El departamento de telecomunicaciones del narco mexicano

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El departamento de telecomunicaciones del narco mexicano

Felipe Pérez es un técnico informático que fue secuestrado por los carteles mexicanos para ser parte de un escuadrón de hackers dedicados a crear una red de comunicaciones ocultas.

La foto más reciente del arquitecto Felipe Pérez fue tomada semanas antes que desapareciera en el noreste de México en marzo del 2013. Foto cortesía de Tanya Elizabeth Gonzalez Vaya.

Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard, nuestra plataforma de ciencia y tecnología.

Podía haber sido una mañana cualquiera. Felipe de Jesús Pérez García se vistió, se despidió de su señora y de sus hijos y manejó hacia el trabajo. Era un viaje de dos horas desde su casa en Monterrey, Nuevo León, hasta Reynosa, Tamaulipas. Felipe buscaría en ese lugar posibles sitios para instalar torres de telefonía celular para una compañía de telecomunicaciones y luego volvería a casa durante la tarde.

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Esta fue la última vez que alguien lo vio.

Tanya, la mujer de Felipe, está preocupada por su desaparición. "Todo este tiempo he buscado saber dónde está", me dijo. Felipe tenía 26 años cuando desapareció el 19 de Marzo del 2013, hace casi dos años.

Esta es una historia común en México. Las personas desaparecen y la mayoría de los casos no son resueltos por años, si es que alguna vez se resuelven. Tanya es parte de un grupo decidido a encontrar justicia para los desaparecidos. Están esperando que el teléfono suene.

Sólo que esta es historia no es sobre otro secuestro común.

¿Qué le sucedió a Felipe Pérez? Una teoría sugiere que fue secuestrado por un sofisticado sindicato criminal y luego forzado a ser parte de una brigada de hackers que construyen y administran la infraestructura comunicacional secreta de los carteles. Ellos son el escuadrón geek de una de las organizaciones criminales más grandes del mundo.

Al menos así es como lo percibe Tanya. Ella ha visto el aumento de casos de secuestro, muchos de los cuales suceden en Tamaulipas y son dirigidos específicamente a ingenieros, arquitectos y otros trabajadores de las tecnologías de la información; no puede dejar de pensar que Felipe fue uno de ellos. Casi 40 especialistas han desaparecido en México desde 2008, supuestamente a manos de los dos cárteles que controlan la región, el Cartel del Golfo y los Zetas.

Estos dos carteles ganan dinero a través de diversas formas: tráfico de drogas, robo de petróleo, extorsión y el tráfico de personas. Hablamos de ganancias descentralizadas dentro del mercado negro global, por lo que es difícil decir un número exacto de cuántas personas están empleadas por estos carteles y cuánto son sus ganancias anuales. El consenso general es que ganan miles de millones de dólares al año y tienen redes que llegan a varios miles de empleados. Para mantener la rueda girando a esta escala, el Cartel del Golfo y los Zetas usan sus propias redes encriptadas de comunicación para ponerse en contacto entre ellos sin que los escuchen las autoridades. Estas redes también interceptan comunicaciones de la policía, los militares y otras fuerzas de seguridad. Los carteles necesitan expertos para construir estas redes.

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"Se menciona que agarraban mucha gente de este tipo", dice Tanya, refiriendose a los especialistas en telecomunicaciones como Felipe. Ella tiende a pensar que la desaparición de su marido "tiene que ver con su profesión, por ser profesional".

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Es difícil decir cuándo comenzó la "radio narco". Probablemente fue a mediados de la década del 2000, cuando los primeros reportes sobre la desaparición de trabajadores de telefonía celular comenzaron en el noreste de México.

Le sucedió a José Antonio Rebledo Fernández, un ingeniero que trabajaba para una compañía perteneciente a empresas mexicanas y estadunidenses cuando desapareció en enero del 2009. También le sucedió al ingeniero de IBM Alejandro Alfonso Moreno Baca, quien fue secuestrado mientras manejaba desde Monterrey a Laredo, Texas, en enero del 2011. El año 2009, en quizás el caso más conocido de secuestro de especialistas, nueve trabajadores en la instalación de antenas de teléfonos celulares desaparecieron en el pueblo fronterizo de Nuevo Laredo. Los secuestradores volvieron días después por los vehículos y el equipo de los secuestrados.

De acuerdo con un reporte de Animal Político, un sitio de periodismo investigativo independiente en México, 36 especialistas en comunicaciones han desaparecido en la región entre 2008 y 2012. No piden rescate y no está claro en qué condiciones mantienen a estos profesionales raptados.

