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El amor en tiempos de Instagram: Tuve 14 citas para celebrar San Valentín

No había otra manera más adecuada de celebrar esta fecha.

Nunca celebré San Valentín. No recuerdo una razón real y definitiva, pero por cualquier cosa terminaba cenando solo, viendo TV o perdiendo el tiempo en mi computadora. Pensé en tener 14 citas con 14 personas para tratar de entender el amor y celebrar, de cierta forma, este 14 de febrero. Inocentemente puse un tuit con esta oferta y se salió un poco de control: 285 personas me contactaron para ofrecerme una cita. Una persona incluso me envió su currículum a mi mail. Todo esto me hizo sentir un poco mal.

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Me puse de acuerdo con 14 personas para vernos en cafés, restaurantes, caminar o tener citas por Skype. Lo que sea. La única regla era no plantarme. Afortunadamente, sólo me plantaron dos personas. Considerando las circunstancias esto me pareció un éxito. Acá abajo están mis impresiones sobre las 14 personas. Que viva el perro amor.

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David, 25, actor

Las primeras palabras que salieron de la boca de David fueron: “Me considero un hedonista”. Y no puedo pensar otra mejor frase para empezar cualquier cita. Me dijo que se enamoraba cada día, que realmente sentía la química que puede estar en cualquier lado: en el aire, en sus clases de actuación, en la obra de teatro. También fue la única persona que tuvo las capacidades matemáticas y románticas para mezclar el amor con las ideologías políticas: “La fidelidad es una idea totalmente neoliberal”. No tuve algún argumento para decirle que no. No soy un chico muy listo en las citas que no me ofrecen alcohol. Además me gustó bastante su abrigo. Cuando le pregunté sobre el poliamor sus ojos le brillaron. David una vez trató de abrir su relación, le dijo a su pareja actual de cinco años y medio que se había enamorado de otro chico. Al comienzo su novio aceptó, pero ya luego no pudieron hacer funcionar esto del poliamor que al parecer tiene sus trucos. Platicamos por casi una hora que se sintió como diez.

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Karen, 26, estudiante de filosofía y antropología

Karen llegó al Starbucks primero que yo. Tiene una relación secreta que probablemente deje de ser secreta cuando esto se publique. ¿Cómo diablos se tiene una relación secreta? Yo no sé. Pero Karen me dijo que era fácil: “No nos tomamos las manos. No nos besamos en público”. Me respondió en dos segundos cuando le pregunté qué era el amor: “Es básicamente arder. Que todo se consuma y cualquier cosa que esté alrededor desaparezca”. Karen estudia Filosofía y Antropología y se encargó de decirme varias veces que estar sola es bastante difícil como de contarme el concepto de la Iteración. Que la ciudad es complicada para estar sola. Que el metrobús. Que los autos. Que la inmediatez que nos caracteriza como generación. Pero piensa en sofás cuando le dije que me contara sobre alguna de sus relaciones. “La comodidad es como entrar en un sofá amoroso. Estás ahí y como te sientes bien no sales. Te quedas todo el fin de semana y no está bien”.

Antes de yo decirle mi terrible opinión sobre el poliamor me dejó una perla: "El poliamor es un consumo capitalista de cuerpos. Perdón por sonar tan chaira pero realmente es así”.

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Gabriela, 26, se dedica al marketing político

Gabriela salió de su último amor golpeada. Hizo bastante hincapié en contarme que su ex jamás le dijo te amo, visiblemente emputada. Me dijo que esta situación la hacía sentir bastante insegura. Y que ella es una mujer de cimientos y bases. De construir planes a largo plazo. De planear un viaje a New York juntos que nunca se dio. Gabriela ha sido infiel por venganza. Ojo por ojo. Pizza por pizza. Actualmente está soltera y esa especie de “soledad” la liberó: “Estar sin él me sacó de la incertidumbre de saber si él me amaba o no. Me estoy dando una especie de año sabático del amor”. Me contó que atrapó muchísimas veces a su ex novio stalkeando a su ex pareja en redes sociales. “Quizás por eso no me decía 'te amo'”, dijo en un momento de claridad.

