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paso del norte

Si ‘Diana La Cazadora de Choferes’ no existe, ¿entonces por qué Laura Bozzo está buscándola?

El mensaje fue escrito desde una dirección IP en un domicilio en El Paso, Texas.

El jueves pasado leí en las noticias que mi ciudad, Ciudad Juárez, —la que ha tenido miles de desapariciones y asesinatos de mujeres, ha visto ángeles que pidieron a los sicarios dejar sus armas, ha visto cómo arrestan a un jefe de policía con un millonario cargamento de mariguana— ahora tenía una “Cazadora de choferes de ruteras [camiones urbanos]”. Se hizo llamar “Diana la Cazadora de Choferes”.

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Desde el inicio a mí me pareció una farsa. Así se lo dije a mis colegas periodistas y a los agentes de la fiscalía, y ahí me decidí a seguir los rastros de una supuesta cazadora de choferes.

La Fiscalía de Chihuahua no tenía absolutamente nada. El vocero, Arturo Sandoval, me tiró todas las cartas, pero todas estaban en blanco. Cuando le pregunté que cuáles pruebas tenían, tanto de criminalística como de inteligencia, me dijo que tenían testigos.

—Pero además de lo que dicen 20 testigos, ¿qué más hay para poder decir que tenemos a una mujer con esos motivos para asesinar?

—Pues el anónimo (así le llama al mensaje) que envió a una redacción.

—Pero ambos sabemos a qué redacción fue. Además, ¿cómo saben que fue ella? ¿Qué no se supone que es una mujer de unos sesenta años? ¿Sabe hacer cuentas anónimas para mandar mensajes?

—Es lo que tenemos, mi Luis.

Y luego colgué. ¿Sin decir gracias? ¿Gracias de qué?

Salí a la calle a buscar respuestas con los choferes y sus jefes. El “Lic. García”, Director de Transporte Público, no me quiso recibir y me cambió la entrevista unas cinco veces mediante su secretaria.

Los dos conductores asesinados son Roberto Flores Carrera, de 45 años, y Alfredo Zárate de 32, quien era un hombre sin familia, que venía de Acapulco, había sido deportado de Estados Unidos y sus jefes no me pudieron entregar el acta de no antecedentes penales.

Pero eso no quería decir nada. Además yo no soy ningún investigador profesional. Así que llamé a Óscar Maynez, el criminólogo que siguió los asesinatos de las mujeres durante la década de los noventa, y uno de los más importantes en esta frontera. Le pedí que colaboráramos en la investigación y aceptó.

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—Hay que comenzar por descartar móviles— me dijo Maynez. —¿Ya hablaste con la Fiscalía de esto?

Respondí que no, saqué mi celular y volví a Sandoval.

—Los motivos de pasional y venganza se robustecieron, mi Luis.

—¿Por el mensaje solamente o por otra cosa?

—No. O sea, sí, por el mensaje, eso hizo que nos dedicáramos a esas dos líneas de investigación.

—Es decir que si no existiera el mensaje…

—Tendríamos otras líneas, las que trabajamos en un inicio, narco, extorsión, asalto, venganza, pasional…

—O sea, todas.

—Así es mi Luis.

—O sea, ninguna.

—Es todo lo que hay.

—Gracias.

Maynez y yo estábamos sin nada. Llamé a Silvia Nájera, de la Fiscalía Especializada de la Mujer. Le pedí que me dijera si esa línea de rutas tenía o había tenido en algún momento una investigación por cualquier delito contra la mujer.

—Nada. En un año y medio que tiene esta dependencia, no hemos recibido más de diez denuncias por violación en contra de los choferes.

—Ya es algo…

—Pero no son los cientos que dice Diana la Cazadora.

—Entonces puede que tenga razón, igual.

—Lo dudo mucho, ninguno de los dos hombres aparece en las investigaciones ni tampoco esa línea de ruta.

—Gracias.

Maynez me dijo otra cosa aún más importante: “para mí la historia está, de entrada, apresurada y en segunda mitificada”. El criminólogo tenía razón, la historia se basaba en suposiciones: hay dos asesinatos, no hay casquillos, se supone que es un revolver porque no se encontraron casquillos, se supone —según los testigos—que es una mujer adulta de cabello rubio teñido, se supone que fue por venganza ante los abusos sexuales que —se supone— cometieron estos dos hombres, y esa teoría surgió de un anónimo que, se supone, es la asesina.

