La gente a la que más le importaba el debate del lunes por la noche no se quedó a verlo. En vez de eso, fue a rodear el recinto para demostrar su inconformidad con pancartas y gritos en un intento por desviar un poco la atención a su causa.Me quedé afuera de la Universidad Hofstra de Long Island. Como no pude entrar a escuchar el debate, recordé que un estudiante dijo que vio cómo el helicóptero de Trump aterrizó en uno de los campos. Deambulé por todo el campus tratando de evitar los puestos de control y diciendo que me iba a registrar cada que me topaba a un guardia, hasta que encontré un helicóptero en un campo de fútbol. Por desgracia, no tenía el logo enorme de "TRUMP" a los costados.
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Seguí insistiendo hasta que me encontré con un grupo de seguidores de Jill Stein, la candidata del Partido Verde de los Estados Unidos, marchando en el bulevar Earle Ovington. A medio kilómetro de su destino, un área reservada para protestar llamada "zona de libre expresión", el grupo se dio cuenta de que el camino estaba bloqueado. Algunos se sentaron para exigir acceso a la zona y al final hubo unos cuantos arrestos.Después de un rato, el camino quedó libre y los manifestantes se dirigieron a su destino, donde se encontraron con su contraparte: los seguidores de Hillary Clinton y Donald Trump, los seguidores de Gary Johnson, del Partido Libertario (quienes, al igual que los manifestantes de Stein, quería que su candidato estuviera en la plataforma de debate) y otras minorías, como los seguidores del eterno candidato presidencial Vermin Supreme. Casi nadie estuvo ahí para escuchar estas protestas, a excepción de unos cuantos periodistas, y la falta de atención que recibieron pudo haber contribuido al intercambio sorprendentemente civilizado y respetuoso que tuvo lugar al final. Todo lo contrario a la pelea que estalló en el debate.Abajo puedes ver más fotos de Pete Voelker: