Royal Baths. Criaturas de la noche

Tras debutar en Woodsist con Letanies, un artefacto lo-fi de elocuente título, Jeremy Cox y Jigmaer Baer salieron en estampida a devorar el mapa de carreteras yanqui, compartiendo escenario con vecinos (y amigos, Baer había tocado con ellos) como Thee Oh Sees o Ty Segall. Un poco hartos de su adscripción mediática a una escena local en la que no acababan de encajar, dejaron atrás San Francisco, la tierra prometida de la psicodelia garajera, para aterrizar en Nueva York, ciudad en cuyas callejuelas más lúgubres Lou Reed esperaba a su hombre y Suicide adoraban a Johnny Blaze surcando la noche en su fantasmal moto. Una nueva realidad más tóxica e incómoda, pero sin duda proveedora de buena materia prima para sus letanías sobre almas perdidas en busca de redención, seres luchando contra su propio destino, su propia naturaleza. Del 22 al 27 de mayo Royal Baths recorrerán este desolado páramo nuestro para escanciar salfumán sobre nuestras miserias. Noches de hiel, mañanas en blanco. Vudú a la luz de la luna. Más duro, más rápido.

¿Cómo fue aterrizar en Australia tras 26 horas y todo lo que llevabais encima?

Un momento, ¿estuvimos en Australia?

Venga, va, contadme qué tal os fue.

Nos trataron mucho mejor que en EEUU. Fue un poco desconcertante al principio, cuando tratamos con el staff de la primera sala donde tocamos; ¿un técnico de sonido que no se cree un ser superior? ¿Un camarero que no te vacila las copas? ¿Qué diablos?… Y en The Tote, en Melbourne, dimos un bolazo alucinante. Los chavales eran ultra-cool.

¿Qué es lo que más echáis de menos cuando vais de gira?

Echo de menos la libertad de no tener que ver a mis compañeros de grupo cada mañana.

He leído que la chica que sale en el clip de Faster, Harder es tu novia. En primer lugar, felicidades. Avancemos diez años: vuestro hijito vuelve del cole y os planta su iPhone 5S en la cara para enseñaros que ha descubierto el clip. ¿Reacción?

¿Con tan solo 10 años? Bueno, quizá sería un pelín joven para tener un móvil… Pero supongo que le felicitaríamos por tener tan buen gusto a la hora de navegar por la red.

Better Luck Next Life es mejor disco que vuestro debut. ¿Estás de acuerdo? ¿Cómo fue todo el proceso de composición y grabación?

Sin duda. A nivel de sonido ha habido una evolución natural, resultado de pasar tiempo en la carretera; el proceso de composición ha sido el mismo. Jigmae y yo intercambiamos un montón de ideas, discutimos todavía más y las dejamos reposar. Eventualmente, escribimos una canción. La grabación sí que fue un coñazo. Teníamos ideas geniales pero tomamos una decisión equivocada, así que fue como echarlo todo a la basura. Luego tuvimos que recomponer las piezas y darle a forma a un álbum más o menos cohesionado.

¿Por qué dijisteis adiós a San Francisco?

Demasiado fácil o predecible. Es mi cuidad favorita del mundo.

¿Y por qué hola a Nueva York?

Es terriblemente incómodo estar aquí.

¿Lo mejor de San Franciso?

Tomar vino en un acantilado secreto. Esa niebla que a veces cubre el Golden Gate como sacada del cuento de Alicia en el País de las Maravillas. Estampas hermosas en cada esquina.

¿Lo peor de Nueva York?

Tener que darle a la pausa cada dos minutos mientras veo una peli en casa y esperar a que el tren pase por delante de mi cara.

¿El grupo más alocado con el que habéis tocado?

Paint Fumes, sin duda. Tengo tremendos agujeros negros cuando intento recordar las juergas que nos hemos pegado juntos. Recuerdo una en especial donde Josh le dio un puñetazo a una ventana, observó su mano desangrándose y empezó a gritar cosas sin sentido como un chamán sureño. Amo a esos tíos, el rock’n’roll vive en sus pantys.

¿El tipo más alocado que habéis visto entre vuestro público?

Una vez vimos a un tío intentando bailar nuestros temas.

Si no fue el diablo quién os enseñó el blues, ¿quién fue?

Skip James.

En otra vida, ¿tener mejor suerte sería encontrar…?

Dinero. Montones.

En esta vida, ¿mala suerte sería encontrar…?

Realidad. Un montón de ella.