Gabriela tiene una característica bastante particular para el 2019 y el momento en que parecemos estar más tiempo pegados al teléfono, caminando con la cabeza hacia el piso que mirando hacia el frente. Jamás ha ligado por redes sociales. Nunca. Me dijo que no sabría qué hacer o cómo seguir los mensajitos.

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Antonio, 28, reportero

Recibí esta cita con media galleta de chocolate metida dentro de la boca. Soy un desastre. Este hombre fue por lejos, muy lejos, la persona más misteriosa que conocí. Me dijo varias veces que era una persona que estaba llena de capas. “Capas tras capas, hay demasiadas”. Se llama Antonio, tenía una pluma en su oreja izquierda y me comentó que salió bastante golpeado de su última relación. Que quizás sigue enamorado. “Soy una persona que no le gusta mucho el contacto físico. Los abrazos, no sé”. Me recalcó lo importante que fue en su vida Nine, una obra de teatro y el personaje Guido. “Me identifico mucho con él, y realmente no sé por qué. Él tenía una especie de crisis de faldas y esto hizo que de cierta forma conectara con él”.

No pude entrar mucho más en contacto con Antonio. Realmente fue una pared. Y eso está bien. No pidió café, incluso, me comentó que le cagaba el Starbucks en donde estábamos. La sinceridad es divertida.

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Milena, 24, publicista

Milena pide mezcales antes de ir a una cita. Me ordenó que fuésemos a un lugar donde había una promoción tremenda de mezcales con cerveza. Y bueno, realmente no hay una decisión más importante antes de asistir a cualquier lugar que pensar en qué licor se va a consumir. ¿Se imaginan una cita por la noche sin alcohol? ¿Hablar con seres humanos mirándolos a la cara escuchando sus tediosos y aburridos problemas sin estar intoxicado? Yo no podría.

Milena me contó que está en una relación, pero que actualmente está enamorada de otra persona. Compró cigarros a pesar que tenía una caja nueva en su bolsa. Sacó una moneda de no sé dónde diablos y le dijo a la primera persona que pasó que le vendiera uno. “Está complicado estar sola en el 2019. Tenemos muchas formas de lograr coger, ligar o lo que sea. Subes una historia en Instagram y ya tienes a cuatro personas diciéndote cosas”. Esto me lo dijo mientras literalmente me enseñaba una de sus últimas historias y cómo una persona le decía lo hermosa que se veía. Y no sé por qué pero ese mensaje lo cerró con rabia. Ah, luego de ghostear al tipo.

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Andrea, 23, arquitecta

Andrea basa su vida entera en Modern Romance de Azis Ansari y se hizo cargo de recordármelo varias veces. No he leído el libro pero ahora cada vez que vea al señor Azis me voy a recordar de Andrea terriblemente. Está en “una situación difícil” en su relación actual pero está dispuesta a arreglarlo. “No hay manera de explicar cuando estoy enamorada. Lo siento. Yo sé cuando quiero a la persona. Si escucho canciones de amor y pienso en él pues estoy enamorada ja já, es fácil”.

Andrea fue la primera persona en mi ciclo de citas que realmente propuso el plan: me invitó a cenar pizza y tomar cervezas. Luego me invitó a que viera una expo en la que había trabajado en el Museo Franz Mayer, y cada vez que hablaba de su chamba sus ojos le saltaban. “Me ha ido muy bien en el amor” fue una frase que repitió bastantes veces, para luego confesarme que la primera vez que se masturbó fue gracias a algún texto de VICE.