Tengo la esperanza bien grande que lo mantengan con vida porque a lo mejor los ocupan. Es gente útil.

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No sabemos con seguridad cuantos hackers han desaparecido hasta el momento; es difícil encontrar números confiables. El periodista que escribió el reporte de Animal Político, Paris Martinez, me dijo que es porque la administración del ex presidente Felipe Calderón escondió esta información cómo parte de su guerra contra las drogas. "Ocultó toda esa información, se negó a divulgarla y por esa vía buscaba minimizar el problema", dijo Martínez. Y peor, la actual administración de Enrique Peña Nieto "ha manipulado la información existente", que no es mucha. "No hay fuentes confiables de información que no sean las víctimas".

Un militar mexicano de alto rango en inteligencia habló con nosotros bajo la condición de anonimato, dada la sensibilidad del tema, y nos dijo que las personas que han reunido evidencia e información relacionada con el secuestro de especialistas "no están autorizados para entregar ninguna información".

Lo que sí sabemos es que las personas han desaparecido y las autoridades han desmantelado las redes de comunicación clandestina. De acuerdo con un ex militar experto en narcóticos que habló con nosotros bajo la condición de anonimato, al que llamaremos "G", los militares "han destruido centros de comunicaciones, torres de comunicaciones e incluso de repetición de las comunicaciones, que están al servicio exclusivo de los narcotraficantes" en lugares como Tamaulipas, Coahuila, Veracruz y San Luis Potosí.

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Debido a que la mayoría de estas redes están instaladas en lugares que son difíciles de acceder (zonas rurales, no urbanas), destruirlas no es fácil. Las antenas y repetidoras han sido encontradas apostadas en las colinas y terrenos altos del noreste del país, un codiciado puerto de entrada a Estados Unidos utilizado por el Cartel del Golfo y los Zetas. (G considera que el Cartel del Golfo es el pionero en crear estas redes de comunicación y dice que los Zetas, una banda de ex militares originalmente contratados como los asesinos del Cartel del Golfo, aplicaron el conocimiento tecnológico de éste para construir susu propias redes de radio después de separarse y formar su propio imperio criminal). Puedes tardar cinco días caminando por la zona rural para encontrar estas antenas, de acuerdo son París Martínez; las estaciones son muy remotas y muchas sacan energía de paneles solares.

Sería considerablemente difícil para cualquiera el crear estaciones de radio en condiciones tan inhóspitas y a través de extensiones tan vastas, si no fuera por el hecho de que los carteles ya están ahí. Aquí es donde trabajan, aquí es dónde evaden a las autoridades, en lo profundo del patio trasero de México.

Entonces cuando los militares que patrullan estas áreas logran encontrar un grupo de equipos de radio, me dijo G, el objetivo es simple: desmantelar todo. "Destruir de la forma que se pueda dependiendo del material", me dijo. "No se guarda; no es para utilizarlo en las comunicaciones del gobierno. Se destruye nada más".

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Cuando el ejercito mexicano encontró una red perteneciente a los Zetas en 2011, los oficiales confiscaron 167 antenas y más de 10 repetidoras, también confiscaron 1,450 radios, 1,300 teléfonos celulares y 1,350 equipos Nextel. Esta red de comunicación abarcaba cerca de 800 kilómetros a lo largo de la frontera con Texas y penetraba otros 800 kilómetros al interior montañoso de México, como reportó NPR en ese tiempo. Se necesitaban 70 computadores para controlar este extenso sistema de comunicación, que cubría tres estados: Nuevo León, San Luis Potosí y Tamaulipas.

Las autoridades mexicanas confiscaron 76 antenas, 81 repetidoras, 655 radios, 400 teléfonos celulares, 391 aparatos Nextel y 19 computadores en Reynosa y Tamaulipas durante el 2011, de acuerdo a Associated Press. En 2012, la marina y el ejercito mexicano destruyeron siete antenas y 20 repetidoras en Sonora, una antena y una repetidora en Chihuahua, 13 antenas en Veracruz, un par de antenas y una repetidora en Tamaulipas y una antena de 50 metros y otra repetidora en la carretera entre Monterrey y Nuevo Laredo.

Tanto la marina como el ejército mexicano declinaron nuestros pedidos de comentar esto. El gobierno mexicano tampoco respondió a mi pedido por el número total de especialistas desaparecidos, torres de radio y antenas confiscadas en el noreste de México entre 2012 y 2014, al momento de publicar este reportaje.

