De Medio Oriente a la Villa

FYI.

This story is over 5 years old.

Viajes

De Medio Oriente a la Villa

Acompañamos a este islamista guadalupano en su paseo por el (posiblemente) último 12 de diciembre antes del fin del mundo.

Conocí a Rafael en 2007 en alguna fiesta. Es politólogo, islamista y guadalupano. Vivió un año en Israel y Cisjordania. Ahí se deslumbró por el islam y la forma en la que se vive la fe colectivamente. Una vez de regreso a nuestro país, el 12 de diciembre del 2005 decidió asistir a la peregrinación guadalupana y encontró que es muy semejante a cómo se vive la fe en Medio Oriente.

El altar a la virgen en casa de Rafael.

Publicidad

Este año lo acompañé en la caminata —no peregrinación, aclara— ya que la mayoría que lo acompañamos no son guadalupanos (yo sí) y muchos suelen ir por curiosidad o experimento antropológico. Rafael ha caminado seis veces el 12 de diciembre, aunque ha visitado la Villa un centenar de ocasiones. La cita fue a las 5:30 de la mañana, en la plaza de toros. Ahí estuvimos cinco personas: una chica venía de Lima, Perú, otras amigas de Rafael y hasta la doña de la tienda de la esquina. Partimos a la Villa cerca de las 6:30 AM. El frío no estaba tan culero como otros años, pero la emoción era mayor ya que era un día especial, el 12 del 12 del 12.

Rafael tiene una sonrisa permanente. Él está endorfinado de felicidad a más no poder. Bueno, también dice que es un día de reflexión. Pero las lágrimas que derrama de repente lo hacen parecer más bien demasiado emocionado. Dice que también da gracias y esas cosas.

A cada paso que dábamos sobre Insurgentes se nos unían desconocidos. Aun sin sol íbamos alumbrando el camino con luces de bengala y cuanta pirotecnia de bolsillo pudimos encontrar.

Entre más nos acercábamos a la Villa, la emoción crecía y por parte de los extranjeros que nos acompañaban la desesperación, ya que querían tomar fotos de los peregrinos y su folklore y no de los curiosos que íbamos en la caminata.

Le pregunté acerca del 21 de diciembre y el supuesto “fin del mundo”, dice que el mundo ya se está acabando, y como está hoy no se podrá sostener mucho tiempo más.  Cree que sí va a pasar algo, pero no es un cataclismo, sino una decisión colectiva que ya esta ocurriendo.

Publicidad

Cuando llegamos a Calzada de Guadalupe, los dedos de los pies ya me empezaban a doler. Sólo pensaba en todos estas personas que veía que venían de lugares más lejanos y las mandas que podrían estar cumpliendo para hacer tan grande esfuerzo. Algunos de rodillas, otros descalzos, yo ya cansado.

A lo largo de la vía, que se usó algún día para que transitara el Papamovil, Rafael iba contando historias interesantes, como la del cerro del Tepeyac y la importancia política que tenia desde épocas de la gran Tenochtitlan, ya que era un mirador envidiable y un punto central y equidistante entre muchos de los pueblos de Mesoamérica de la meseta.

Durante siglos, el cerro del Tepeyac ha sido el sitio de mayor peregrinaje en todo el continente y uno de los más importantes a nivel mundial. ¡Tómenla, perros!

Después de cuatro horas de caminata, un chingo de sol y un litro de tequila, llegamos a la Basílica. Los tambores retumban desde lejos, la humildad se huele en el ambiente, la gente desecha del peregrinaje, desde no sé dónde chingados. Acampan en el piso.

Nos tomamos la foto del recuerdo, entramos a ver la imagen (supuestamente) original de la virgen justo a las 12 del día del 12/12/12.

Era aproximadamente la una de la tarde cuando salimos de la basílica, todos nos cagábamos de hambre y queríamos una chela, imposible en la delegación Gustavo A. Madero, ya que había ley seca. Como iluminados por la Virgen, un microbús bajó a todo su pasaje y nos trepo por una módica cantidad y nos llevó a donde queríamos.

Publicidad

Ya desecho, insolado y deshidratado llegué a casa a pensar y digerir la energía, que es tanta que sigo aturdido de la experiencia. No sé si para todos es igual, nunca había hecho una caminata tan larga para llegar a un lugar. Ya era guadalupano y revindico mi fe no a algo religioso, sino a un punto de encuentro en el que todos vamos dando lo mejor y con la esperanza de que nos toque algo para entonces volver a hacer la caminata el próximo año.

Sigue a Paquito en Twitter: @fcogomezdiaz