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“El amor es preocuparte por alguien. Disfrutar que exista la persona y celebrar esto. Es como cuando te ríes con alguien y sientes que celebras que esté vivo. Por ejemplo, estuve con una persona que no me hacía reír y realmente no entendí por qué lo hice”, me dijo. Cuando pedimos la cuenta Andrea me dijo que ella pagaba, y que además, el dinero con el que estaba pagando lo había ganado vendiendo fotos de sus pies. Es en serio. Me regaló una foto tipo carnet que se había sacado antes.

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Itzel, 25, estudiante de creación literaria

Itzel es una mujer muy enamorada y se encargó de decírmelo varias veces. En su relación actual no hay un solo problema. Tiene vínculos muy fuertes y grandes que son “bastante difíciles de romper”. Ve al amor como un complemento. Como piezas que se llevan buscando toda una vida y de repente se encuentran. Siente que su relación actual es la más madura y fuerte que ha tenido. Itzel tiene una relación a distancia y, sinceramente no sé cómo (no me ha tocado), la hace funcionar “de maravilla”. “De igual forma disfruto estar sola; no estaría con alguien solamente por estar. Quizás el tener una relación a distancia ayuda a que cada quien tenga su espacio y tiempo y, cuando nos vemos, todo se siente muy bien”.

Tiene un concepto de la fidelidad curioso: dice que esto no existe. Que todo depende de la persona con la que estés. Me dijo que es fiel a su pareja actual y que sí ha sido infiel en algunos momentos de su vida. Fue la cita más rápida que tuve; la tuve que cortar porque se me derramó el café que estaba tomando en todo mi pantalón y me dio bastante pena.

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Arantxa, 32, trabaja en RRHH

“Realmente vine porque esto de tus citas me pareció absurdamente curioso” fue la primera línea que me dio Arantxa, para luego, rápidamente, contarme sobre por qué cortó con su ex pareja y lleva ocho años soltera, sin enamorarse. "Ojo, ocho años no significa que no salga con nadie. Salgo con gente pero hasta ahí no más”. La cité en una cantina hermosa donde solamente suenan canciones decadentes. Me encanta la decadencia y ella se dio cuenta: "Qué lugar tan triste es este, eh”. Bien ahí, Arantxa.

Me contó que la razón por la que cortó con su ex fue que no quería jugar a la casita con él. Hubo un día en que su ex le confesó que quería casarse con ella porque ya no aguantaba las ganas de “llegar a casa, verla a ella cocinando la cena con tres o cuatro hijos”. Para ella esto fue un dealbreaker, ya que no piensa tener hijos nunca. “Pienso que jamás hay que dejar nuestros sueños personales por otra persona. El sueño de mi ex era tener hijos, ¿entonces quién soy yo para negarle esto? Si seguíamos, en algún momento eso iba a dejar de funcionar”. Me confesó que hace días su ex (ese mismo) le escribió por mensajito de Facebook Chat (cómo no), para contarle que tenía varios hijos y que, a las dos, le había puesto los dos nombres que tiene Arantxa (no me dijo el segundo) en su honor.

Terminó la cita con Arantxa contándome sobre lo machistas que eran los hombres latinoamericanos y que por eso le cuesta salir con algunos. Ella terminó de tomar su agua mineral y me dijo que si pagaba yo la cuenta. La pagué y nos fuimos con “Mujeres” de Ricardo Arjona sonando de fondo. Gran cantina.

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Olympia, 26, empresaria

Nunca me había encontrado con un hombre o una mujer tan seguro de sí mismo. Imaginen llegar a una cita y encontrarte con estas joyas: “El éxito me prende. Es difícil convencerme de algo. Tengo que estar con alguien que admire. Siempre. Pienso en mi vida como si alguien fuese a contar una historia sobre mí. Como si estuviese viviendo a 200 años. Quiero escribir un libro acerca de por qué la gente no corta sus relaciones tóxicas y aburridas. Hay que celebrar los divorcios”. Podría seguir con los quotes, pero tengo poco espacio y tiempo. Su última relación me dijo que terminó por “inseguridad más que todo” de su ex pareja. No quiso contarme más. Y eso está bien.