Oficiales de la marina mexicana muestran a la prensa los equipos de radio confiscados a los Zetas. Veracruz, 2011. Video: Reforma/YouTube

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¿Para qué construir redes de radio escondidas que están muy extendidas y son difíciles de mantener? Es la misma razón por la que los carteles hacen lo que sea: las ganancias. Para los carteles, una buena comunicación significa más dinero, dice Tristan Reed, analista de seguridad en México que trabaja para la empresa de inteligencia global Stratfor. Administrar un sindicato criminal rentable "es un negocio donde es muy importante a quien conoces", me dijo Reed. "Para manejar un negocio donde es importante a quien conoces, la comunicación debe ser perfecta".

"Debes ser capaz de comunicarte en un entorno donde tus rivales están constantemente intentando matarte, mientras las fuerzas de la ley y los militares están intentando arrestarte", me explicó Reed. Desde capos de alto nivel coordinando los envíos de drogas y las ofensivas de estilo militar, hasta los pequeños jefes que necesitan comunicarse con los exploradores que monitorean el movimiento de militares y policías, Reed dice que los sindicatos criminales deben diversificar sus herramientas de comunicación si desean continuar ganando dinero. "Los carteles entienden las necesidades de esto".

No son sólo redes de radio, por supuesto. Estas son "sólo una de las maneras que tienen de comunicarse entre ellos, otras pueden ser muy técnicas, ya sean teléfonos satelitales, celulares, email o redes sociales", explica Reed. Incluso ha oído reportes de videoconferencias llevadas a cabo entre los carteles. "Está todo ahí afuera", me dijo, "pero las redes de radio improvisadas son muy impresionantes. Son un componente crítico debido a la necesidad de comunicación".

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Para construir estas redes los carteles necesitan ingenieros.

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Felipe se graduó de arquitecto en la universidad metropolitana de Monterrey y siempre le gustó diseñar casas en AutoCAD, la aplicación de software de diseño asistido en 2D y 3D. Cada vez que veía una casa, le gritaba a Tanya "La voy a modificar".

Comenzó a trabajar en infraestructura comunicacional mientras se desempeñaba en una empresa que buscaba sitios para instalar torres de telefonía celular pertenecientes a una gran empresa de telecomunicaciones. Felipe fue despedido de esa compañía y llegó a Grupo Construgest S.A., otra compañía de telecomunicaciones. Ahí comenzó a trabajar haciendo planos de antenas para teléfonos celulares.

"Poco a poco fue tomando control de las obras", explica Tanya, "estaba supervisando algunas obras".

Felipe trabajó cuatro años para Grupo Construgest antes de desaparecer. Tanya me dijo que Felipe había hecho trabajos similares para otras grandes operadoras de telefonía en México, incluidas Telcel, Unefon y Movistar. Ninguna de estas compañías, incluida Nextel, respondió a nuestras preguntas y Jesús Tinajero Morales, el jefe de Felipe en Grupo Construgest, no pudo ser contactado.

Felipe era una persona seria, "muy centrada" en palabras de Tanya, pero debido a su trabajo tenía que conversar con muchas personas y moverse bastante por la región. "Él hacía todo este tipo de trámites", me explicó Tanya, desde negociar los permisos hasta dibujar el plano arquitectónico de los potenciales sitios de instalación de antenas. Antes que pudiera buscar sitios para instalar antenas el día que desapareció, Felipe acudió a la municipalidad para pedir permisos de construcción. También tenía que pedir firmas a los vecinos en los sitios donde Grupo Construgest quisiera instalar antenas; Tanya me dijo que muchos residentes no estaban felices con la idea de ver antenas de telefonía celular en sus tierras.

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Felipe era una persona muy tranquila. En Monterrey, tocaba el bajo sexto (una guitarra de 12 cuerdas) en una banda tradicional norteña. Felipe no era agresivo, dice Tanya, "ni nada". Cada día después de llegar a casa del trabajo, lo primero que Felipe hacía era pasar tiempo con sus dos hijos. A veces los llevaba al parque, otras veces les ponía vídeos en YouTube.

Cuando salió esa mañana, su tarea era volver a Monterrey con las coordenadas en GPS de tres potenciales sitios para instalar torres. Fue una tarea de rutina: Felipe se dirigía a la parte rural, el corazón del territorio de los Zetas, donde la situación "es complicada", me dijo Tanya.

Felipe, entonces, haría el trabajo lo más rápido posible para regresar a Reynosa antes del anochecer.

