira la sociedad", dijo. También comentó que podría contribuir a que el individuo pierda el interés en la competitividad laboral. Entonces, aunque parezca que aprender rápido te abre muchas puertas, en realidad también te hace querer cerrarlas.

Otros confesaron que padecen alguna variante del trastorno por déficit de atención con hiperactividad o de ansiedad social, aunque su trastorno no se parecía en nada al de los genios ficticios de la televisión.

Philip, un hombre de 40 años que es miembro de Mensa y cuyo coeficiente Intelectual esta dentro del 0.5 por ciento más alto, estuvo trabajando como conductor de trenes interestatales durante años hasta que terminó su doctorado en economía. "Ganaba mejor que en cualquier empleo dentro del mundo financiero y no tenía que convivir con nadie", dijo.

Un especialista en ciencias políticas y miembro de Mensa, que trabajó como taxista, dijo que le gustaba su empleo porque le permitía "existir en la periferia e interactuar con todo tipo de personas".

Cuando les pregunté si les gustaría cambiar su trabajo por otro que estuviera más relacionado con sus capacidades únicas o si alguna vez sentían que estaban desperdiciando su potencial, la mayoría descartó la idea.

"Puedes aprovechar tu capacidad para hacer lo que quieras y satisfacer tus necesidades. Lo que yo quería era ganar dinero de la forma más fácil y rápida posible. Los valores sociales no tienen tanta importancia si eres honesto", dijo Philip, el hombre que solía conducir trenes.

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Martín, el que trabaja en un almacén, opina lo mismo. "El trabajo es el trabajo. No importa lo que hagas. Te da de comer. Yo tengo tiempo para estar con mi familia. Si las personas que se creen inteligentes buscaran cierto trabajo sólo porque todos consideran que es digno de su inteligencia, sería una decisión un poco tonta".

Sin embago, no toda la comunidad de coeficiente intelectual alto comparte la opinión de Philip y Martin. Muchas de las personas con las que platiqué tienen trabajos ejecutivos o académicos y mencionaron que gracias su puntaje en la prueba de coeficiente intelectual han conseguido buenos puestos y han tenido la oportunidad de estudiar en buenas universidades, además de que es el tema central en las entrevistas de trabajo.

"A fin de cuentas, los jefes lo toman en cuenta y todos tienen curiosidad por conocer a 'esa persona que es más inteligente que el 98 por ciento de la población'", dijo un integrante de Mensa que trabaja como abogado especialista en propiedad intelectual. Según él, para tener éxito con un coeficiente intelectual alto necesitas saber distinguir ente ser obstinado y exhibir tus capacidades de forma agradable ante la sociedad.

También dijo que, por desgracia, el ambiente en el que te desarrollas es crucial para aprender a reconocer dónde y cuándo es apropiado demostrar tus capacidades para tener éxito en la sociedad.

No obstante, la mayoría de los genios con los que platiqué han utilizado su gran coeficiente intelectual para su satisfacción personal, al igual que sus otras capacidades.

"Lo mejor de ser taxista son las discusiones que tengo con los profesores o con cualquier otra persona que quiera hablar conmigo sobre el potencial que estoy desperdiciando", dijo el taxista que mencioné anteriormente en el texto. "Siempre terminaba diciéndoles "'No, gracias'".

Se cambiaron y se omitieron algunos nombres a petición de los entrevistados.

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