Olympia es una mujer lógica. Cree en conceptos. Ellos moldean lo que piensa y cree sobre el amor y cualquier otra cosa importante o no importante. Ha leído más libros que Google. Tiene más referencias y quotes que yo dinero en mi cuenta. Cuando le pregunté sobre el amor lo primero que dijo fue “química”. Y no solo una: sexual, emocional, espiritual. Todas. No te deja que exista solo una. “¿Si no la pasamos bien para qué vamos a estar con alguien?” Ante tanta claridad yo solo me reía y seguía tomando cerveza. La cerveza funciona en momentos de duda.

La cita terminó con otra frase llena de claridad: “Para estar con alguien tenemos que hacernos bien. Pasarla mejor que cuando estamos solos. En realidad es bien fácil”. Me invitó la cena porque supuestamente la hice reír.

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Erick, 28, A&R de disqueras

Erick es uno de esos soldados que cree en el poliamor y enamorarse a cada rato. Lo envidio un poco. La última vez que estuvo enamorado fue hace muchísimos años y, según él, aún sigue. “Es una especie de amor eterno no correspondido, pero no sé, quizás así estoy mejor”, me dijo mientras ordenábamos los primeros clericots de la tarde. Erick me confesó riéndose que tiene “parejas en España, México o donde sea. Que es bastante divertido poner un pie en un país y contar con alguien”.

Según Erick, es imposible ser fiel en el 2019: “Están las aplicaciones para ligar, las redes sociales y más”. Me comentó que el concepto de la fidelidad debería cambiar en esta época. Que antes ser fiel era visto como una victoria social. Como la regla. La norma. Hoy de a ratos celebran las infidelidades o contar con más parejas. “No siento que vaya con nuestra época y momento tener una sola pareja. Creo que estamos viviendo tiempos que realmente necesitan cambiar la visión sobre el amor y estar en una relación”.

Erick es la persona que he conocido en mi vida que más ha defendido el concepto de tener muchísimas parejas a la vez. Salud por eso.

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Max, 22 años, estudiante de comunicación social

Max fue la cita que con más sonrisas llegó. Me confesó justo a mitad de la cita que venía con la ilusión de ver “qué pasaba” conmigo. “Estoy bastante golpeado por el amor. No me ha tratado bien”, me dijo mientras me preguntó varias veces si quería un café. Me contó bastante preocupado que no entendía por qué sus relaciones no pasaban de la tercera o cuarta cita. O si no, “del tercer o cuarto mes”. Bastante confundido me dijo “es que no sé, hay momentos en que todos se terminan yendo. Mi mamá me dice que pronto llegará el indicado pero realmente estoy perdiendo la fe en eso. En Grindr o donde sea, todo empieza bien pero como que a medida que avanza todo se termina acabando”.

Max está cómodo con su soledad actual. Va al cine solo, hace planes sin acompañante que normalmente la gente haría con alguien más, “porque así acordé con mi terapeuta”. La cita con Max fue como ver una película de relaciones o cuasi relaciones fallidas. Se esmeró por contarme con detalles cómo sus ligues terminaban por desaparecer. Una preocupación constante e importante. Al final traté de decirle que todo iba a estar bien, pero creo que ni yo me creí esa frase.

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Dhania, 27, abogada

Le pregunté a Dhania qué es el amor y me dio la mejor respuesta que alguna persona me ha dado en mis 29 tortuosos años de existencia. Aquí les va: “No sé”. Genia irrefutable. “Cuando pienso en el amor pienso en mi perrita. Es lo primero que se me viene a la mente. Es algo como la incondicionalidad”. Le dije que era lo mejor que había escuchado en todas mis citas y es bastante difícil que alguien mejore esta definición. Perros = amor.