"Si no encuentro nada me devuelvo", le dijo a Tanya. Luego partió.

Más tarde, alrededor de la 1PM, Felipe llamó a Tanya con noticias: encontró un buen lugar, ideal para instalar una torre, pero "No hay gente por acá", le dijo a su mujer, "ando muy solo".

Después del día de búsqueda, Felipe se dispuso a comenzar el viaje de dos horas y media de vuelta a Monterrey. Cuando Tanya lo llamó alrededor de las 3 o 4 PM para saber de él, su teléfono sonó un par de veces y luego entró al buzón de voz. Cuando lo intentó nuevamente, su teléfono fue directo al buzón de voz.

Eso fue lo último que supo Tanya. "Nunca nos hablaron para un rescate", explica refiriéndose a lo que muchas personas creen que es una falta de voluntad de las autoridades locales y nacionales a la hora de investigar los casos de secuestro. Ella dice que el automóvil sigue desaparecido.

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Yo diría que tener de esclavos a escuadrones de hackers te puede meter en grandes problemas siendo un cartel, ya que estos individuos inteligentes e innovadores podrían dar vuelta a la situación a la primera opción que tengan.

En 2011 una comisión de seguridad del senado mexicano reconoció los casos de estos técnicos informáticos desaparecidos. Animal Político reportó cómo Felipe González González, presidente de la comisión del 2006 al 2012, se mantuvo firme durante una reunión sobre seguridad luego que la marina y el ejercito incautaran equipos de radio de los carteles: "Estoy seguro de que esos especialistas desaparecidos fueron obligados a desarrollar esa infraestructura", dijo González.

Eran "personas con el mismo perfil", me dijo González cuando le pregunté sobre qué lo llevó a creer que los carteles estaban secuestrando a especialistas como Felipe. González, que abandonó la vida publica en 2012, dice que la información sobre las condiciones en que están raptados estos hackers es clasificada.

Robert J. Bunker, un profesor de investigación adjunto en el Strategic Studies Insitute del US Army War College, no cree en la teoría de que los carteles estén secuestrando técnicos informáticos. No pudo darnos información definitiva sobre estos incidentes (no mucha gente puede) pero dice que carteles como los Zetas probablemente no quieran tener esclavos o incluso contratar a técnicos informáticos, porque estas pandillas no pueden permitir que un informante destruya toda la operación.

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"Yo diría que tener de esclavos a escuadrones de hackers te puede meter en grandes problemas siendo un cartel", me dijo Bunker, "ya que estos individuos inteligentes e innovadores podrían dar vuelta la situación en la primera opción que tengan". Piensa en señales de auxilio u otras señales de socorro. "¿Podrían los zetas realmente confiar en esclavos que crean y mantengan la infraestructura de comunicación encriptada?", se pregunta, "Hay mucho riesgo envuelto".

Ademas, dice Bunker, "los hackers tienden a ser personas muy temperamentales y anti sistema; no funcionan bien en cautiverio. Se desmoronarían mentalmente si son brutalizados por los carteles".

Tristan Reed de Stratfor cree que sí es posible. "Existen tantos reportes que las probabilidades te hacen creer que puede ser verdad, ¿no?", dice. Claro que también ve con cautela las suposiciones que se hacen, porque la extorsión está "creciendo" en México, ya sea por no hacer pagos o como secuestro extorsivo.

"No hay grupo demográfico especifico que no sea blanco de extorsión o secuestro en México", me dijo Reed. "Los ingenieros pueden ser un blanco frecuente como todos".

De todas formas Reed dice que este tipo de hacking no está muy lejos del alcance de personas con un conocimiento básico sobre cómo funcionan las radios. "Si bien estas radios son muy técnicas, son eficientes y pueden propagarse por largas distancias y ser muy complejas, la tecnología utilizada no es realmente tan sofisticada. No es nada fuera de lo que sabe alguien que se especializa en comunicaciones radiales", explica. "Los carteles tienen miles de millones de dólares, no necesariamente necesitan raptar a alguien para que construya esta infraestructura".

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Con esto damos un giro a la teoría: ¿Por qué raptar personas cuando alguien puede unirse voluntariamente al equipo? Como dice el oficial de alto rango: "Puedes especular que debido a las capacidades de corrupción y cooptación que tiene el crimen organizado, ellos podrían contratar a los mejores profesionales y técnicos del mundo".

