En mayo se celebran en Madrid las fiestas de San Isidro Labrador, patrón de la ciudad y de los agricultores. A este santo la iglesia le atribuye más de un centenar de milagros, entre ellos el don de conseguir agua con facilidad en las tierras vastas de Castilla. Por eso, hoy los madrileños —y turistas de cualquier parte del mundo— aún le rinden culto con la tradicional fiesta de comedera y bebedera.
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Una costumbre tradicional de la celebración es beber agua de la fuente apostada en la ermita de San Isidro. Cada año los madrileños se apropian de la pradera de San Isidro e instalan un pequeño oasis de comida, bebida, baile y familiaridad. Ahí se establecen durante el día, invitando a la gente que pasa a unirse a la fiesta.
Es habitual ver a las personas vestidas como chalupos —solían ser personas muy alegres que ejercían los oficios de florista, cigarrera, carnicero, lavandero, frutero, etc.—. Ella susan blusas blancas ceñidas a la cintura con mangas de farol, vestido de lunares hasta los pies y un pañuelo sobre la cabeza coronada con un clavel. Ellos llevan un chaleco o chaquetilla corta, un clavel en la solapa, pantalones oscuros ajustados, gorra gris con pequeños cuadros, botines y pañuelo blanco al cuello. Los chalupos provenían del castizo barrio de Malasaña, donde la delincuencia campaba a sus anchas allá por el siglo XVI; pero ellos sabían sortear con elegancia, chulería, y cierto tono de picardía, los embites de ese mundo de rateros.Desde ese siglo era costumbre merendar chorizos asados, bocadillos de calamares —típicos y obligados en estas fechas—, encurtidos, banderillas de aceitunas con berenjenas y pepinillos, codillo madrileño y los clásicos, no aptos para olfatos y estómagos débiles: galllinejas y entresijos (tripas e intestinos del cordero). Y para el postre no faltan nunca las famosas rosquillas: las del santo, las tontas, las listas las de Santa Clara y las cubiertas de nata, fresa o café. Y para beber, cerveza con limón y vino en garrafa. Después solo queda bailar chotis, el baile típico de los chulapos.LEE MÁS: La comida es cada vez más importante en los festivales de música
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