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Por ejemplo, llega Navidad y a los Reyes les pides ir a Coachella (al de verdad, al de los States), una tabla de longboard, un curso de cupcakes o una Vespa. A ver, nada de esto viene cargado en un camello de los que llegan desde Oriente (a los otros, tú sabrás lo que les pides), ni en el costal de Santa. Los magos y el gordo del norte de Europa saben lo que te corresponde por edad: una bufanda y un gorro (si tienes mucha suerte), colonia y after-shave de padre (no aromas juveniles) o pañuelos bordados con tus iniciales (que más que regalo, son una auténtica putada). Pon cara de agradecimiento, borra de tu mente la imagen de ti patinando como loco junto a un grupo de chavitos, con tu sudadera retro de los Raiders, y empieza a pensar cómo vas a poder ver la reunión de Guns'n Roses en streaming desde el desierto de California.
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