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No necesitaba otro hombre en mi vida. Ya tenía un esposo y un novio. Ya contaba con chicos que podía cogerme cada vez que quisiera. Ya tenía suficientes hombres.Enamorarme de Jon me enseñó que mi capacidad para amar a otras personas era infinita, y que cuanto más amor experimentaba, mayor era mi amor por Alex. Alex es mi alma gemela, mi marido y mi mejor amigo. También sigue siendo el hombre más sexy que haya visto nunca.Cuando empecé a salir con Alex, quería ser la única persona que amara, la única persona que quisiera, el centro de su mundo. El problema con ese escenario es que nunca fui capaz de devolver el favor. He puestos los cuernos en todas las relaciones que he tenido.Madurar significaba ser honesto sobre quién soy, que a su vez significaba que tenía que aprender a aceptar a mis parejas por lo que eran, incluso si era incómodo de llevar a cabo. Significaba aceptar que no iba a serle fiel a una sola persona, y aprender a ser honesto sobre ese tema con la gente que amaba.
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Recientemente, las cosas han sido difíciles entre nosotros. Siempre había pensado que Alex y yo éramos buenos para permitirnos ser quienes somos, para salir y experimentar el mundo como individuos y no como personas atrapadas dentro de los confines de un matrimonio. Pero teníamos miedo de no ser amados, de no ser lo suficientemente buenos, de ser abandonados. Nos obligábamos el uno al otro a entrar en moldes que no se ajustaban a la realidad de nuestras personalidades. Tratábamos de cambiarnos el uno al otro con base en nuestras propias necesidades e inseguridades.
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Fue entonces que me habló de Greg, que vive en Los Ángeles. Él y Greg habían conversado. Había estado pensando que le gustaría invitar a Greg a Spokane para pasar un fin de semana.Le tomó a Alex cuatro minutos decir todo lo que tenía que decir. Cuatro minutos contra mis treinta. El hombre es sucinto.Me imaginé a Greg y Alex pasando un fin de semana juntos. Me permití sentir dolor y luego ira, pero esas emociones sólo duraron unos segundos. Lo que las reemplazó fue felicidad por mi marido. Y empatía: estaba solo en Spokane. Era difícil estar lejos de mí y Jon, de su vida. Me sentí contento de que hubiera alguien más ahí para cuidarlo. Quiero que Alex tenga todo el amor del mundo. Entre más personas haya para abrazarlo, más seguro estará.Le deseo eso a todos. A Alex y Jon, y a Conor también. Quiero que sean amados y felices. Ya no tenía que ser yo al único que quisieran, al único que amaran. Entre más gente tengamos, entre más amor, más sexo, más amistad, abrazos y besos, más seguros estaremos todos.
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