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***

La supuesta vengadora había matado a dos conductores de transporte público: el primero fue la mañana del 28 de agosto y el segundo la mañana del 29. Ambos cedieron bajo el disparo en la cabeza de una misma arma, ambos de la misma línea de ruta, la 4-A, una línea de autobuses de color amarillo canario que va desde el centro histórico, pasa por la Universidad de Ciudad Juárez y se va hasta Tierra Nueva, una colonia que como su nombre lo dice, nació bajo el boom de las maquiladoras.

Al día siguiente de los asesinatos, un anónimo que dijo ser Diana la Cazadora de Choferes, envió un texto al correo de un portal de noticias con poca credibilidad. Uno de esos sitios construidos a rumores viscerales del que sus reporteros han llegado a decir que Benito Juárez nació en esta frontera: así.

El mensaje, con una ortografía muy básica, se volcaba a decir que ella es un “instrumento que vengará a varias mujeres”, que fueron violadas de noche por los choferes de las rutas que dan servicio a las fábricas. Lo que me hizo dudar a mí de la existencia de Diana la Cazadora de Choferes es que no encontré la parte en la que aceptara ser la asesina, además de que esta línea de ruta sólo circula de día y no va a las fábricas.

Empecé por la dirección electrónica de donde se envió el mensaje. En un inicio se dijo que había sido enviado a varias redacciones, pero cuando pregunté a mis colegas de El Diario me explicaron que sólo había llegado a LaPolaka.com. Sandoval me dijo lo mismo pero también me dijo que no me podía dar la dirección desde donde fue enviado el mensaje “porque la investigación aún estaba en curso”.

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Preguntando por todas partes encontré que, como yo, nadie ha visto el correo original. Nadie aparte del Jorge Luis Aguirre, el dueño de LaPolaka.com, y los investigadores de la Fiscalía.

***

Esa tarde volví a llamar a Sandoval.

—Arturo, ¿han pensado que pueda ser un hombre?

—¿Qué no viste el retrato hablado que sacamos esta mañana?

—Eso me hizo pensar que pudiera ser un hombre…

—No, Luis, estamos hablando de una mujer.

—¿Y qué tal si es de Estados Unidos? Los homicidios fueron a menos de diez minutos a pie de los puentes internacionales que van a El Paso, bien pudo haber huido a aquel país.

—No tengo nada de eso.

—¿No han pensado que pudo actuar con alguien? ¿Que alguien la estuviera esperando en un auto allí cerca?

—No sé.

—¿Ya no me va a contestar nada?

—Estamos en investigación, ya no te puedo decir nada.

—¿Ya no me va a responder otra pregunta?

—No.

—Gracias.

Sandoval se ofuscó y me quedé donde mismo. Esta investigación no me estaba llevando a nada. Aunque viéndolo bien me estaba llevando a donde había iniciado esta historia, a las supuestas razones de Diana la Cazadora: ¡Las autoridades no estaban haciendo investigación!

Regresé con los choferes que se reúnen sobre la Avenida Vicente Guerrero, en el centro de Ciudad Juárez e hice el recorrido completo dos veces. Encontré que la Fiscalía había colocado agentes encubiertos y armados —en una ocasión bajaron a un hombre que viajaba con una .9 milímetros que portaba “para defenderse de la matarruteros”—. También encontré que nadie quería conducir esa línea de ruta, y que los que tenían que rifarse, lo hacían con un tubo o una navaja a un lado, escondida entre las palancas del autobús.

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El jefe de los dos asesinados, un hombre gordo, con lentes de policía de los ‘70, bigotón, con botas picudas y diez anillos —uno para cada dedo de las manos— con estampados religiosos, no me quiso decir su nombre, pero sí me dijo que lo habían visitado investigadores de la Fiscalía, pero que no habían preguntado “ni madre”.

—Nomás nos dijeron que si habíamos visto a la vieja esa, pero ‘pos dijimos que no, ni la habíamos visto.

—¿Y no le pidieron a usted o a otros choferes una declaración formal? ¿O algún documento de los difuntos? ¿Algún celular o cámara de video?

—Na’mbre, no pidieron nada. Nomás preguntaron así por encimita y se fueron.

***

Durante todos los días que estuve investigando junto a Maynez nos encontramos con testimonios que hablaban de Diana la Cazadora de Choferes más como una heroína que como una asesina —que estrictamente eso es.

Una señora que viajaba en esa línea de ruta nos dijo: “Qué bueno, las autoridades no hacen nada, alguien tiene que responder, eso se andaban buscando”.

Luego una joven de unos 25 años también nos comentó: “No digo que justifique lo que hizo, pero estos cabrones siempre manejan pa’la chingada, abusan y además son violadores, ¿qué esperaban?”

