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Cultură

Cómo pescar en un lago explosivo

En Goma, República Democrática del Congo, un lago cargado con dióxido de carbono y metano es una amenaza latente de explosión. Sin embargo, los pescadores continúan saliendo a diario a navegarlo.

Pescar en un lago explosivo suena muy peligroso.

Estoy en Goma, en la República Democrática del Congo, donde acompañé a un pescador en el lago Playa Kivu Himbi. El objetivo: cazar sambazas, sardinas jóvenes y ndugu, las cuales vende por tres dólares el kilo en las playas de esta zona.

El Lago Kivu es considerado un “lago explosivo” por la alta concentración de dióxido de carbono disuelto en el agua. Un terremoto o un evento volcánico podrían liberar estos gases a la atmósfera y asfixiar a su población, como sucedió en el Camerún, en el Lago Nyos en 1986. También hay una cantidad considerable de gas metano en el agua, el cual tiene el potencial de encenderse en el aire si se llega a liberar.

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Hace unos años, el gobierno de Ruanda  –que comparte el lago con la República Democrática de Congo– construyó la canoa Kibuye para extraer el metano y convertirlo en electricidad para darle energía al país y mitigar las posibilidades de que aquí ocurra un desastre. Ahora en el lago hay varios proyectos similares en diferentes etapas de desarrollo.

Sin embargo, la gente que vive aquí continúa pescando…

Me fui durante el día para unirme a unos pescadores y ver qué atrapan en estas aguas.  La mayoría llega a la playa de Himbi con las capturas de la noche anterior. Los pescadores se van del Lago Kivu a las 3 de la tarde y regresan a las 6 de la mañana.

Con frecuencia, los peces que se pescan acá son criaturas pequeñas, localmente conocidas como sambaza y ndugu, que se sacan de las redes a mano.

Los pescadores y las mujeres locales se ayudan el uno al otro para sacar los peces de la red y ponerlos en una pila, donde se pesan y se venden. Antionetta Didone, quien ayuda a seleccionar los peces dice: “sí, el volcán puede hacer erupción, y el lago tiene gases en la profundidad, todos sabemos esto. Pero somos de Goma y nos vamos a quedar en Goma. Nada está asegurado”.

Los pescadores y las mujeres locales se ayudan el uno al otro para sacar a los peces de la red y ponerlos en una pila, donde se pesan y se venden. Antionetta Didone, quien ayuda a seleccionar los peces dice: “sí, el volcán puede hacer erupción, y el lago tiene gases en la profundidad, todos sabemos esto. Pero somos de Goma y nos vamos a quedar en Goma. Nada está asegurado”.

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Muchos pescadores alquilan botes y trabajan en equipos para coger la mayor cantidad de peces como sea posible.

Un pescador llamado Baraka, en la izquierda, es lo suficientemente afortunado para tener su propio bote y red. Gana alrededor de 30 dólares por mes. Según Baraka, “no sabemos qué le va a suceder al lago, pero no tenemos más alternativa. Pescar es nuestra manera de sobrevivir. Somos pescadores y necesitamos trabajar para poder mantener a nuestras familias”.

Los peces se pesan y se venden en la playa a compradores individuales o al por mayor.

Las mujeres les ayudan a los pescadores a sacar los peces de las redes, se los compran y los venden en los mercados. No hay mujeres que pesquen aquí.

Este es el punto de reventa en la playa, donde los pescados se ponen en una pila, se pesan y los compradores regatean el precio.

Las mujeres ponen un puesto de reventa en la playa. También le venden comida a los pescadores, que duermen de ocho de la mañana a tres de la tarde.