FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Joaquin se tira a su ordenador

Y Spike Jonze es majeto.

Imagen vía

Recibo un whatsapp de un amigo que acaba de cenar con Spike Jonze en el Dantxari en Madrid. “Es majeto”, pone. El que me dice esto el mismo que hace años le intentó hacer una foto subido en un monopatín sancheski para una entrevista. Al majeto le pareció buena idea, a sus publicistas no. Ahora mi amigo le explica al cineasta la diferencia entre “mujer pequeña” y “mojar pequeña”, mientras van juntos en furgoneta a la premiere de su nueva película. Se llama Her y se estrena el viernes.

Publicidad

Suponemos que Spike es así de majeto porque fue skater antes que director, incluso antes de hacer los videoclips de Sonic Youth o Teenage Fanclub. Incluso antes de ser editor de la revista Dirt, y mucho antes de estar casado con Sofia Coppola (que le dedicó con mala leche el personaje de Ribisi en Lost in Translation), quizá harta de que sea tan piterpan y se siga juntando con sus colegas de Jackass, descacharrado mientras se rompen las pelotas.

Pero cuando dirige se pone serio. O al menos un poco. Los que pensaron que cuando Charlie Kauffman voló de su lado -tras Cómo ser John Malkovichy y Adaptation- se le iba a acabar su mojo estaban equivocados. Y lo demostró con la película infantil (¡?) Donde viven los monstruos, en la que (igual que el Spike gamberro) el niño Max se resiste a crecer mientras suena de fondo Karen O con un coro de nada angelicales infantes.

Imagen vía

Su última película refleja bien su personalidad. Con un estilo formal muy clásico, sin alardes tecnológicos, ni efectos, pese a estar ambientada en el futuro. Es una historia de amor retorcida (y triste) en la que Joaquin Phoenix se enamora (y folla) con un sistema operativo de última generación. ¿Te imaginas susurrando guarradas al micrófono del ordenador cuando se abre el Windows? Spike sí.

Ya hemos visto a hombres enamorados de chicas hinchables que no eran de verdad, pero Spike aquí da una vuelta de tuerca a las relaciones de pareja y le sale una cinta amarga, sutil y con fino sentido del humor. Ha encontrado en Joaquin el mejor aliado para hacer creíble al protagonista y ha fichado a Amy Adams (una peli arty sin ella no lo es) y a Olivia Wilde para el contrapunto carnal a la belleza de la máquina. La voz del sistema operativo es Scarlett Johansson, que lo hace de la hostia.

Spike siempre parece huir de análisis profundos de su obra, pero cuando la novia de mi amigo periodista le habló de metafísica, de los otros planos de la consciencia y de que ella había interpretado que la chica es el super yo, el alma que opera y que se extiende en varios planos, el realizador (en lugar de negarlo o responder con una broma) le contestó que en efecto es así y que por algo aparece Alan Watts. “Me alegra que lo veas así, me hace mucha ilusión”, dijo. Qué majeto.