Dhania cree que el poliamor funciona y le cagan las etiquetas. Comulga con los acuerdos. Estar en la misma página con una pareja. “Saber en lo que andamos”. Me dijo que estuvo en una relación dañina y tóxica por muchos años. Que durante un año se levantaba todos los días pensando en que iba a cortar a su pareja, pero no lo hacía. Una relación tóxica. “Estuve mucho tiempo tratando de terminar esa relación, pero no lo hacía. En el momento que sucedió fue porque uno de mis mejores amigos me dijo que mi ex estaba a punto de proponerme matrimonio”. Qué romántico que la idea del matrimonio termine relaciones. Dhania perdonó muchas infidelidades. Incluso me comentó que ella, en primera fila, vio cómo su ex estaba besándose con otra chica que estudiaba lo mismo que ella.

Me platicó con cierta felicidad sobre un viaje que nunca hizo con su ex: viajar a Chicago juntos. “Lo hice sola y me sentí como la mujer más feliz del mundo”. Fue en una de las citas que más me reí, ya que realmente me llena de alegría ver cómo alguien destruye a su ex pareja. Me da vida. Dhania me invitó una Coca Cola sin azúcar y hasta me dio el ride a mi próxima cita.

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Ivanna, 28, periodista

Las relaciones a larga distancia existen. Son comunes. La gente sextea. Se manda videos divertidos. Entonces tenía que tener una cita a larga distancia para realmente entender esta forma de relación. Ivanna vive en Berlín, muy lejos de mí, en una ciudad donde todo funciona mejor y, según ella, “es donde realmente ves la liberación sexual”. Ivanna me platicó varios minutos sobre astrología para luego saltar a comentarme acerca de sus infidelidades. “Sí, es un problema o situación en la que realmente me veo de vez en cuando. La infidelidad solo se siente mal si tiene amor de por medio”.

Ivanna se mudó a Berlín luego de tener una relación a larga distancia. Par de años. Se veían una vez al año por varios días. Cuando por fin vivieron en la misma ciudad esa relación se fue a la mierda. Para ella el amor es más que todo una idealización y un ejercicio voluntario. Luego me dijo con voz fuerte "“el enamoramiento no es amor, Diego”. Para luego decirme mientras se tomaba una cerveza que la monogamia es más que todo “una idea cambiante. Es posible serlo, pero, la pregunta real es, ¿realmente queremos ser monógamos?”

Platicamos casi una hora. En esa hora me comentó acerca de varias Ted Talks y conferencias acerca del amor y desamor. Se las sabe todas. En serio no hay un video en Youtube que no haya visto.

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Luis, 31, trabaja en medios

Soy una persona que capta las energías de otras. O me gusta pensarlo. Luis actualmente está triste. Se ve de lejos. No tienes ni que preguntarle qué hora es para darte cuenta. Apenas me senté y le hice la primera pregunta soltó un suspiro y se notaba que realmente estaba sufriendo. “Aún estoy enamorado de la misma persona. Me fue infiel muchísimas veces”.

Cada palabra que salía de su boca era un lamento sobre su ex. No entendía por qué quería estar con otras personas y no con él. “Él no me decía que yo era atractivo. Cero complementos o palabras bonitas”. Su recuerdo más dolorosa es cuando una persona lo contactó por Facebook Chat para decirle: “Hola, Luis, ¿xxx es tu novio? Porque ayer cogimos”. Luis le contestó que gracias por avisarle.

Me contó que todas las infidelidades de su ex le dolieron. Pero que lo que él realmente quería era saber. Solo saber. Siento que los humanos morimos por saber cosas en momentos desesperados. ¿Cuándo vamos a morir? ¿De qué? ¿Dónde está mi ex? ¿Con quién está? ¿Qué hacen? Es como una intensa necesidad de saber dónde está todo el tiempo una respuesta que probablemente no nos haga bien. Un masoquismo sentimental.

Luis me dijo que se siente solo. Y que no le gusta estarlo. Busca refugio en sus amigos y pareja. Me dijo varias veces que podía dar y ofrecer bastante en una relación. Piensa que el amor se busca. Y que se encuentra.

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