Bunker dice que al parecer el "comprar talento", especialmente talento tecnológico, sería mejor que "esclavizarlo". Si un cartel piensa estratégicamente, explica, podría pagar por la educación universitaria en ciencias de la computación o seguridad computacional de algunos reclutas o parientes del cartel. Si financian cuatro o cinco años de una licenciatura en ciencias y otros pocos años más para una maestría, podrían tener un científico computacional a su disposición. Esta es otra forma en que el cartel se asegura de tener talento y lealtad, me dijo Bunker. ¿Cuál es la inversión total? Menos de 250 mil dólares en matrícula, alojamiento, comida y gastos, dice, dependiendo de la universidad. Es un pequeño gasto para un cartel que gana miles de millones de dólares anualmente.

Tanya está convencida de que Felipe fue secuestrado: "Simplemente no hay otra explicación lógica", asegura.

G, el ex-oficial del ejercito dedicado a perseguir a los narcos, dice que algunos especialista aun son "obligados" a trabajar para los carteles. Son desaparecidos contra su voluntad y forzados para trabajar en radio narco. Pero el número de personas atraídas por trabajar voluntariamente para los carteles está en aumento. El cartel paga por la educación de sus reclutas, les ofrece importantes salarios o las dos al mismo tiempo.

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"No sólo hay secuestros", dice, "no me cabe duda que muchos de los criminales están enviando a sus hijos, a sus sobrinos, a familiares, a tanta gente y a integrantes del cartel, a jóvenes para poder prepararlos en ese tipo de conocimiento".

G dice que ser un informante podría provocar que termines muerto. Envía una señal de socorro y estás acabado. "Es cierto que clandestinamente el ejercito y las fuerzas de seguridad pueden interceptar esas redes", dice G, "pero quienes hacen uso de esas redes son los criminales, entonces un mensaje de auxilio a través de estas redes sería un suicidio".

Felipe el año 2012. Foto: Tanya Elizabeth Gonzalez Vaya. Utilizada con su permiso.

Este mes Tanya y otros miembros del grupo de apoyo para las familias de los desaparecidos marcharán por las calles para exigir justicia.

Se hacen llamar Ciudadanos en apoyo a los derechos humanos y junto a un grupo similar en Nuevo León, marcharán hasta la procuradoría local. Tanya espera que 40 o 50 personas se unan a la acción publica. Uno por uno entrarán para preguntar por sus casos.

"Lo que pedimos es justicia, que se les haga justicia", dice ella, "que se aclaren sus casos, que les den resultados".

Tanya le está implorando al gobierno que averigüe qué sucedió porque ella no necesariamente cree que las compañías de telecomunicaciones sean las responsables de la desaparición de su marido y otros técnicos especialistas en informática. "La inseguridad corresponde al gobierno", dice ella, "Aquí, en Tamaulipas o donde sea, yo creo que es el gobierno al que le corresponde que tengamos la seguridad que necesitamos y poder salir a trabajar sin ningún riesgo".

Para G, el gobierno y las compañías de telecomunicaciones comparten responsabilidad, pero quizás no existe ninguna entidad que esté equipada para solucionar el problema. Las compañías de telecomunicaciones no tienen el dinero o la seguridad necesaria para protegerse contra los carteles que buscan a estos especialistas, me dijo.

"Tampoco pueden hacerlo de acuerdo con la ley", dijo, "es imposible que el gobierno tenga los medios. Ni en Estados Unidos ni en ningún país las fuerzas de seguridad son tantas como para estar dando protección a todos los técnicos en comunicaciones; es imposible".

Otra cosa también es segura, la radio narco continuará transmitiendo. G me habló sobre cómo los carteles reinstalan rápidamente las antenas luego de que el ejercito las destruye. Es un clásico Whac-A-Mole. Para detener la instalación ilegal de antenas y repetidoras, dice, "tendríamos que tener permanentemente gente diseminada por las zonas donde actúan los criminales, todo el tiempo, para vigilar que no lo hagan. Es imposible hacer eso".

Nunca sabremos cuántos de los desaparecidos siguen con vida. Se estima que entre 120,000 y 125,000 personas han sido asesinadas en México desde el 2006, de acuerdo al Trans-Border Institute, y es imposible saber si Felipe es uno de ellos. Por ahora, Tanya espera que suene el teléfono, con la esperanza que su marido siga vivo pese al tiempo que ha pasado.

"Tengo la esperanza bien grande que lo mantengan con vida porque a lo mejor los ocupan", dice Tanya, "es gente útil".

Con el reporteo adicional de Rafael Castillo, Bernardo Loyola y Camilo Salas.