Y así siguieron hasta que nos cansamos de preguntar. Los comentarios se bifurcan en dos realidades de la ciudad: los chivos expiatorios que por excelencia han sido los choferes de las rutas, sobre todo en casos de abusos contra la mujer; y la falta de justicia de las autoridades. Ambas apuntaban a que Diana la Cazadora de Choferes sólo podía ser una: la omnipresente impunidad que opera en Ciudad Juárez.

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***

El viernes nos llegó una sorpresa. Laura Bozzo, la ‘Señorita Laura’ del programa Laura en América llegó a Ciudad Juárez para “intermediar” entre la supuesta cazadora y las autoridades. Esa misma mañana el mismo portal sin credibilidad anunció que Diana la Cazadora de Choferes había enviado otro mensaje diciendo que temía por su vida. Y Bozzo vino al rescate.

La encontré en el aeropuerto y luego que la masa de reporteros se alejaran hablé con ella.

—¿Entonces vienes a cuidar de una asesina?

—Vengo a ser una intermediaria— me dijo mientras me tomaba del brazo.

—Laura, pero es que no existe tal Diana. Es decir, sí hay una asesina, pero quien envió el mensaje de ‘justicia’ no es la misma persona.

—Mira, yo tengo un testigo que la vio cometer los crímenes, con él vengo a hablar.

—Hay al menos veinte testigos…

—Yo vengo a hablar con la mujer y conocer justo eso, vengo a intermediar, a ayudar en las investigaciones.

—¿Cómo criminóloga?

—Así es, yo soy criminóloga.

—¿Y por eso vienes a proteger a una asesina?

—¡Pues a mí no me gustan las injusticias!

—Pero eso es una injusticia, es una mujer que asesinó a dos hombres y está prófuga.

—Pues sí pero las autoridades no hacen nada, es una consecuencia.

—En eso estamos de acuerdo. ¿Ya viste lo que tienen las autoridades?

—Sí. Nada. No tienen nada y por eso vengo yo.

Cuando terminé de hablar con ella ya la tomaba su novio de la mano y la jalaba hacia la Suburban que los esperaba fuera. Al parecer ya éramos tres los que estábamos detrás de Diana la Cazadora de Choferes.

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El domingo por la tarde la mujer se volvió a comunicar por el mismo sitio: “Quiero que se sepa que agradezco a la Srita. Laura por su llegada a esta ciudad, me siento respaldada pues temo por mi vida porque desde hace días me han estado siguiendo y no sé si son delincuentes o la policía misma”.

***

Las cosas se habían aclarado un poco más. Hablé con los colegas de Maynez, dos criminólogos, Alfredo Velazco, quien trabaja para la misma Fiscalía de Chihuahua y Manuel Esparza, director de la Academia Mexicana de Investigadores Forenses. Ambos coincidieron en que Diana la Cazadora de Choferes no existe. Esparza me pidió no hacer el asunto más grande, “el caldo más gordo”. Y Velazco me dijo claramente que la supuesta “era inventada a base de puras especulaciones”.

Más tarde, mientras escribía este texto, recibí una llamada. Un colega periodista me contaba que Laura Bozzo estuvo en el centro de la ciudad, hizo el mismo recorrido que había hecho yo el fin de semana y que no había encontrado nada. Luego me dio el teléfono de un agente de la Policía Cibernética que estaba investigando el mensaje anónimo que lo inició todo.

—El mensaje fue escrito desde una dirección IP en un domicilio en El Paso, Texas.

Como lo había supuesto, lo más seguro es que la Cazadora fuera algún juguetón que ni si quiera vive en la ciudad, e irónicamente LaPolaka.com opera desde el domicilio de Jorge Luis, en El Paso, Texas.

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El investigador no me quiso dar más detalles ni la dirección de donde salió el mensaje, pero me pidió estar atento a las próximas noticias.

Luego la Fiscalía comenzó a quebrarse: varios agentes de investigación dijeron a los medios locales que lo más seguro es que Diana la Cazadora de Choferes no existiera.

“Se puede establecer que se trata de un personaje que no existe”, escribió El Diario de Ciudad Juárez tras hablar con algunos agentes.

Para Maynez, Bozzo y para mí, esta investigación había terminado aquí. Diana la Cazadora de Choferes se había construido desde El Paso, Texas; el mito creció por los medios de comunicación que se adelantaron a hablar de ella, y la gente se volcó a creerla por la falta de respuesta de las autoridades.

@LuisKuryaki

Anteriormente:

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